Mitra nació en 2017 como un sueño, en la ciudad de Quito, al ver que faltaban espacios sociales para las personas mayores, más allá de los centros geriátricos.

La idea de darles protagonismo y autonomía a través de la formación de amistades llevó a María José Ollague a nombrar a su club Mitra, la palabra que en sánscrito significa ‘amigo’.

Sin embargo, a raíz de la pandemia, las instalaciones tuvieron que cerrarse, y el club entró al terreno de lo virtual, sin saber si sobreviviría. Pero Mitra creció. “Temíamos que las personas mayores sintieran rechazo a la tecnología”, admite Ollague, “sin embargo, fue lo contrario, abrimos una puerta y pudimos llegar a otros países y abrir otros horarios. Tenemos socios en España, Canadá, México, Chile y múltiples ciudades de Ecuador”.

Publicidad

Integrantes del Club Mitra en una de sus reuniones virtuales, en 2021. Foto: Club Mitra

Más de 100 personas han pasado por este programa; muchos permanecen, enganchados a actividades adaptadas como el yoga en silla y zumba gold.

El zumba es muy fuerte, pero la modalidad gold da los mismos beneficios en cardio y coordinación, con efectos en la oxigenación del cerebro y la memoria inmediata, concentración y atención, más la tonificación muscular, con menor impacto para las articulaciones”.

El yoga en silla, por otra parte, está enfocado a mejorar el equilibrio y la capacidad pulmonar, la fortaleza física y flexibilidad, y también la salud postural, la importancia de mantenerse erguido de manera consciente.

Publicidad

Foto: El Universo

Otra de las opciones es la expresión corporal, que los alumnos toman con un bailarín profesional. La estimulación cognitiva también es importante, dice Ollague, pues muchas de estas áreas se ven afectadas durante el envejecimiento. Para esto, el club ha incorporado Mitra por el Mundo, que lleva a las personas a un viaje virtual a un país distinto cada semana. “Ellos conectan con viajes que han hecho o con sus sueños”. En el área creativa, los socios de Mitra trabajan con el artista plástico Juan Carlos Endara.

“He tenido siempre un apego especial por las personas mayores. No veía espacios en los que ellos pudieran compartir. Personas que han entregado tanto, pero están en casa sintiéndose tristes porque han dejado de trabajar”. Ollague dejó el márketing y empezó a estudiar yoga terapéutico y restaurativo, y gerontología. “Me dediqué de lleno a ofrecer este servicio y dar felicidad para que las personas sigan sintiéndose útiles en esta etapa especial de sus vidas”.

Publicidad

La soledad es otro aspecto demoledor para la salud física y mental. Ollague lo compara a fumar. “Cuando el adulto no sale, no tiene actividad, no bombea el oxígeno que necesita el cerebro, y empiezan los problemas de memoria. Si no hacemos ejercicio mental a partir de los 30 años (no solo a los 60), desembocará en daños cognitivos, depresión y procesos acelerados de demencia”.

Foto: El Universo

Mitra maneja el modelo de atención centrada en la persona. En vez de que la persona que llega se vea obligada a adaptarse al nuevo espacio, este se adapta a las necesidades de cada persona. Sus objetivos son la autonomía y la independencia. Uno de los principios es no infantilizar al adulto mayor y conocer sus gustos. La vida grupal es importante, pero la individualidad es la base. En esto es importante un equipo de psicología con experiencia en estimulación cognitiva y neurológica.

“Nos damos el tiempo de conversar con cada uno. Su forma de ver la vida cambia, y también la manera de relacionarse. Mejora el equilibrio físico, y eso les da seguridad para volver a salir. Todo es un círculo”, explica Ollague, “si yo tengo miedo porque me caí alguna vez, y dejo de moverme, se afecta más la parte física”, y esa reducción en la movilidad repercute en lo emocional y lo mental.

Foto: El Universo

Hay horarios en la mañana y en la tarde, una hora diaria, en modalidad virtual, pero también presencial (en Quito y en Cumbayá, con Guayaquil en la mira). “Cuando todos los que querían vacunarse lo hicieron, abrimos nuestra casa readaptada y todas las medidas de bioseguridad, el 30 de agosto pasado. Estamos renaciendo también, realmente”. Con mascarilla, pero por fin juntos.

Publicidad

¿Qué hacer con el tiempo libre en la tercera edad?

La cuencana América Montesinos Delgado tiene 69 años y vive desde hace 49 en Manta. Desde allí se une a las sesiones virtuales del Club Mitra. “En este tiempo del COVID-19 tuvimos un gran letargo, sin saber qué podíamos hacer. Vi un anuncio y llamé. Me agradó la idea de tener algo para ocupar mi tiempo. Fue un cambio inmediato, porque en medio de la depresión que tenía, empecé a estar pendiente de otras cosas, mas no de la enfermedad”.

América resalta la compañía de gente de su misma edad. “A pesar de tener familia, estamos solos, porque ellos trabajan y tienen sus ocupaciones. Si bien nos atienden, no pueden darnos el tiempo que nosotros tenemos libre”.

El arte como terapia es una de las opciones para la salud cognitiva de los adultos mayores. Foto: El Universo

Comenta que su cardiólogo le ha recomendado que no deje estas actividades, pues así mantiene la presión en buen estado. Sus clases favoritas son las de yoga y arte. “Es muy agradable tener compañeros en línea, a pesar de que no estamos juntos. Es como estar en un aula, nos hacen preguntas y tenemos que contestar en orden, pero a veces nos portamos mal y contestamos todos de golpe; uno o dos se molestan, el resto nos reímos”, admite América, quien valora en especial los minutos antes y después de la clase, cuando pueden compartir entre todos sus novedades, preocupaciones y dolores.

Dado que no realiza otras actividades en su ciudad aparte del club, América, secretaria administrativa jubilada, piensa que este fue su salvación. “Mi esposo y yo vivimos solos. Él vive con las noticias, son su distracción. Cosas que a mí no me agradan tanto. Pero ahora se acerca a hacer comentarios cuando me ve pintando. Esta puede ser la mejor decisión que he tomado en esta etapa de mi vida”.