Añadir color a los labios a través de pigmentos naturales es posible, gracias a un procedimiento cosmético similar al tatuaje, pues se deposita el color en los labios utilizando agujas pequeñas.

Conocido también como lip blushing, tatuaje de labios o micropigmentación, se diferencia del tatuaje tradicional en que es una mejora cosmética. Se enfoca en cambiar el color y a veces la forma de los labios para devolverles atractivo y juventud.

Todos los labios son diferentes, no hay un estándar que diga que son más bellos dependiendo del grosor, la intensidad del color, la textura o la forma. Pero hay muchas razones para querer cambiar su aspecto, entre estas, ocultar una cicatriz o unificar el color.

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Antes de decidirse, considere su tolerancia al dolor (recuerde: pequeñas agujas) y su presupuesto, pero, sobre todo, su estado de salud, el lugar en el que va a hacerse el procedimiento y los profesionales que estarán a cargo.

Una opción en Guayaquil

Carolina Irigoyen, propietaria de Miss Lashes Cejas y Pestañas, sitio que ofrece, entre otros servicios, la dermopigmentación de labios, asegura que cada una de sus clientas es evaluada gratuitamente antes del procedimiento. Entonces, se les dice si son candidatas o no a realizárselo. “No todos pueden hacerse ese tipo de tratamiento, por ejemplo, quienes sufren de piel queloide, embarazadas o en lactancia exclusiva; tampoco quienes padecen de diabetes o hipertensión no controlada”, subraya.

Una vez definida la necesidad y preferencias del cliente, se procede a realizar un diseño con un lápiz cosmético que simulará el resultado final. “Si quiere ensanchar sus labios, remarcarlos o rediseñarlos, si es que son muy finos, o si quiere emparejar el volumen entre el superior e inferior. Hacemos un prototipo con lápiz cosmético”, explica.

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Antes de iniciar el proceso, se aplica únicamente anestesia tópica (o en crema) y, una vez que ha hecho efecto, el dermógrafo aplica el pigmento (en su caso, importado, como parte de la franquicia internacional). “Hay quienes ponen tinta; la tinta no es recomendable en el rostro, se debe reservar para tatuajes. Los pigmentos tienen compuestos diferentes y se comportan y actúan de una manera diferente”, sostiene.

Asimismo, trabajan con una aguja única y desechable por persona, que varía dependiendo del trabajo a realizarse. “La técnica en función al objetivo final es muy importante, y para la técnica también existen las herramientas específicas y exclusivas”, agrega.

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Tras un proceso de cicatrización y descamación, el color final aparecerá. La especialista sugiere no dejarse llevar por el resultado inmediato, sino esperar. Mientras tanto, una vez realizado el procedimiento, la clienta debe evitar exponerse al sol, hacer uso de piscinas o saunas, así como la ingesta de alimentos que puedan provocar una infección alimentaria.

Luego de 30 o 40 días de la primera intervención, se debe acudir a un retoque. “Para sellar el color al 100% en función a cómo se ha comportado la cicatrización de la mucosa de la boca”, detalla.

Los resultados se lucirán durante un plazo de entre 12 y 18 meses. Aclara, sin embargo, que no se trata de un proceso quirúrgico, en el caso de quienes acuden para corregir cicatrices dejadas por labio leporino, todo el tratamiento es exclusivamente tópico. “No hay corte, ni bisturí y no es permanente”, resalta.

Su valoración médica es primero

La dermo o micropigmentación es una forma de tatuaje, explica la dermatóloga Blanca Almeida Jurado. “Mediante esta técnica se introducen pigmentos en la dermis, la segunda capa de la piel”.

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Esto último es clave para que el color se mantenga. De hacerlo muy superficialmente, en la epidermis, se estaría trabajando sobre un estrato que se renueva cada 28 días, y el color se iría en 3 o 4 semanas.

Es utilizada en dermatología cosmética con la finalidad de camuflar los efectos de ciertas patologías: el vitiligo (siempre y cuando sea vitiligo estable, puntualiza la doctora Almeida) o para disimular alguna cicatriz. “Aunque la mayoría de las veces se realiza con fines puramente estéticos, también puede ser útil más allá de eso”.

En un centro avalado por la autoridad de control sanitario, puede brindar ayuda en la terapia médica. Sin embargo, el aval no siempre significa que el procedimiento será seguro: también depende de que el personal esté consciente de las normativas de higiene y esterilización de instrumentos.

El riesgo de transmisión de infecciones por hongos o bacterias puede suceder; por otra parte, puede ocurrir que el personal cumpla con las reglas, pero el producto (tinte) esté contaminado”, amplía Almeida. Entonces, también es necesario que el centro utilice productos de procedencia certificada.

“Y por último, pero no menos importante, depende de ciertos factores del individuo”. Si usted tiene antecedentes de infecciones por herpes simple (conocido comúnmente como fuego), debe saber que este se reactiva ante el traumatismo ocasionado por el procedimiento de pigmentación.

Si tiene otras infecciones virales, como el molusco contagioso o las verrugas, podría producirse autoinoculación (infectarse a sí mismo).

También se observa el fenómeno de Köebner, en casos de psoriasis o liquen plano. La enfermedad se replica en los labios o cualquier sitio donde ocurra un trauma (como en el procedimiento de pigmentación).

El pigmento, finalmente, puede producir reacciones inflamatorias, no siempre inmediatas. “Las verdaderamente preocupantes son las retardadas”, dice Almeida, “semanas o incluso años después del tatuaje”. Puede ser una dermatitis alérgica de contacto, que durará mientras haya rastros del pigmento en la piel, o reacciones granulomatosas, que se originan en el sistema inmune.

“Como se puede ver, a pesar de que es algo relativamente sencillo, es necesario que usted sea valorado por el dermatólogo u otro médico relacionado a fin de descartar patologías de tipo autoinmune”. (I)