La hepatitis alcohólica es una afección que se manifiesta tras años de consumo excesivo de alcohol, aunque no necesariamente se presenta en todos los asiduos bebedores. La cirrosis se manifiesta en fase final de la enfermedad.

Para que aparezca una enfermedad hepática es necesario un consumo diario de alcohol de entre 30-60 g/día en los varones y de 20-40 g/día en las mujeres durante un período de más de 10 años.

La hepatitis alcohólica es común en personas entre los 40 y 50 años de edad, siendo los hombres los que probablemente tengan más posibilidades de que la presenten antes que las mujeres. No obstante, las mujeres pueden desarrollar esta afección después de menos exposición al alcohol que los varones.

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Este tipo de hepatitis se produce cuando el alcohol que se ingiere daña el hígado, aunque no está claro de qué manera el alcohol daña el hígado ni por qué lo hace solamente en algunos bebedores.

En todo caso, se sabe que el proceso del cuerpo para descomponer el alcohol produce químicos altamente tóxicos, siendo estos químicos los que activan la inflamación que destruye las células del hígado. Con el tiempo, las cicatrices reemplazan el tejido hepático sano, e interfieren con la función hepática. Esta cicatrización irreversible (cirrosis) es la etapa final de la enfermedad hepática alcohólica.

Los primeros síntomas pueden ser: pérdida de energía, poco apetito y pérdida de peso, náuseas, dolor estomacal, vasos sanguíneos pequeños y rojos en forma de araña en la piel. Sin embargo los síntomas pueden presentarse lentamente o incluso pueden no existir, todo depende de qué tan bien esté funcionando el hígado.

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Cuando el hígado empieza a desmejorar, los síntomas pueden incluir acumulación de líquido en las piernas y en el abdomen; piel, membranas mucosas y ojos amarillos; palmas de las manos enrojecidas; heces de color pálido; confusión o problemas para pensar. Además, los hombres pueden padecer impotencia, encogimiento de los testículos e hinchazón de los pechos.

Aparte del tratamiento que puede indicar el médico, algunas actividades -como dejar de consumir alcohol o llevar una dieta saludable baja en sal- pueden ayudar a sobrellevar la enfermedad hepática. (I)

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Fuentes: Mayo Clinic | NIH | Asscat