Un dolor agudo y súbito que no se puede ignorar ni se puede aliviar más que con analgésicos, y esto solo temporalmente. Si para los adultos es desesperante, no es de extrañar que los niños lloren cuando les duele una muela o un diente.

La caries dental es un problema común y crónico, con consecuencias a corto y largo plazo. Según la Organización Mundial de la Salud, es la enfermedad no contagiosa más común, aunque lo de no ser contagiosa está en duda, según un informe reciente de la Academia Americana de Pediatría (AAP).

En el Estudio Global de Carga de Enfermedades 2015 se estimaba que más de dos mil millones de personas con dentadura permanente tenían caries, y también 560 millones de niños con dientes de leche.

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Es, además, una enfermedad costosa de tratar y fácil de adquirir. En muchos países, las bebidas azucaradas, sean a base de agua, frutas o leche, son fuente primaria de azúcares añadidos, así como la repostería, los cereales azucarados y las conservas. Hay una asociación entre la caries y la malnutrición en los niños en países de bajos y medianos ingresos.

Los defectos en el esmalte dental, frecuentes en los niños nacidos antes de término, también exponen a la caries. Foto: Shutterstock

La AAP aborda esta enfermedad infantil crónica y común en el informe Cómo mantener y mejorar la salud bucal de los niños pequeños, publicado en la edición de enero de 2023 de su revista Pediatrics.

Su principal recomendación es que, dado que los niños con dientes de leche visitan al pediatra más de lo que van al dentista, estos profesionales estén actualizados sobre prevención e intervenciones para mantener y restaurar la salud dental, y cuáles son los determinantes sociales de la salud oral de los niños.

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La AAP dice que los pequeños más expuestos son los que viven en hogares cuyos padres no tienen seguro médico, que viven en pobreza o que son de familias migrantes.

La bacteria de la caries: esta es la principal culpable

En la superficie del diente ocurre un proceso dinámico de constante desmineralización y remineralización del esmalte dental; a esto se le llama el balance de la caries. Este balance se afecta de diferentes maneras, y también puede ser manipulado para ponerlo en favor de la salud. Los factores en juego son las bacterias, el azúcar, la saliva y el fluoruro. Conociendo esto, es posible que los pediatras y las familias prevengan, detengan o incluso reviertan el proceso de la enfermedad de la caries.

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En la boca hay diferentes comunidades de microbios o microbiomas. El de los dientes es la placa. La caries ocurre cuando las bacterias acidúricas y acidogénicas predominan en la placa. El Streptococcus mutans es la bacteria más asociada con la caries, pero no trabaja sola: invita a otros microbios. Y el azúcar en la dieta es el factor ambiental que permite que este tipo de bacterias patógenas proliferen.

La formación de caries también depende de que el azúcar se consuma de una forma que le permita permanecer en la boca por largos periodos de tiempo. Foto: Shutterstock

Largos periodos de desmineralización y bajo pH en la dentadura resultan en cavidades dentales.

La saliva es importante para equilibrar el pH y traer remineralización, y también lava la boca de partículas de comida, creando un ambiente rico en calcio y fosfato y proteínas con actividad antimicrobiana. Cuando el flujo de saliva está impedido por enfermedades, el pH vuelve a bajar.

Y el fluoruro tiene tres efectos en el balance de la caries: inhibe la desmineralización en la superficie del diente, eleva la remineralización y reduce las enzimas bacterianas. Se aplica de manera tópica, en la pasta dental, enjuague bucal, barnices y el fluoruro diamino de plata.

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Estrategias preventivas: evite estos hábitos en casa

Así como hay varios factores para que se produzca la caries dental, evitarla requiere cuidar de varios aspectos. El primero, dice la AAP, es hacer una medición del riesgo que tiene cada niño. Una sola herramienta, como por ejemplo el cepillado, puede no bastar.

¿Cómo está la dieta? ¿Qué tal el flujo de saliva? ¿Tiene mayoría de bacterias patógenas? ¿Cuál es el historial de la dentadura del niño?

Cada visita al pediatra debería incluir una examinación de la boca para ver señales de caries.

  • Dado que los azúcares son un factor de riesgo crítico, hay que trabajar en reducirlos.
  • Esto no incluye los sustitutos del azúcar (endulzantes no calóricos) ni el azúcar en frutas enteras y vegetales o lácteos.
  • El riesgo de caries es mayor dependiendo de la frecuencia y la cantidad del consumo de azúcar.
  • También depende de que el azúcar se consuma de una forma que le permita permanecer en la boca por largos periodos.

Entre los comportamientos riesgosos están:

  • Darle a un niño fluidos azucarados en botellas o tazas para sorber, de las que él o ella estarán bebiendo por largo tiempo.
  • Hacerlo dormir con un biberón con algo que no sea agua.
  • Darle snacks frecuentes entre comidas, sobre todo azucarados, almidones y bebidas dulces; comidas pegajosas (pasas, barras de frutas deshidratadas y vitaminas en forma de gomitas).
  • Darles con frecuencia medicaciones altamente azucaradas, como jarabes.

Una caries llama a otra

El factor de riesgo más predecible es que el niño haya tenido una caries antes. Adquirir a temprana edad la Streptococcus mutans da como resultado caries de dientes de leche y de dentadura permanente.

¿Cómo llega la bacteria a los niños pequeños? Hay evidencias de que es a través de las madres, dice la AAP. Cuando se comparten utensilios (cucharas) o la madre ‘limpia’ el chupón del niño con su propia boca, ocurre el contagio. Así que otro importante factor de riesgo es que la madre, padre o principal cuidador del niño tenga caries. Es importante que estas personas prevengan o detecten enfermedades orales, si es posible durante el embarazo.

Supervise el cepillado del niño hasta al menos los 10 años de edad. Foto: Shutterstock

También hay que saber que ciertas enfermedades interfieren con el flujo saludable de la saliva y con la estructura de los dientes. Entre ellas están la diabetes mellitus, el síndrome de Sjögren y la fibrosis quística; además, medicaciones como los antihistamínicos, los anticonvulsivos y antidepresivos producen xerostomía (poco flujo de saliva) y, por tanto, predisponen a la caries.

Los defectos en el esmalte dental, frecuentes en los niños nacidos antes de término, también exponen a la enfermedad, así como los molares con hendiduras profundas y fisuras. Finalmente, hay creciente evidencia de una asociación entre la exposición al humo del tabaco (fumar de forma pasiva) y la caries en los niños.

Tres cambios en favor de la salud oral de los niños

Converse con el pediatra de hábitos de la dieta de sus hijos. El riesgo de caries es menor cuando se amamanta al niño en forma exclusiva durante los primeros seis meses de vida y se continúa complementando con otros alimentos hasta cumplir el año o más.

Implemente, con la guía del médico, una rutina para antes de dormir que incluya cepillado y que excluya llevar bebidas a la cama.

Se anima también a que los niños dejen el biberón a los 12 meses de edad, que hasta entonces no beban jugos y que tomen solo agua entre comidas, limitando el jugo así:

  • 4 onzas por día para niños de 1 a 3 años.
  • De 4 a 6 onzas diarias para niños de 4 a 6 años.

Los padres deben cepillar al niño dos veces al día, tan pronto como los dientes aparezcan, con una gota de pasta del tamaño de un grano de arroz.

Después del tercer cumpleaños, la cantidad de pasta dental puede aumentar al tamaño de un guisante.

El niño que se cepilla solo debe ser supervisado y asistido hasta que domine la técnica, alrededor de los 10 años de edad. (F)