Exponerse a la luz del sol sigue siendo la principal fuente para obtener vitamina D. Hacerlo es fácil en los meses de verano y el lugares donde el clima lo permite a diario.

Si se expone a sol, al menos las extremidades, el cuerpo recibirá hasta el 90% del requerimiento diario, según ABC.

Los alimentos también proveen vitamina D. Los lácteos, los huevos, el pescado azul, algunos quesos, entre otros, tal como asegura la Clinica Universidad Navarra. Pero de la alimentación solo se obtiene entre un 5 y un 10 por ciento.

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Si tienes tiempo que no te asoleas, tal vez pudieras tener déficit de vitamina D y estos son los síntomas: la persona puede sentir cansancio y fatiga sin motivo, mantenerse pesimista y deprimida, y padecer de insomnio.

También le pueden asaltar unas ganas incontenibles de comer cosas dulces y manifestar debilidad muscular, apatía y una sensación de desgano.

(I)

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