¡Mañana otra vez a trabajar! Con ese pensamiento terminan para muchos las vacaciones. Y la sensación de relajación desaparece muy rápidamente durante la primera semana laboral. ¿Puede preservarse más tiempo el efecto del descanso? Los expertos dan algunos consejos:

¿Qué es el síndrome postvacacional?

Robin Kaufmann, del Instituto alemán de Asesoramiento en Salud Laboral (IFBG) en Constanza, explica que el síndrome postvacacional consiste en que directamente después de las vacaciones los empleados experimenten un bajón de ánimo y de rendimiento en sus trabajos. Pero aclara que en realidad no es correcto denominarlo síndrome: “No se trata de una enfermedad, sino de un efecto que perdura relativamente poco tiempo”.

Este descenso de rendimiento se genera porque el cuerpo en las vacaciones está relajado y se tiene que acostumbrar otra vez a la carga laboral. “Quizá uno tenía otro ritmo de sueño en las vacaciones y debe acostumbrarse otra vez a levantarse temprano. Eso puede significar un cambio grande”.

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Uno anhela los días pasados y tiene el ánimo por el suelo. Todo eso refuerza el estrés. Tanto, dice Kaufmann, que puede avanzar hasta una depresión postvacacional. Eso ya implica que los afectados, en parte, también lidian con pensamientos catastrofistas.

¿Cómo se puede evitar?

Los expertos recomiendan básicamente una reincorporación suave al trabajo. La iniciativa germana Nueva Calidad del Trabajo (INQA), por ejemplo, recomienda mantener el primer día laboral lo más libre posible. Así uno puede leer sin estrés los correos electrónicos y elaborar una planificación para los siguientes días. Quien trabaje en turnos debería procurar que haya tiempo para el traspaso.

Según Kaufmann, lo ideal sería que los empleados comiencen a pensar antes en el trabajo. “Lo mejor es establecer un periodo de transición de dos o tres días durante las vacaciones en casa”, dice. “Entonces, uno puede llegar, adaptar el ritmo de sueño y prepararse mentalmente para volver a trabajar”.

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Un truco para mantener alejado un poco más el estrés del trabajo puede ser dejar la respuesta automática a los correos electrónicos uno o dos días más. “Entonces no aparecen todos los clientes juntos el primer día después de las vacaciones”, precisa Kaufmann.

Para retomar la rutina del trabajo tras las vacaciones sin caer en el estrés es recomendable tomarse pausas de relajamiento y ensoñación en los primeros días. Foto: Monique Wüstenhagen/dpa Foto: Monique Wüstenhagen

Uno debería asímismo elegir las tareas de manera que no se tenga que sumergir inmediatamente y por completo en el estrés total. Lo mejor son actividades breves y una agenda de trabajo en la que las tareas pendientes estén divididas en unidades factibles y no agobiantes.

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Kaufmann recomienda además llevar la relajación de las vacaciones a la vida cotidiana. Por ejemplo, haciendo suficientes pausas, intercambiando experiencias de los viajes con colegas durante el café, incorporando pequeños ejercicios de respiración y meditación en la rutina diaria o simplemente recordando cada tanto las vacaciones.

¿Qué ayuda contra el espanto del primer día de trabajo?

Quien suele padecer por el hecho de que hacia el final de sus vacaciones se vuelven recurrentes los pensamientos sobre el trabajo podría empezar ya antes de las vacaciones a planificar el regreso. “Se trata, por ejemplo, de pasar buzones electrónicos a colegas o de cerrar proyectos antes de las vacaciones, de manera que a la vuelta se pueda empezar de nuevo”, dice el psicólogo Kaufmann. También sirve hacer listas de tareas pendientes para poder orientarse a la vuelta.

“Si uno tiene miedo del primer día de trabajo y no se puede relajar, ayudan algunas herramientas para mitigar el estrés”, dice el experto. Quien caiga en un carrusel de pensamientos negativos, puede imaginarse un gran cartel de STOP. Al mismo tiempo, debe decirse: “Detente, no te ayuda nada ponerte nervioso. Sigue haciendo lo que estabas haciendo”. Centrarse en el aquí y ahora ayuda a detener la espiral de pensamientos.

¿Qué pueden hacer los jefes y compañeros por los que regresan de vacaciones?

Kaufmann aconseja a los directivos generar tiempo para cuestiones personales. “Los jefes deberían mostrar interés por la experiencia de sus empleados, para los cuales las vacaciones fueron algo especial”, precisa. Por ejemplo, en una reunión, uno puede proponer hablar de las vacaciones o charlar durante el café o en el comedor.

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Según INQA, es importante además la organización. Esta incluye que los directivos se ocupen de que el reemplazo durante la ausencia por vacaciones sea bueno y de que haya una estructura de transición. Tras el regreso, dar informaciones e indicaciones bien estructuradas pueden orientar a los empleados que acaban de llegar de viaje. Y no está de más que los jefes insistan en que realizar pausas y terminar la jornada laboral a horario, aunque haya mucho trabajo, es importante y está bien.

¿Hay particularidades durante la pandemia?

Viajar durante la pandemia puede estresar. “Lógicamente el miedo a contagiarse en zonas de riesgo está absolutamente justificado”, dice Kaufmann. “Hay que prestarle especial atención este año a dónde se puede viajar”.

Según los expertos, los científicos diferencian tres tipos de viajeros: los nerviosos, los reservados y los relajados, que son los que más están dispuestos a asumir riesgos. “Recomendamos analizarse un poco a sí mismo: ¿realmente quiero viajar al exterior si me pongo nervioso? Si estoy constantemente bajo presión, no me voy a recuperar en las vacaciones”.

Además, al regreso al trabajo se corre el riesgo de enfrentar un estrés doble: el de las vacaciones y el laboral. “En esos casos tiene sentido, según cómo se sienten uno mismo y los miembros de la familia, simplemente moderarse un poco y quizá este año viajar solo dentro del país”.