La variante ómicron del coronavirus, descubierta por investigadores sudafricanos a fines de 2021, tiene un elevado número de mutaciones, lo que la hace altamente transmisible. En los primeros días de enero de 2022 ya era la variante dominante a nivel mundial, superando a la delta.

Semanas después de su identificación en Sudáfrica, los datos coindicen en que ómicron parece globamente menos grave. En Reino Unido, Canadá, EE. UU. e Israel sugieren un riesgo de hospitalización reducido respecto a las otras variantes (de 56% al 81%). Los primeros estudios en Sudáfrica ya indicaban esa tendencia.

Hasta ahora no se sabe si el hecho de que ómicron sea menos virulento se debe a las mutaciones propias de la variante o al hecho de que infecte a personas que ya estaban parcialmente inmunizadas (gracias a la vacuna o por un contagio anterior).

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Un elemento en particular podría explicar en parte porqué ómicron es a la vez más contagioso y menos severo.

Según varios estudios, parece infectar particularmente las vías aéreas superiores (nariz, garganta) pero menos los pulmones, donde el COVID-19 se vuelve una patología grave. Esa particularidad permite expulsarlo con más facilidad, pero al mismo tiempo, el virus también es más contagioso.

Algunos especialistas recomiendan por ello las mascarillas FFP2, que protegen más que las quirúrgicas.

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Otra diferencia notable entre ómicron y otras variantes del coronavirus es la rapidez con la que aparecen los síntomas. La fiebre, el dolor de garganta y la fatiga causados por esta variante tienen más probabilidades de aparecer aproximadamente tres días después de que una persona se infecte, mientras que los síntomas causados por delta, alfa y otras variantes suelen surgir unos cinco o seis días después de la infección.

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Reinfección

Los anticuerpos generados después de tener coronavirus no impiden que la persona vuelva a contagiarse con la variante ómicron, indicó semanas atrás la Organización Mundial de la Salud (OMS).

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“Pensamos que un contagio anterior no protege contra ómicron”, dijo Anne von Gottberg, experta en enfermedades infecciosas en el Instituto nacional sudafricano de enfermedades transmisibles (NICD).

Las mutaciones de ómicron parecen reducir la inmunidad de los anticuerpos contra el virus, por lo que puede propagarse entre muchas de las personas vacunadas (e incluso reinfectar a algunas).

Varios estudios realizados en laboratorio muestran que la tasa de anticuerpos cae frente a ómicron entre las personas que recibieron las vacunas de Pfizer/BioNTech, Moderna y, más aún con AstraZeneca o Sinovac (vacuna china utilizada por unos cincuenta países).

Un dosis de refuerzo parece mejorar claramente la inmunidad por anticuerpos. Al menos es lo que anunciaron diferentes laboratorios: Pfizer/BioNTech, Moderna y AstraZeneca. Pero falta un dato crucial: se desconoce cuánto tiempo dura este efecto.

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Eso no significa que las vacunas no sean eficaces, porque los anticuerpos solo son una de las herramientas de la respuesta inmunitaria, que se apoya también en las células llamadas linfocitos T.

Aunque es más difícil de medir, esta “inmunidad celular” no es menos importante, sobre todo en los casos graves de la enfermedad.

Mundo Salvador Peiró, médico especialista en salud pública e investigador en farmacoepidemiología de FISABIO, una fundación de investigación biomédica en España, cree que se podrían dar reinfecciones de coronavirus, incluso tras haber superado a ómicron.

“En teoría sí (se pueden dar las reinfecciones), aunque las reinfecciones serán extremadamente raras en los meses siguientes tras haber superado la covid”, indicó Peiró al medio británico.

El experto añadió que esas reinfecciones serán aún más raras en las personas que además de haber superado la covid hayan recibido una tercera dosis de la vacuna. Agregó que por lo reciente que son las infecciones, aún no se sabe en cuánto tiempo y en qué medida se producirán estas reinfecciones.

Linfocitos T reconocen a ómicron

Se está acumulando evidencia científica de que las células inmunitarias especializadas llamadas células o linfocitos T pueden reconocer variantes del virus SARS-CoV-2, incluido ómicron, incluso cuando los anticuerpos no pueden.

En las personas que han sido infectadas o vacunadas, los anticuerpos neutralizantes se unen a un puñado de regiones en la proteína espiga del SARS-CoV-2. Cuando esos sitios mutan, los anticuerpos no pueden reconocer el virus y la protección se desvanece.

Las células T, sin embargo, son más resistentes, detalla un artículo publicado en Nature. Al matar las células infectadas, las células T pueden limitar la propagación de la infección y, potencialmente, reducir la posibilidad de una enfermedad grave.

Los hallazgos plantean la cuestión de si los investigadores que evalúan la eficacia potencial de las vacunas contra el COVID-19 deberían observar las respuestas de las células T, y no solo los niveles de anticuerpos que desencadenan.

“La imagen que está surgiendo es que las [nuevas] variantes siguen siendo muy susceptibles a las respuestas de las células T”, dice Dan Barouch, director del Centro de Virología e Investigación de Vacunas de la Facultad de Medicina de Harvard en Boston, Massachusetts. “Eso incluye a ómicron”.

Los niveles de células T no tienden a desvanecerse tan rápido como los anticuerpos después de una infección o vacunación. Y debido a que las células T pueden reconocer muchos más sitios a lo largo de la proteína espiga que los anticuerpos, pueden reconocer mejor las variantes mutadas. “Lo que suena como muchas mutaciones no afecta la respuesta de las células T”, dice la inmunóloga Wendy Burgers, investigadora de la Universidad de Ciudad del Cabo en Sudáfrica.

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Ómicron neutralizaría a delta

Los expertos creen que la infección con ómicron crea una respuesta inmunitaria neutralizante contra delta, lo que puede hacer que la reinfección con esta última sea menos probable.

Si esa menor capacidad de delta para infectar a quienes hayan pasado ómicron se une a los datos que indican que la nueva variante, en este momento, es menos patógena, este resultado puede tener implicaciones positivas en términos de disminución de la carga de covid-19 de la enfermedad grave.

El líder del estudio, Alex Sigal, del Instituto de Investigación Sanitaria de África (Sudáfrica), indicó que si “ómicron resulta ser menos patógeno, esto puede mostrar que el curso de la pandemia ha cambiado”. “Ómicron tomará el control, al menos por ahora, y puede que tengamos menos trastornos en nuestras vidas”.

No será la última variante

La OMS insistió esta semana en que no se debe subestimar la capacidad de ómicron de causar daño y aseguró que no será la última variante del coronavirus que se detectará, sin que se pueda predecir si la próxima causará un tipo de enfermedad más o menos grave.

“Ómicron puede ser menos grave en la infección que causa a un individuo, pero esto no significa que provoque una enfermedad leve. En estos momentos hay mucha gente en todo el mundo que está en unidades de cuidados intensivos y con ventilación mecánica, por lo que obviamente no diría que se trata de una enfermedad que se puede tomar a la ligera”, dijo en una rueda de prensa el director de Emergencias Sanitarias de la OMS, Mike Ryan.

Los expertos de la institución sanitaria pidieron a gobiernos y ciudadanos que sigan utilizando todas las herramientas de las que se dispone para detener en lo posible el avance de ómicron, que ya se ha convertido en la variante dominante al representar el 60 % de casos a nivel mundial. (I)