El estreno del filme Lightyear agitó al público mucho antes de su estreno. Y no necesariamente por el actor que le presta su voz, el inconfundible Chris Evans, más recordado como el primer vengador, el Capitán América. El lanzamiento de la película sobre el origen del querido guardián especial de juguete Buzz Lightyear ha dado mucho de qué hablar por la incorporación de una breve escena de una pareja lésbica que comparte un beso, en una sucesión de diapositivas que a la vez la muestra como una familia homoparental, junto con un niño.

Los comentarios en redes sociales van desde “¿Era realmente necesario incluir un beso lésbico?”; “Infancia destruida para los fans”; hasta “Esto toca profundamente la psicología de los niños”. De la producción, Evans ha sido el primero en defender la cinta. “Siempre habrá gente que tenga miedo... Creo que el objetivo es no hacerles caso, seguir hacia adelante y abrazar el crecimiento que nos hace humanos”.

Así se hizo ‘Lightyear’, la cinta que trae de vuelta al personaje de ‘Toy Story’ en la voz de Chris Evans

Lo cierto es que a muchos padres, en todo el mundo, les preocupa la repercusión que pueda tener sobre sus hijos este fragmento de la película. De hecho, en nuestro país, la agrupación Familia Ecuador, una “red internacional al servicio de la ciudadanía y agrupaciones provida y profamilia”, tal como se describe en redes sociales, está pidiendo una pronunciación del Instituto de Cine y Creación Audiovisual (ICCNA), en el marco de la prohibición que han impulsado 14 países a la proyección del filme. Al cierre de esta nota, la entidad aun no se había pronunciado.

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El título ha sido clasificado PG. La clasificación PG indica, según la Motion Picture Association, que los padres pueden considerar algún material inadecuado para sus hijos.

¿Cómo hablar con los hijos sobre homosexualidad?

Parece que los padres esperan un momento apropiado para hablar de sexualidad con sus hijos. Para la psicóloga Toyi Espín de Jácome, psicóloga educativa, este tema empieza a desarrollarse intrínsicamente desde el nacimiento, cuando el pequeño empieza a ser consciente de su cuerpo y, mientras crece, va aprendiendo acerca de su cuidado y el respeto al cuerpo de los demás.

Por eso, al hablar de sexualidad, opina, se debe conversar con los hijos acerca de una educación sexual saludable, “dando información correcta acerca de la identidad sexual con la que fuimos constituidos desde el momento de la concepción materna. Al afirmar esta realidad, los hijos se conocen y saben quiénes son”.

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Y si surgen inquietudes acerca de la homosexualidad, “los padres deben estar preparados y educados para debatir con los hijos este tema, usando el lenguaje indicado para cada edad, siendo honestos y transparentes, sin miedo, ni vergüenza, para tratar este y otros temas relacionados a la sexualidad”.

El abordaje, según las edades, incluye recursos para cada grupo. Por ejemplo, dice Espín, para los niños preescolares y escolares hay vídeos infantiles apropiados, que encierran un mensaje coherente al tipo de objetivo educativo que se enseña en casa. Asimismo hay textos infantiles que manejan lenguaje sencillo, usando a la vez los términos científicos para referirse al cuerpo de hombre y mujer.

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Debido a la pandemia, los niños se han conectado más que nunca a Internet, para recibir clases, contactarse con amigos, hacer deberes, y seguir medios digitales. Foto: Shutterstock

Con los adolescentes, el uso de un lenguaje que toma en cuenta su pensamiento crítico es crucial. “No juzgue, ni critique los pensamientos de ellos, dialogue e investigue más acerca de lo que los sentimientos y pensamientos de ellos. Es decir, no use el sermón, sino la escucha activa, para elaborar la construcción de conclusiones a raíz de las preguntas o inquietudes que los adolescentes tengan”.

En su experiencia, Tina Zerega, docente e investigadora en temas de Comunicación y Educación, no ve necesario adelantarse a entablar este tipo de conversaciones con los hijos si no surge espontáneamente. “Eso que vemos los adultos en los medios, no siempre lo ven los niños, y no lo interpretan o registran de la misma manera”, advierte la comunicadora. “No forzaría las conversaciones hasta que sean demandadas por los niños, entonces allí plantearía el tema con preguntas abiertas, ‘qué te parece, qué opinas, qué crees’. Eso permite explorar las comprensiones que están teniendo”.

En ese sentido, Espín, quien también es orientadora y terapeuta familiar, recuerda a los padres atender a las preguntas sin críticas, ni juicios, lo más abiertos posibles para que se dé una comunicación confiable, en un ambiente de amor y seguridad. “Por el momento, el niño no quiere saber más, aunque es posible que la respuesta dada despierte nuevas interrogantes. No conviene adelantarnos a otros temas si no lo piden. Los niños preguntarán solo lo que están prontos a entender, y lo harán en un determinado orden, que corresponde a la manera en que investigan el mundo”.

