Los traumas provocan que la mente trabaje demasiado. El cerebro intenta bloquear partes de un accidente: el rocío del cristal hecho añicos cuando un auto se estrelló con otro, el olor del humo... En ocasiones, las personas con trastorno de estrés postraumático (TEPT) restringen su vida y evitan calles, olores o canciones que les hacen pensar en lo que han vivido. Pero los recuerdos se hacen presentes: en pesadillas, visiones retrospectivas y pensamientos intrusivos.

Desde que el TEPT se incluyó en el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales, en 1980, los terapeutas han encontrado una serie de terapias que ayuda a la gente a afrontar los recuerdos traumáticos.

A lo largo de la década pasada, un tratamiento poco convencional en apariencia ha llegado a formar parte de las terapias establecidas. La terapia de desensibilización y reprocesamiento por movimientos oculares, mejor conocida como EMDR, por sus siglas en inglés, podría parecerle descabellada a un observador. Esta práctica consiste en convencer a la gente de que procese los recuerdos traumáticos mientras interactúa de manera simultánea con imágenes, sonidos o sensaciones que activan ambos lados del cerebro.

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Tal vez los pacientes mueven los ojos de un lado a otro siguiendo el dedo del terapeuta o los fijen en explosiones de luz que aparecen de manera alternada en los costados de una pantalla. La idea es que el cerebro del paciente se afiance en el momento actual mientras recuerda el pasado.

En los últimos años, la EMDR ha llamado mucho la atención gracias, en parte, a una mayor demanda de tratamientos para los traumas durante la pandemia y a las celebridades que han compartido sus experiencias. El príncipe Enrique filmó una sesión de EMDR para una serie documental con Oprah.

Sandra Bullock mencionó que recurrió a la EMDR después de que un acosador irrumpió en su casa en 2014. La actriz de The Good Place Jameela Jamil escribió en Instagram en 2019 que la EMDR le “salvó la vida”.

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Tal vez los pacientes que buscan la EMDR lo hacen a partir de otra fuente: The Body Keeps the Score (’El cuerpo lleva la cuenta’), el influyente libro acerca de los traumas que ha permanecido durante más de 200 semanas en la lista de libros más vendidos de The New York Times.

Bessel van der Kolk, el autor del libro, promueve el tratamiento como uno de los modos más eficaces de combatir los síntomas del TEPT. “En realidad, ya no es un tratamiento innovador. Es algo muy bien establecido”, señaló.

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¿Qué es la EMDR?

En 1987, cuando afrontaba sus propios recuerdos perturbadores, la psicóloga Francine Shapiro desarrolló la EMDR experimentando primero con ella misma, moviendo los ojos de un lado a otro al caminar por el parque. Luego, poco a poco, empezó a llevar el tratamiento a otras personas.

Los terapeutas aplican la EMDR en ocho fases que, por lo general, se desarrollan en un lapso de seis a doce sesiones, aunque esa cifra varía de una persona a otra. Cada sesión dura entre 60 y 90 minutos, aproximadamente. Primero, el terapeuta pregunta sobre los desafíos actuales del paciente a fin de reunir información relacionada con su historia y luego propone un plan de tratamiento, explicó Deborah Korn, terapeuta y coautora de Every Memory Deserves Respect.

Tal vez el paciente tenga que “retroceder en su mente” a algo previo a sus síntomas actuales, comentó Korn, y analizar algún arrebato emocional reciente o un ataque de pánico con el fin de aislar los detonadores que los provocaron. El objetivo es identificar un recuerdo traumático que el paciente pueda superar en las fases posteriores de la EMDR.

Los pacientes se concentran en las sensaciones y emociones que experimentan mientras piensan en ese aspecto al tiempo que realizan varias actividades, como mover los ojos, darse palmaditas en el cuerpo o escuchar un pitido distante que alterna de un oído a otro.

“La mayor parte de la gente no llega diciendo: ‘Quiero ocuparme de mis recuerdos traumáticos de los 5 a los 11 años’”, explicó Korn. “Más bien dicen: ‘Soy muy desdichado’”.

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Después, el paciente y el terapeuta diseñan estrategias para afrontarlo, como ejercicios de respiración o meditación que ayuden a combatir la disociación, los cuales el paciente puede utilizar si se angustia durante las sesiones o entre una sesión y otra.

Ya que se determinan esas estrategias, casi siempre después de una o dos sesiones, el terapeuta le pide al paciente que recuerde el aspecto más difícil del evento traumático. Podría ser una imagen, un sonido o un olor que se inmiscuya en sus pensamientos con mayor frecuencia; para algunos pacientes, el recuerdo más vívido relacionado con algún trauma tuvo lugar justo antes de que ocurriera el evento, afirmó Sanne Houben, investigadora de la Universidad de Maastricht que estudia la EMDR.

