En 2020 se había detectado cáncer de mama en 2,3 millones de mujeres. Según datos de la OMS, a fines de ese año había 7,8 millones de mujeres vivas con al menos cinco años de diagnóstico.

La mortalidad por este tipo de cáncer demoró mucho tiempo en disminuir. Empezó a mejorar recién en la década de los 80, en parte por los programas de detección masiva.

El signo más común es un nódulo o endurecimiento en el pecho. Son “buenas noticias” en la mayoría de los casos, indica el doctor Juan Sebastián Sánchez, mastólogo oncoplástico. “El 80 % son nodulaciones benignas, y únicamente en el 20 % restante hay una sospecha de cáncer de mama o de lesiones precancerosas”.

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Hay otro panorama en aquellas mujeres que sí acuden a los exámenes preventivos anuales, como mamografías y ecografías, a partir de los 40 años de edad. Durante estos puede hallarse algún tipo de lesión no palpable.

Foto: Shutterstock

¿Cuál es el siguiente paso? Lo ideal, dice Sánchez, es buscar a un especialista en mastología, y ganar tiempo. El especialista en patología benigna y maligna de mamas sabe que no es correcto iniciar con una punción, por ejemplo, sino con pruebas de imágenes. Luego de esto, puede optar por una biopsia core, un procedimiento con anestesia local, mínimamente invasivo, para recolectar un fragmento entero del núcleo del nódulo mediante una aguja especial con cámara hueca, y enviarlo a estudio para un diagnóstico certero.

“Esto nos ayuda a ganar tiempo, al diferenciar si es un nódulo benigno o maligno; y, de ser esto último, sabremos el tipo de cáncer de mama”. Esa es la inmunohistoquímica, el “nombre y el apellido” del cáncer. “Pueden ser tumores dependientes de hormonas o no dependientes de hormonas, y cada una de estas mujeres debe recibir un tipo de tratamiento personalizado”.

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Pero podría ser que la biopsia no sea necesaria, pues al revisar los exámenes (mamografía, ecografía) hay una primera clasificación que evita hacer biopsias en exceso. “El resultado puede venir del cero al seis, y con base en estos resultados se deciden controles semestrales, controles anuales o biopsia”.

Los controles semestrales, explica Sánchez, son para los nódulos benignos: formaciones ovaladas, móviles, suaves, no adheridas al tejido mamario, con márgenes bien definidos; a diferencia del cáncer, que tiene nódulos endurecidos, adheridos al tejido mamario, causando tal vez que la piel se hunda o se retraiga.

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No hay dos tumores iguales; no hay dos mujeres iguales que respondan al mismo tratamiento.

Entre las personas que se realizan la biopsia core se maneja una estadística similar, dice el mastólogo. “Hay un 80 % de probabilidad de que sean benignos y el restante de que sean malignos”. En este segundo grupo aún hay varias consideraciones. “Cuál es el tamaño del tumor y si hay algún ganglio linfático palpable en la región axilar, que es el primer lugar al que migra el cáncer de mama”. También se mira el tipo de tumor y el tamizaje corporal (resonancia magnética) para observar el estado de los pulmones, el hígado y el peritoneo. Y está la gammagrafía ósea, “porque un sitio común de metástasis del cáncer de mama son los huesos”.

Con esa información, se obtiene el estadio de la enfermedad (del 0 al 4), señala Sánchez. Así, con base en guías médicas internacionales, se decide si esa mujer se beneficia más de un tratamiento quirúrgico o de quimioterapia.

Todo este viaje, explica el médico, no debería tomar más de un mes; “en el peor de los casos, mes y medio”. En quince días ya debería haber una biopsia, de ser preciso. Y el tamizaje corporal en quince días más, para poder tomar una decisión de tratamiento.

Si después de la cirugía el ganglio está negativo para cáncer, probablemente no se siga con quimioterapia, sino únicamente radioterapia. “Pero si el ganglio está comprometido por cáncer, habrá quimioterapia y después radioterapia. Y si son tumores dependientes de hormonas, recibirá terapia hormonal”.

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El principal mensaje, dice Sánchez, es que cada paciente recorrerá un camino distinto; que no hay que saltarse los pasos, pero tampoco dilatarlos. “El tratamiento quirúrgico también es muy amplio”, señala. Por ejemplo, no es lo mismo un tumor de 2 cm en un seno de 600-700 gramos que en uno de 200 gramos. Un seno grande da lugar a una cirugía preservadora, con reconstrucción a partir del mismo tejido mamario. Un seno pequeño puede necesitar una mastectomía (extracción completa) y una reconstrucción inmediata con expansores mamarios o con tejido muscular y adiposo de otras partes del cuerpo.

