Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la depresión es una enfermedad frecuente en todo el mundo, y se calcula que afecta a más de 300 millones de personas.

La OMS también señala que “puede convertirse en un problema de salud serio, especialmente cuando es de larga duración e intensidad moderada a grave, y puede causar gran sufrimiento y alterar las actividades laborales, escolares y familiares. En el peor de los casos puede llevar al suicidio”.

El suicidio, dice la OMS, “sigue siendo una de las principales causas de muerte en todo el mundo, según las últimas estimaciones” que fueron publicadas en el reporte Suicide Worldwide in 2019.

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En el 2019, de acuerdo con la OMS, “se suicidaron más de 700.000 personas, es decir, 1 de cada 100 muertes”.

La institución indica también que “cada año pierden la vida más personas por suicidio que por VIH, paludismo o cáncer de mama, o incluso por guerras y homicidios”.

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En Ecuador, durante la pandemia, al 911 se reportaron 429 intentos de suicidio y 220 suicidios, según una publicación del 6 de noviembre del 2020, en la página web www.ecu911.gob.ec.

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El director del ECU-911, Juan Zapata, comentaba en ese entonces que “las ciudades que mayores eventos presentan son Guayaquil con 34 casos, (...) Quito con 13 y Santo Domingo con 12. También se han registrado 429 intentos de suicidio; las ciudades donde más reportes (hay) son Quito con 47, Cuenca con 44 y Guayaquil con 37”.

Tratamiento oportuno

¿La depresión puede ser tratada luego de su diagnóstico? “Correcto. Lo que pasa es que hay algunos tipos de depresión, pero depende mucho de la metodología que utilice el profesional..., psiquiatra, psicólogo”, comenta el psicólogo clínico Gianfranco Bullo.

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La depresión suele necesitar un tratamiento; la gran mayoría de veces, integral, señala el especialista. “¿Por qué digo integral?, porque en Latinoamérica no se hacen las cosas como se deben hacer”.

Bullo señala que hay la distimia, que es como un paso antes de la depresión.

Cita como ejemplo que la distimia se confunde con depresión. “En la distimia no tienes un cuadro depresivo clínico, pero tienes algunos síntomas: no sales de tu casa, estás triste, no haces las cosas que te gustan... Mucha gente tiene ese diagnóstico”.

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El médico psiquiatra Armando Camino afirma que “el éxito de un tratamiento no es la intervención farmacológica; el éxito de un tratamiento es la prevención: si yo hago una prevención, o sea, intervengo antes de que el cuadro pase de depresión leve a depresión moderada, o de moderada a grave, estoy ya interviniendo en un proceso de tratamiento”. Así es posible evitar que el caso llegue a empeorar.

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“En los casos iniciales se pueden utilizar procedimientos psicoterapéuticos. En los casos leves, procesos psicofarmacológicos con medicación muy suave. Pero en los casos moderados y graves hay que intervenir con psicofármacos y con el equipo multimodal”, añade Camino.

Casos complejos

Pero en muchos casos la depresión puede volverse resistente al tratamiento. “Muchos pacientes superan síntomas de depresión al tomar antidepresivos o al recibir asesoramiento psicológico. Pero cuando se tiene una depresión mayor y resistente al tratamiento, no son suficientes los tratamientos convencionales. (Por ello) se requiere psicoterapia clínica, terapia grupal, terapia existencial y, en casos de crisis mayores, hospitalización psiquiátrica”, dice el psicólogo clínico Samuel Merlano.

¿En qué casos el tratamiento es resistente? “Hay varias causas que pueden llevar a esta situación, por ejemplo, cuando tenemos una predisposición genética familiar. Cuando las circunstancias de nuestro entorno son cada vez más intensas se llaman estresores ambientales”, explica Camino. También puede ocurrir que los pacientes hayan seguido mal los tratamientos previos o sin respetar los tiempos programados. “Cuando utilizan dosis terapéuticas no adecuadas, entonces cada vez esto va produciendo que se produzca una resistencia a los tratamientos”, agrega el experto.

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En tanto, Merlano señala que la resistencia se produce en el paciente cuando “hay negación al problema grave que presenta, cuando no colabora en las actividades o tareas encomendadas, cuando no toma la medicina indicada, cuando se refugia en el alcoholismo o en desórdenes alimenticios, cuando no hace el esfuerzo de hacer pequeños ejercicios que ayudan al funcionamiento corporal...”.

La Asociación Estadounidense de Psicología (APA) indica a través de su portal (apa.org) que la depresión no es una señal de debilidad. Tampoco es algo de lo cual una persona pueda recuperarse repentinamente. Es una enfermedad que necesita tratamiento profesional. Pero con la atención adecuada, el paciente se puede sentir mejor.

“Los medicamentos antidepresivos pueden ser útiles para reducir los síntomas de depresión en algunas personas”. La psicoterapia es también efectiva, ya sea de forma independiente o en combinación con medicamentos, indica esta entidad, que recomienda una intervención siempre oportuna.

¿Qué es la depresión?

Es probable que muchas personas a su alrededor estén atravesando por una depresión, que de acuerdo al médico psiquiatra Armando Camino es una enfermedad crónica que produce de alguna manera cambios importantes en el comportamiento y en el estado de ánimo. “Se caracteriza principalmente por el humor triste, el desgano, la desmotivación, pérdida de interés para las cosas que normalmente antes relacionábamos (con la persona), pérdida de vitalidad, trastorno del sueño y trastorno del comportamiento”, explica Camino.

Clasificación

El psicólogo clínico Samuel Merlano la clasifica como leve, moderada o grave, dependiendo de la intensidad de los síntomas. “Los síntomas leves afectan en algún aspecto específico, por ejemplo, ser despedido. La moderada presenta síntomas que pueden causar problemas de concentración, bajo rendimiento laboral, conflictos. La mayoría de los casos graves requieren hospitalización, ya que se sienten abrumados por pensamientos negativos, no ganas de vivir, descuido físico”, explica. (I)