La desnutrición infantil crónica (DIC) es uno de los mayores problemas de salud pública en Ecuador, según ha declarado la Unicef, pues afecta al 27,2 % de los niños menores de 2 años.

La curva de esta condición no se ha movido desde 1993, a pesar de varios programas de salud gubernamentales. Entre 2014 y 2018 incrementó de 24,8 % a 27,2 % en niños menores de 2 años y a uno de cada cuatro menores de 5 años en el Ecuador, y así permanece.

La DIC tiene impacto a largo plazo, declara Unicef. Sus signos son el bajo peso, la descamación de la piel, la caída del cabello. “Vemos a un niño poco activo, con tendencia a la somnolencia, tal vez palidez, con afecciones virales o bacterianas a repetición”, indica el nutricionista pediatra Vladimir Vélez.

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Así como hay pérdida en el tamaño del músculo, hay daños en la dentadura. “Las piezas dentales de estos pacientes empiezan a resquebrajarse, y toman una coloración diferente: amarillenta, anaranjada, rojiza”, describe el doctor Vélez.

Unicef indica que el camino hacia la rectificación de la DIC en Ecuador pasa por políticas públicas que garanticen un ambiente de cuidado y afecto, estimulación para el desarrollo, acceso a agua potable y saneamiento, lactancia materna, seguimiento médico desde el embarazo, cumplimiento del plan de vacunación y, por supuesto, la alimentación.

Un niño puede llegar a este estado por una suma de causas, además de la pobreza.

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  • Falta de formación de los padres. “La alimentación de calidad empieza en los primeros días de vida o más aún, antes de ser padres. La información que usted maneje es muy importante: de 0 a 6 meses debería ser lactancia materna exclusiva, esto significa no introducir nutrientes que al niño no le aportan, como avena o agua con leche”. A partir de los 6 meses, continúa el pediatra, los niños empiezan a comer frutas y vegetales, y asegura que no hay por qué temer a esta transición. “Su niño ya necesita más proteínas, grasas e hidratos de carbono. Sugiere dar al niño frutas varias, para que él pueda elegir e iniciarse en alimentos sólidos. “Nos irá muy bien con el Baby Led Weaning (en que el bebé selecciona su comida y empieza a despegarse de la lactancia). Cuando el bebé consigue la destreza de rumiar y deglutir, nos da pie a progresar con otros alimentos, tanto así que al año de edad lo tendremos como un miembro más de la mesa del hogar”.
La desnutrición infantil crónica afecta al 27,2 % de los niños menores de 2 años en Ecuador. Foto: Shutterstock
  • Falta de promoción de una alimentación de calidad. Vélez explica que hay mucho temor al atragantamiento, pero esto se irá disipando a medida que el niño adquiera destrezas. “Por eso, desde el primer minuto de vida el niño debe ser valorado por un profesional para saber si su peso, talla y masa corporal van de acuerdo con su edad, mes a mes”. Una alimentación de calidad, a partir de los 6 meses, introduce la carne blanca (pollo, pescado). A los 8 podría probar carnes rojas, dependiendo de su desenvolvimiento. Ofrezca variedad, pero sepa que importa también la forma en que presenta la comida: los purés, licuados, jugos y sopas están bien, siempre que no impidan que el niño coma alimento sólido.

Preparar las condiciones de vida del niño desde antes de ser padres

La pediatra e investigadora de nutrición infantil Mercedes Gordillo A. enfatiza también la prevención, que no empieza desde el nacimiento ni en el embarazo, sino antes. La mujer que planea embarazarse debe ir a ese proceso con una nutrición correcta.

La desnutrición infantil tiene mucho que ver con el estado general de salud de la madre desde antes del embarazo. Foto: Shutterstock

La médica recomienda una alimentación balanceada y el uso del ácido fólico antes de esta etapa y durante ella. “Porque cuando el niño ya esté desnutrido, enfrentaremos muchos problemas”, entre ellos, un pobre desempeño cognitivo, ya que esta es la etapa en que el cerebro está desarrollándose. O como sostiene Unicef Ecuador: “Una vez que el retraso en el crecimiento es diagnosticado, no hay marcha atrás”.

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“Los cinco primeros años del niño son sagrados”, asegura Gordillo, pues de la alimentación en esta etapa dependerá mucho la capacidad de aprendizaje y la talla final, indica la pediatra, autora del Tratado teórico práctico de nutrición infantil, publicado por la Universidad de Guayaquil.

Los niños se benefician de la leche materna, que para Gordillo es la opción sin rival hasta los 6 meses, en que se volverá parte de la alimentación complementaria hasta el primer año; a partir de entonces, los pequeños estarán en capacidad de integrarse a la alimentación familiar, y adquirir proteínas de alimentos como la leche entera (esto último hasta los 6 años).

Foto: Shutterstock

Es importante cerciorarse de que el niño llegue a la etapa de la pubertad con un peso y talla adecuados, porque entonces entrará a la fase de crecimiento final, que será hasta los 21 años, aproximadamente. “En la adolescencia también hay requerimientos nutricionales”, proteínas de origen animal y vegetal (granos)”.

¿Necesitan suplementación los niños? Gordillo afirma que sí, y tiene una recomendación sencilla y poco costosa: el complejo B, para el desarrollo del sistema nervioso.

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Los dos lados de la malnutrición infantil en Ecuador

Vélez hace notar que en las zonas urbanas hay muchos más casos de niños con sobrepeso. “Han aumentado las tasas de obesidad, mientras que en pacientes de zonas rurales ha subido la tasa de niños desnutridos. Por eso no tener información dificulta nutrir a nuestros niños”.

Mientras que los niños en las ciudades consumen gran cantidad de alimentos ultraprocesados, con alto aporte calórico. “Una lonchera adecuada para su nene no puede tener las calorías de un almuerzo, con yogur, cereales, chocolatada y galletas. Solamente debería llevar una fruta y una botella con agua; se supone que es un aperitivo, nada más, o el niño irá a casa lleno y no querrá almorzar”.

En cambio, los chicos de las zonas rurales no tienen una proximidad a alimentos de calidad, están supeditados a muchos hidratos de carbono, y les hacen falta las proteínas. En opinión de Vélez, la educación de los futuros padres es la manera de empezar a cambiar la tasa de DIC. “No es que en el campo no se pueda comer bien, es que no hay la información adecuada, no hay una buena promoción de la salud”.

Cuando el bebé desnutrido no es captado a tiempo con los exámenes de peso, talla y masa corporal, reafirma el médico, puede llegar a la edad escolar con déficit cognitivo. (I)