“No hay una fórmula generalizada; tomamos decisiones a medida que vamos obteniendo datos a partir de los exámenes. En los últimos cinco años ha evolucionado tanto la medicina que realizamos pruebas genéticas (para ver la mutación de todo el cuerpo) y genómicas (la mutación del tumor)”. Sánchez añade que hay tratamientos específicos para mutaciones tumorales (terapia dirigida), que dependen de la inmunohistoquímica y de la prueba genómica. “No hay dos tumores iguales; no hay dos mujeres iguales que respondan al mismo tratamiento”.

El ejemplo de Olivia Newton-John: diagnóstico oportuno, sobrevida y tratamientos alternativos

El 8 de agosto de 2022 falleció de cáncer de mama metastásico la actriz y cantante australiana Olivia Newton-John, quien fue diagnosticada a los 42 años y tuvo una sobrevida de más de tres décadas.

La actriz británica-australiana Olivia Newton-John en un evento del Cancer Research Institute, en Canberra, Australia, en 2017. Foto: MICK TSIKAS

“Esa es una sobrevida global extraordinaria. Es lo que se trata de lograr con los tratamientos modernos y con los nuevos fármacos”, expresa el oncólogo y mastólogo Francisco Plaza Bohórquez. “Podemos sacar ciertas conclusiones de esta lucha ejemplar de Olivia: en primer lugar, que es posible tener una larga sobrevida después del diagnóstico; en segundo lugar, que no se puede confiar ciento por ciento en los primeros exámenes, porque la primera mamografía que le hicieron a ella en 1992, más una punción con aguja fina en el área sospechosa, salieron negativas”. Los exámenes complementarios, como mamografías, mastografías y las punciones con agujas finas, pueden dar falsos negativos, indica el médico.

Pero Olivia tenía un presentimiento de que algo andaba mal, recuerda Plaza, quien estuvo atento al caso. Ella insistió a su mastólogo en hacer una biopsia, y así dieron con el diagnóstico de cáncer de mama.

La estrella de Grease se sometió a una mastectomía con reconstrucción mamaria y a todos los ciclos de quimioterapia, y permaneció libre de cáncer hasta 2013, en que tuvo una recaída. Esta crisis también fue controlada adecuadamente, considera Plaza, pero en 2017 hay una segunda recaída. “Ya era un cáncer de mama metastásico hacia los huesos, y había afectado principalmente la columna vertebral, lo que la obligó a andar con muletas y andadores”.

Una sobreviviente de cáncer marcha en solidaridad con otras mujeres diagnosticadas con cáncer de mama en Líbano. El eslogan de la manifestación es "No queremos luces, queremos medicinas", en referencia a la iluminación de edificios con luces rosadas en el mes de concienciación de la enfermedad. La oenegé Barbara Nassar lidera la marcha en Beirut, que tuvo réplicas en Francia, Túnez y Egipto, el pasado 2 de octubre. Foto: WAEL HAMZEH

Desde entonces, el tratamiento fue la radioterapia, pero Olivia decidió también utilizar medicina de tipo vegetal, el aceite de cannabis, “que es buen analgésico, pero no está debidamente probado como antineoplásico”. Plaza opina que ella podría haber enfrentado esta tercera fase con los tratamientos modernos, como la terapia dirigida, que ataca ciertas proteínas o expresiones genéticas sin dañar las células sanas. “También tenemos la inmunoterapia, otra muy buena alternativa”.

Si bien sus 30 años de sobrevida son un ejemplo, al haber buscado insistentemente diagnóstico y tratamiento, el médico también advierte que muchas pacientes que se sienten bien se creen curadas y se olvidan de ir a sus controles, mientras que el cáncer puede reaparecer de forma más agresiva.

Mantenga el control periódico. Si este año salió un falso negativo, el próximo se va a detectar. Otra enseñanza es no cambiar los tratamientos debidamente comprobados por otros que no tienen una base científica adecuada”, asevera Plaza. Consulte con su equipo de médicos si puede optar por un tratamiento alternativo sin abandonar el principal. “Muchos oncólogos clínicos permiten a las pacientes que lo hagan, porque las ayuda mentalmente, siempre y cuando no alteren ni reemplacen el tratamiento principal”.

Sobrevivientes de cáncer de mama posan en el festival 'Una pincelada por la vida', en Guadalajara, México, el pasado 12 de septiembre. Foto: AFP

Cáncer de mama en hombres: menor proporción, mayor malignidad

No es un mito: los hombres también pueden tener un diagnóstico de cáncer de mama. La estadística que se maneja en Ecuador es del 0,5 al 1 % de todos los casos de cáncer de mama. La navegación de diagnóstico, exámenes y tratamiento es igual.

La diferencia en el cáncer de mama en hombres es que la proporcion de casos benignos y malignos se revierte: en el 80 % de los casos son cáncer y únicamente en el 20 % son patologías benignas. (I)