Los pacientes se concentran en las sensaciones y emociones que experimentan mientras piensan en ese aspecto al tiempo que realizan varias actividades, como mover los ojos, darse palmaditas en el cuerpo o escuchar un pitido distante que alterna de un oído a otro. Por lo general, cada serie de estos estímulos bilaterales dura entre 30 y 60 segundos.

El terapeuta le pregunta de manera periódica al paciente lo que está notando o sintiendo, y lo exhorta a ver ese recuerdo desde una perspectiva del día de hoy. “Si dices: ‘Yo tuve la culpa’, quizás el terapeuta te pregunte cuántos años tenías y si en verdad crees que podías protegerte cuando eras niño”, comentó Vaile Wright, directora principal de Innovación en la Atención Médica en la Asociación Estadounidense de Psicología. “No se trata solo de quedarse quieto y pensar sobre el recuerdo”.

¿Cómo funciona la EMDR?

Hacer que el paciente reviva el pasado a propósito no es una característica exclusiva de la EMDR; la mayoría de las terapias para tratar el TEPT, como la terapia de procesamiento cognitivo y la de exposición prolongada, alientan a los pacientes a “ir activamente hacia el trauma”, señaló Shaili Jain, una especialista en TEPT de la Universidad de Stanford. Revivir el trauma puede activar la respuesta del cuerpo al estrés: se disparan los niveles de cortisol y se acelera el ritmo cardiaco. Pero, con el tiempo, es posible que el proceso poco a poco te desensibilice de tus recuerdos, lo que hará que tu cuerpo se habitúe al estrés y la ansiedad que experimentas cuando te enfrentas a algo que te recuerda ese trauma.

“La reacción de lucha o huida disminuye bastante, así que vuelves a tomar el control de tu vida”, señaló Jain. “En vez de propagar detonadores”. Con la EMDR, en teoría, el componente añadido de la estimulación bilateral ancla al paciente en el momento actual mientras se enfrenta al trauma.

“Nosotros empleamos la frase: ‘Un pie en el presente y otro en el pasado’”, comentó Marianne Silva, trabajadora social clínica y profesional de la EMDR en el Sistema de Atención Médica del Departamento de Asuntos de los Veteranos de Nueva Inglaterra.

La estimulación bilateral tiene que ser lo suficientemente persuasiva como para desviar la atención de los pacientes, pero no tan abrumadora como para que se enfoquen por completo en ella. Por ejemplo, las tablas de multiplicar requerirían demasiado esfuerzo, explicó Richard McNally, profesor de Psicología en la Universidad de Harvard.

¿Es eficaz la EMDR?

En la actualidad, por lo general, los terapeutas consideran que la EMDR es un tratamiento eficaz para tratar los traumas. La Organización Mundial de la Salud y la Asociación Estadounidense de Psicología la han recomendado para las personas que padecen TEPT, y han publicado lineamientos para la aplicación del tratamiento.

En Inglaterra, el Instituto Nacional de Salud y Cuidados de Excelencia, una autoridad muy rigurosa en el campo de la psicología, cataloga a la EMDR como una herramienta para los adultos que enfrentan algún trauma y para los niños que no han respondido a la terapia cognitiva conductual enfocada en los traumas.

Sin embargo, los científicos debaten si la EMDR es más eficaz que otros métodos para tratar los traumas. Pim Cuijpers, profesor de Psicología Clínica en la Universidad Libre de Ámsterdam, analizó casi 80 estudios sobre la EMDR y descubrió que, aunque las investigaciones señalaban los efectos positivos del tratamiento, “en realidad es muy mala la calidad de las investigaciones”, apuntó.

Cuijpers mencionó que muchos tratamientos psicológicos carecen de estudios rigurosos, pero la evidencia para la EMDR era en especial débil; el tamaño de las muestras era muy pequeño y había posibles sesgos por parte de los terapeutas que realizaban la investigación.

También afirmó que, aunque es muy probable que la EMDR sea eficaz, no es recomendable respaldar de manera incondicional la evidencia que hay detrás del tratamiento. Además, existen pocos estudios que demuestren que la EMDR funciona a largo plazo, aseveró Henry Otgaar, un investigador y profesor de Psicología Forense en la Universidad de Maastricht, en los Países Bajos.

Sin embargo, hay pacientes y terapeutas que confían ciegamente en este tratamiento, además de suficientes “datos sólidos” para respaldarlo, comentó Jain. Según Wright, los pacientes afirman tener menos síntomas de TEPT, así como menos visiones retrospectivas y pensamientos intrusivos después de las sesiones.