Homosexualidad en los medios

El beso entre la comandante Alisha (d) y su esposa fue inicialmente eliminado del corte final de 'Lightyear', pero tras una protesta masiva la escena fue restituida. Foto: Captura de pantalla

La educadora Zerega opina que el énfasis que le damos a la orientación sexual de los personajes en los medios más bien debería volcarse a las historias que ellos nos están contando. “La conversación sobre un producto mediático va mucho más allá. Hay que ver la historia en su conjunto. Por ejemplo, en relación al personaje, ¿Cómo consigue lo que quiere?, ¿Qué factores intervienen en él, cuál es su profesión, sus valores?”. Para la investigadora, el cuestionamiento también va por las narrativas presentadas en pantalla, si se están reproduciendo historias únicas, de ciertos grupos sociales, de ciertos valores de éxito o estereotipos. “Es lo que hay que intentar también comentar con los chicos”.

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El Banco Mundial define a la inclusión social como “el proceso de mejorar la habilidad, la oportunidad y la dignidad de las personas que se encuentran en desventaja debido a su identidad, para que puedan participar en la sociedad”.

“Los medios van recogiendo los cambios de la sociedad, algunos se han dado abruptamente y otros han sido legitimados, como el matrimonio igualitario, derechos de minorías que se están visibilizando, como la primera vez que se colocó a un actor de raza negra en una pareja interracial en el cine, lo que en su momento fue un escándalo... Los medios empiezan a representarlos, porque son parte de procesos que se van asimilando”, ilustra Zerega, investigadora de estudios críticos de medios.

“Lo que preocupa es pensar que los medios pueden inducir comportamientos. Todas las teorías que apoyaban esto han sido desmentidas desde los años 70. La orientación sexual es un proceso muy complejo, donde intervienen factores culturales, familiares, de historias de vida, subjetividades. Los medios podrían reforzar una creencia o una emoción que uno ya tiene”.

Autoridad de padres

Los padres son los primeros mediadores de los contenidos que sus hijos consumen, Cada familia puede buscar su fórmula para enfrentar los productos mediáticos. Foto: Shutterstock

En todo caso, de considerarse necesario, recomienda Espín, en lo posible, supervisar, analizar y procesar “toda información externa que los hijos reciban, antes que ellos, así los padres tienen elementos claros que les van ayudar a evaluar si esos materiales necesitan ver o escuchar”.

Es que los padres son los primeros mediadores de los contenidos que sus hijos consumen en los medios, tradicionales y digitales, pues desde la pandemia los menores están más que nunca conectados con el mundo.

“Si este tema (homosexualidad en los medios) realmente preocupa a los padres, primero tienen que pensar que un medio no es tan poderoso como parece. ¿Qué lo hace poderoso? Cuando los medios no tienen mediaciones, es decir, cuando no hay gente que conversa lo que está pasando en ellos. Eso significa que los padres deben conversar sobre los sus hijos acerca de lo que están viendo o escuchando, en la forma en que ellos se sientan cómodos, en un intercambio argumentativo de opiniones, donde manifiestan lo que piensan como padres y como hijos”, reflexiona Zerega, que también maneja programas de análisis críticos de medios con jóvenes.

“Padres e hijos tienen pensamientos propios, que siempre están configurando. Para los menores la opinión de sus padres es muy influyente, pero también lo que opinan sus amigos y por ahí lo que de repente ven en un personaje importante en redes sociales. Pero ninguno de los dos debe faltarse el respeto en estos procesos”.

Finalmente, los padres son la autoridad de sus familias y ellos tienen la potestad de determinar qué contenidos son permitidas en su hogar, cuáles no, como parte de ese ejercicio de autoridad. De esta manera, cada familia puede encontrar un poco su fórmula para enfrentar los productos mediáticos, aconseja la docente.

“Evitar la historia en la pantalla no significa que podrá evitar exponer a los niños a estas historias en la vida real, donde ya existen estas diversidades. Pero es respetable que una familia decida que no puede manejar estos temas en estos momentos y prefiera abordarlos cuando sus hijos sean más grandes”, puntualiza Tina Zerega.

Por eso la especialista Toyi Espín complementa: “En un contexto familiar saludable, donde reina la confianza para tratar estos temas de manera natural, se deben aprovechar estos vídeos, películas o series donde se expongan estos temas, con la finalidad de seguir hablando acerca de una sexualidad sana. Las industrias de entretenimiento no tienen la última palabra en la formación de la educación integral de nuestros hijos, somos los padres los que debemos educar y fortalecer esta educación, donde se incluye la educación sexual. Cuando hay un liderazgo parental definido, con los objetivos educativos que como padres tenemos en común, eso será trascendente en la vida de los hijos”.