Los jóvenes suelen dejarse arrastrar a desafíos de valentía que a veces pueden volverse verdaderamente peligrosos, y que por estos tiempos resultan aún más difíciles de controlar que antes.

Contener la respiración ante la cámara o estrangular hasta el desmayo son algunos ejemplos. El llamado juego del desmayo -también conocido como blackout challenge- es solo una de las peligrosas tendencias que se propagan a través de las redes sociales.

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Desde el punto de vista del psicólogo Michael Thiel, estos challenges (desafíos) constituyen también pruebas de valentía. En una entrevista, este experto alemán que trabaja con niños, jóvenes y familias, explica qué se esconde detrás de ellos y cómo los padres pueden proteger a sus hijos.

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¿Qué es lo que lleva a los jóvenes a involucrarse en este tipo de pruebas?

Michael Thiel: Justamente entre los jóvenes púberes se trata siempre por un lado de elevar la oscilante autoestima. Y, por el otro, también se trata de pertenecer (a un grupo). “Quiero ser parte de la comunidad. Y si un reto de valentía es necesario, le haré frente”. Los jóvenes, en particular, anhelan atención, recompensas, elogios y un sentimiento de pertenencia. Y también ser especiales. Estas pruebas de valor son en realidad pruebas de sumisión: uno se somete a la presión del grupo. Los verdaderamente valientes se negarían y dirían claramente “¡no!”.

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Una nueva forma que adaptan estos retos son los denominados challenges, que se pueden encontrar en Internet. Por ejemplo, uno de estos desafíos es haber bajado una determinada cantidad de peso en un lapso de tiempo.

O el roofing, que gira en torno a escalada y posado sin seguridad en rascacielos y obras de construcción. La transición entre desafío y prueba de valentía es fluida.

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Las pruebas de valor que tienen lugar hoy en día suelen tener una meta: ser grabadas con el teléfono, ser difundidas en internet y lograr la atención y los clics correspondientes.

Esta comparación inmediata en cuestión de segundos nunca fue tan fácil gracias a nuestra técnica como ahora, con las cifras de clics y seguidores revelando de inmediato si se tuvo éxito o no con la iniciativa.

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¿Se volvieron más peligrosas estas pruebas de valor con las redes sociales, por ejemplo TikTok?

Thiel: Sí, todo ha alcanzado una calidad distinta. Las pruebas de valentía son menos controlables a través de las redes sociales. Cuando antes se hacía uno de estos retos, entonces uno se relacionaba con personas reales. Y probablemente el grupo ayudaba cuando algo iba mal.

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Pero hoy en día, los challenges se realizan de modo aislado. El joven se encuentrado sentado, solo, en su dormitorio y comienza -estimulado por Internet y otros- a desarrollar ideas sobre cómo puede realizar las mejores pruebas de valor. Así que tal vez se manipula o pone en riesgo su propia salud con desafíos para bajar de peso.

Si las pruebas de valor son hoy en día menos controlables, ¿cómo pueden entonces brindar protección los adultos?

Thiel: Me gustaría que los padres ya mucho antes de la pubertad estimulen a sus hijos a volcarse a sus capacidades y talentos. Si, por ejemplo, alguien es bueno haciendo deportes y es promovido en un club, entonces puede encontrar sus challenges y su confirmación en un marco relativamente poco peligroso. Los niños pueden encontrar allí las fuentes para su propia autoestima y demostrar lo buenos que son.

Es importante, por lo tanto, mantener un contacto continuado con el niño desde antes de la pubertad y construir un vínculo seguro. Por lo general, si un joven se siente respetado y querido, frecuentemente es menor la necesidad de una confirmación extrafamiliar.

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Las conversaciones en familia, por ejemplo durante las comidas conjuntas, sobre los peligros y las propias experiencias del niño, pero también sobre sus éxitos y capacidades, estabilizan asimismo la autoestima del menor y le proporcionan una visión realista de los posibles peligros.

E incluso cuando en la pubertad la opinión de la pandilla o del grupo es quizás más importante que la de los padres, el joven directamente ni se volcará a estos retos peligrosos, porque cuenta con el suficiente valor para decir no.

Pero, en caso que uno de estos peligrosos desafíos tenga lugar, no se asuste y muestre así su propia preocupación, sino explique con calma el punto de vista de los padres de la forma más realista y honesta posible. Por regla general, se trata de retos en la red que vuelven a desaparecer rápidamente.

Los padres también deberían dejarle en claro a su hijo: “Aquí traspasaste un límite, me preocupo por ti y por tu salud. Si quieres hacer algo que te parece extraño, entonces dirígete a mí y lo hablaremos”.

Los jóvenes suelen querer decidir por su propia cuenta. Pero, si tienen el contacto y la confianza con sus padres, aumenta la posibilidad de que busquen un consejo en el momento en que se sientan inseguros.

El rol de los padres: construir un cerebro saludable

Los padres sí pueden ayudar a sus hijos en su desarrollo intelectual. Converse con ellos sobre los retos, en vez de simplemente prohibirles que lo mencionen o que los realicen. Deje que argumenten. Pregúnteles calmadamente qué piensan de los desafíos. Hablen de las posibles consecuencias y de quién tendría que pagar por ellas, lo que haría falta en caso de que su integridad física o mental saliera lesionada. Sí, ponga límites claros y las sanciones que habrá si son traspasados.

Si su hijo muestra interés en cierto reto, desmenucen cada paso de esa actividad, pregúnteles cuál sería el peor desenlace, y qué harían una vez que esto sucediera. Pregúnteles también qué ganarían si tuvieran el esperado éxito, y si los likes compensarían a la visita a la sala de emergencias.

Sí, sea ‘amigo’ de sus hijos en las redes sociales y vea sus publicaciones, quiénes las califican, quiénes les responden. Es una manera de saber qué ocurre en su día a día, pero también qué personas están exhibiendo interés en ellos, al menos abiertamente.

A veces los chicos prefieren hablar de sus amigos más que de sí mismos. Escuche, y pregunte en esa línea, qué están haciendo otros niños, qué novedades hubo en el día, puede que obtenga mejores resultados que si pregunta simplemente qué hiciste o cómo te fue. (F)