Un estudio que examina los niveles de vitamina D en el tejido cerebral, específicamente en adultos que sufrían de diferentes niveles de deterioro cognitivo, muestra que las personas con más altos niveles de vitamina D en el cerebro tenían mejor función cognitiva. Este trabajo pertenece a la Universidad Tufts, en Estados Unidos.

Unos 55 millones de personas viven con demencia, algo que aumenta a medida que la población mundial envejece.

El estudio fue publicado esta semana, el 7 de diciembre, en la revista Alzhéimer & Demencia, de la Asociación para la Demencia.

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“Esta investigación refuerza la importancia de entender cómo la nutrición crea resiliencia para proteger el cerebro envejeciente de enfermedades como el alzhéimer y otras demencias”, dijo la autora principal del documento, Sarah Booth, directora del Centro de Investigación de Nutrición Humana Jean Mayer, del Departamento de Agricultura estadounidense.

La vitamina D apoya varias funciones en el cuerpo, incluyendo la respuesta inmune y la salud de los huesos.

Los humanos la adquieren de la dieta, al comer pescados grasos y bebidas fortificadas como leche o jugo de naranja; más la exposición limitada a la luz solar directa.

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Altos niveles de vitamina D en las cuatro regiones estaban correlacionados con mejor función cognitiva.

“Muchos estudios han hecho referencia a los factores dietarios o nutricionales en el desempeño cognitivo en adultos mayores, y muchos han incluido la vitamina D”, dijo la coautora Kyla Shea, profesora asociada de la Escuela Friedman de Ciencias y Políticas de la Nutrición, en Tufts. “Queríamos saber si la vitamina D está presente en el cerebro y de ser así, cómo esas concentraciones están ligadas al declive por envejecimiento”.

Booth, Shea y el equipo examinaron el tejido cerebral de 209 participantes del Proyecto Rush de Memoria y Envejecimiento, un sondeo a largo plazo, que empezó en 1997. Buscaron vitamina D en cuatro regiones del cerebro, dos asociadas con cambios propios del alzhéimer, uno asociado con formas de demencia ligadas al flujo sanguíneo y una cuarta sin ninguna asociación conocida a las enfermedades anteriores.

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Encontraron que sí había vitamina D en el tejido del cerebro, y que altos niveles de vitamina D en las cuatro regiones estaban correlacionados con mejor función cognitiva (memoria y capacidad de realizar tareas de la vida diaria).

Sin embargo, ¿de qué manera afecta para bien la vitamina D al cerebro? Es algo que falta por resolver, también porque las demencias tienen múltiples factores y no todos estos han sido completamente comprendidos.

Además, la vitamina D suele variar entre los diferentes grupos raciales, y la mayoría de los participantes en el estudio eran personas blancas. El equipo prepara un seguimiento con un grupo más diverso, buscando otros signos asociados con deterioro cognitivo, y esperan entender cuál es el rol de la vitamina D en evitar la demencia.

Esto no significa que haya que tomar altas dosis de suplementos de vitamina D como medida preventiva. La dosis recomendada es de 600 IU para personas de 1 a 70 años y 800 IU para los mayores. Más haría daño. (I)

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