Ser una persona superdotada puede ser visto como una bendición, pero también podría ser una carga para ellas debido a que tienen diferencias de aprendizaje, o por los estigmas que han surgido al considerar erróneamente que tienen personalidades menos sociales.

El Davidson Institute, una organización estadounidense sin fines de lucro, que apoya a estudiantes de 18 años y menores profundamente dotados, indica que las personas superdotadas manifiestan lo siguiente: comprensión rápida, comprensión intuitiva de los fundamentos, una tendencia hacia la complejidad, la necesidad de precisión, altas expectativas, intereses divergentes y un peculiar sentido del humor.

Según la organización, por lo general, los superdotados muestran un “desarrollo asíncrono”, siendo notablemente adelantados en algunas áreas mientras que son promedio o atrasados en otras formas. Es complicado saber dónde encajan, y los entornos educativos generalmente no están diseñados para adaptarse a sus diferencias.

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Si bien hay muchos factores que contribuyen al talento —incluidos varios tipos de inteligencia, factores genéticos y crianza—, un área clave de interés es la personalidad, detalla el portal Psychology Today.

En el diario High Ability Studies, los investigadores Ogurlu y Özbey (2021) llevaron a cabo un metanálisis de la literatura sobre la personalidad y los talentos para ver dónde encajan los cinco grandes rasgos de personalidad: extraversión, escrupulosidad, apertura a la experiencia, neuroticismo y amabilidad.

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Los investigadores revisaron múltiples bases de datos para encontrar artículos de investigación que cumplían criterios estrictos para incluir en su análisis conjunto. Usando métodos estadísticos sofisticados, compararon medidas de personalidad entre grupos dotados y no dotados para ver qué rasgos de personalidad se correlacionaron significativamente con el talento.

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No hubo diferencias significativas entre los grupos dotados y no dotados en cuanto a amabilidad, extraversión, escrupulosidad o neuroticismo. Sin embargo, la apertura a la experiencia se correlacionó más fuertemente con el talento, con un tamaño de efecto moderadamente fuerte.

Además, encontraron que otros factores, como la edad, el género, la muestra individual del estudio y la ubicación geográfica, no explicaban el talento o la relación entre la apertura y el talento. (I)