La educación emocional nos ayuda a saber cuál es la mejor estrategia que podemos adoptar en situaciones difíciles. Es posible aprenderlo desde la niñez, y conservar esta habilidad hasta la edad adulta. Mientras más pronto, mejor para nosotros y para los que tenemos cerca.

Para los niños pequeños, menores de 5 años, es bueno aprender a través de su fantasía natural, porque así podrán explorar y aceptar toda la gama de emociones, como apego, dependencia, ira, protesta y miedo.

Escuchando cuentos, cantando y jugando no solo asumirá identidades diferentes, sino que asignará cualidades y emociones de vida a los objetos inanimados, como un árbol, un reloj, un camión o la luna. Pregúntele por qué la luna sale por la noche, por ejemplo, y podría responder: “Para saludarme”.

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La Academia Americana de Pediatría recomienda tomar con naturalidad la capacidad fantasiosa de los niños. No se sorprenda si su preescolar le presenta a uno de sus amigos imaginarios. “Algunos niños tienen un solo compañero de fantasía hasta por seis meses, algunos cambian sus compañeros de juego imaginarios todos los días y otros nunca llegan a tener uno o en su lugar prefieren animales imaginarios”, sugiere la AAP.

A menudo se cree que estos amigos invisibles son una señal de soledad o malestar emocional, especialmente cuando el niño es hijo único. Pero en realidad son una forma muy creativa para que su hijo represente diferentes actividades, líneas de conversación, comportamiento y emociones.

También notará que, a lo largo del día, el niño y la niña pasa libremente de la fantasía a la realidad. En ocasiones, puede llegar a involucrarse tanto que su experiencia de juego incluso puede extenderse a la vida real. Una noche estará convencida de que ella es Cenicienta, otro día puede que llore al escuchar una historia de fantasmas que cree que es verdad.

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Si bien es importante tranquilizarlos cuando están asustados o molestos por un incidente imaginario, tenga cuidado de no burlarse. Esta etapa en el desarrollo emocional es normal y necesaria, y no se debe desalentar.

Sobre todo, no bromee con “encerrarlos si no comen su comida” o “dejarlos botados si no se apresuran”. Ellos creen todo lo que usted les diga y se sentirán aterrorizados.

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De vez en cuando, trate de participar en el juego de fantasía de los niños. Al hacerlo, usted puede ayudarlos a encontrar nuevas formas de expresar sus emociones e incluso resolver algunos problemas.

Por ejemplo, puede sugerir “enviarla a la escuela con su muñeca” para ver cómo se siente sobre asistir a la escuela preescolar. Sin embargo, no insista en imponer una idea de juego. Para el niño, parte de la alegría de la fantasía es tener el control sobre estos dramas imaginarios, por lo que si usted le propone alguna idea de un juego imaginario, deje que haga con esto lo que más le guste.

Cuando los niños le pidan que juegue con ellos, es clave que la participación de usted sea menor. Que el mundo de su juego sea el lugar donde ellos decidan.

De vuelta a la vida real, hágale saber a su niño en edad preescolar que está orgulloso de su nueva independencia y creatividad. Háblele, escuche lo que dice y muéstrele que su opinión importa. Dele opciones siempre que sea posible, sobre los alimentos que come, la ropa que usa y los juegos que juegan juntos. Hacerlo le dará un sentido de importancia y la ayudará a aprender a tomar decisiones.

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Sin embargo, mantenga sus opciones simples. Por ejemplo, cuando vayan a un restaurante limite sus opciones a dos o tres elementos. De lo contrario, no podrá decidirse. Una visita a una heladería o tienda de helado que vende varios sabores puede convertirse en un problema si no limita sus opciones.

Los niños y los juegos sobre la violencia

Una de las mejores maneras de cultivar la independencia de los niños menores de 5 años es mantener un control bastante firme en todas las áreas, dando al mismo tiempo cierta libertad. Hágale saber que usted sigue estando a cargo y que no espera que ellos tomen las decisiones importantes.

