Muchos padres, por desconocimiento, viven confundidos, especialmente cuando se trata de lo que deben comer los niños. Los padres deberían hacerse preguntas como ¿cuánto necesita mi hijo?, ¿está consumiendo suficiente calcio?, ¿suficiente hierro?, ¿demasiadas grasas?, para asegurar un crecimiento y desarrollo óptimo.

La alimentación desempeña un papel imprescindible, ya que el cuerpo humano está en continuo cambio y en constante adaptación a las diferentes necesidades de cada etapa de la vida.

En el campo de la nutrición, los primeros 1.000 días de vida son claves para una futura vida sana, ya que este subgrupo de la población es propenso a los desequilibrios e insuficiencias dietéticas.

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La talla constituye un indicador muy útil del estado de salud de un niño, por lo cual una desviación de su canal de crecimiento normal puede ser la primera manifestación de una alteración clínica de importancia.

Existen distintas causas de talla baja, entre las principales tenemos:

  • Antecedentes de talla baja familiar.
  • Trastornos primarios del crecimiento, como displasias esqueléticas, trastornos del desarrollo intrauterino y anormalidades cromosómicas.
  • Alteraciones del crecimiento secundarias a una inadecuada nutrición, enfermedades crónicas (como síndrome de malabsorción, insuficiencia renal, alteraciones pulmonares o cardíacas) y enfermedades endocrinológicas (como hipotiroidismo, síndrome de Cushing, raquitismo, etc.).

Es importante para evaluar de manera idónea a un paciente con talla baja una anamnesis completa y un examen físico adecuado en primera instancia por el especialista en pediatría. La anamnesis debe considerar, en una curva de peso y talla con estaturas anteriores, información clave para establecer la magnitud del problema; posteriormente, debe ser tratado por un especialista en endocrinología pediátrica.

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Si los niños no comen grandes cantidades de carne, pueden obtener proteína en otros alimentos.

Cabe recomendarse la necesidad de una alimentación adecuada y hábitos de vida saludables para evitar déficits nutricionales que repercuten y limitan el crecimiento en los niños.

El calcio, la vitamina D, el magnesio, el hierro, las proteínas y demás vitaminas son nutrientes específicos que ayudan a evitar la baja talla infantil. Por tanto, todos los alimentos que contienen estos nutrientes contribuyen a su desarrollo.

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El calcio es un mineral fundamental del cuerpo, es necesario para desarrollar huesos y dientes sanos y fuertes. Puede ser que a sus hijos no les agrade la leche o sean alérgicos a la proteína de la leche o intolerantes a la lactosa. Dependiendo el caso, pueden optar por la leche sin lactosa, leche de soya, tofu, frutos secos como almendras, garbanzos y sardinas, que son algunas opciones que contienen calcio.

Tenemos además el huevo, champiñones y un pescado como el atún, por ejemplo, que son fuentes alimentarias de vitamina D; sin embargo, la principal fuente es el sol, así que se recomienda tomar baños de sol de quince minutos, tres veces por semana, a las 08:00 o 16:00. En algunos casos el médico o nutricionista puede recomendar la necesidad de suplementos de calcio y vitamina D.

El hierro está presente en verduras de hoja verde, legumbres, carne, hígado, mejillones y cereales integrales.

Los frijoles, huevos, leche, mantequilla de maní, todos contienen proteína. Por lo que, si su hijo no se come toda la carne que le ha servido porque su apetito es variable, aún puede obtener suficientes cantidades de proteína en los alimentos mencionados.

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Recuerde: la infancia y la pubertad son las dos etapas en las que se experimenta el crecimiento, de ahí que las necesidades de nutrientes son fundamentales para este grupo.

Diversos estudios científicos señalan que la falta de una nutrición y un entorno de vida adecuado y saludable en los años escolares influye tanto en la ganancia de peso como de altura; ambos están estrechamente relacionados con la calidad de la dieta de un niño.

Aunque lograr que sus hijos coman sano —sin importar su edad— sea al inicio de una batalla constante, es una lucha que realmente vale la pena. Un niño sano se convierte en un adulto sano y es necesario que busque apoyo y guía para lograrlo.

‘Muffins’ de garbanzo y semillas de girasol (2-3 porciones)

A muchos niños les agrada el poder comer por las mañanas en sus desayunos o refrigerios una pieza de pan o galletas o golosinas derivadas de bollería. En esta receta se logra crear un producto con ingredientes ricos en micronutrientes claves para su desarrollo, lo que le brinda energía de buena procedencia.

Las semillas y frutos secos pueden transformar el valor nutricional de un 'muffin'.

Ingredientes:

  • 1 huevo
  • 1/4 tz de yogur natural
  • 1/2 tz de harina de garbanzo
  • 1/4 tz de harina de almendras
  • 1 cdta. de bicarbonato de sodio
  • 2 cdas. de aceite de oliva extra virgen
  • Pizca de sal
  • Cúrcuma
  • 2-3 cdas. de semillas de girasol

Procedimiento:

  • Mezclar los ingredientes sólidos en un bol (harina de almendra + harina de garbanzo + pizca de sal + cúrcuma + 1cdta. de bicarbonato de sodio).
  • Licuar los ingredientes líquidos: huevo + yogur + aceite de oliva.
  • Mezclar los ingredientes sólidos y líquidos hasta hacer una pasta homogénea.
  • Tener el horno previamente calentado a 220 grados por 15 minutos.
  • En un molde de muffins con papel encerado de fondo colocar la mezcla por 25 minutos en el horno y decorar por encima con semillas de girasol.
  • Servir una vez se encuentre tibio-frío.

MSc. Martha Belén Ortiz C., nutricionista clínica especializada en gastronomía nutricional