Cuando su amigo los rete a subirse a un árbol, y tengan miedo, será reconfortante que sea usted quien diga no, de manera que no sienta la necesidad de admitir sus temores. A medida que el niño vence muchas de sus ansiedades tempranas y se vuelve más responsable en la toma de sus propias decisiones, puede darle un poco más de control. Mientras tanto, es importante que se sienta seguro y protegido.

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A medida que crezca y se acerque a la meta de los 5 años, el niño podrá pasar de la realidad a la fantasía una y otra vez sin confundirlas.

Es posible que los juegos de representación se vuelvan más complejos. No se sorprenda si los niños experimentan con juegos de fantasía que implican alguna forma de violencia: la guerra, policías, atrapar dragones o enemigos imaginarios.

Algunos padres prohíben a sus hijos jugar con armas de juguetería, solo para descubrir que simplemente apuntan con el dedo y gritan “bang, bang”. No entre en pánico por estas actividades. Esto no evidencia que los niños sean violentos. Un niño no tiene real idea de lo que es matar o morir. Para él o ella, las armas de juguete son una manera de ser competitivos y aumentar su autoestima.

¿Cómo sé que mi niño tiene buena autoestima?

Si quiere un indicador del desarrollo de la autoconfianza de su hijo, escuche la forma en que le habla a los adultos, indica la AAP. En lugar de dudar, ahora probablemente sea amable, conversador y curioso.

También es probable que sea especialmente sensible a los sentimientos de otras personas, adultos y niños por igual, y disfrute al hacer felices a las personas. Cuando ve que están lastimados o tristes, lo que hará es mostrar compasión y preocupación. Esto probablemente se manifestará como un deseo de abrazar o “besar donde se lastimaron”, porque esto es lo que él más desea cuando se lastima o está triste.

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A la edad de cuatro y cinco años, su niño en edad preescolar también puede comenzar a mostrar un gran interés por la sexualidad básica, tanto la propia como la del sexo opuesto. Podría preguntar de dónde vienen los bebés y sobre los órganos implicados en la reproducción. Es posible que quiera saber de qué manera los cuerpos de los niños y las niñas son diferentes.

Cuando se enfrente a este tipo de preguntas, responda con términos sencillos pero correctos. Un niño de cuatro años, por ejemplo, no necesita saber los detalles acerca de las relaciones sexuales, pero debe sentirse en libertad para hacer preguntas, seguro de que va a recibir respuestas directas y precisas.

Junto con este aumento de interés en la sexualidad, probablemente también juegue con sus genitales e incluso puede demostrar un interés en los genitales de otros niños. Estas no son actividades sexuales adultas, sino signos de curiosidad normal y no justifican un regaño o castigo.

¿En qué punto los padres deben establecer límites a esa exploración? Esto es propiamente un asunto de familia. Sin embargo, los niños deben aprender lo que es socialmente apropiado y lo que no lo es. Así, por ejemplo, puede decidir decirle a su hijo:

  • El interés en los órganos genitales es natural, pero la desnudez y el juego sexual en público no son aceptables.
  • Ninguna otra persona, incluidos los amigos cercanos y familiares, puede tocar sus “partes privadas”. Las excepciones a esta regla son los médicos y enfermeros durante los exámenes físicos y sus propios padres cuando están tratando de encontrar la causa de cualquier dolor o molestia que él sienta en el área genital.

Casi al mismo tiempo, su hijo también puede llegar a fascinarse con el progenitor del sexo opuesto. Es de esperarse que una niña de cuatro años compita con su madre por la atención de su padre, al igual que un niño pueda competir por la atención de su madre. Este comportamiento llamado edípico es una parte normal del desarrollo de la personalidad a esta edad y desaparecerá por sí solo si los padres lo toman con calma. No hay por qué sentirse amenazado o celoso por ello. (F)