Para algunas personas, comer en exceso hasta perder el control es algo habitual. El trastorno de apetito desenfrenado consiste en “consumir cantidades extraordinariamente grandes de alimentos y sentirse incapaz de parar de comer”, tal como publica la Clínica Mayo.

Estos atracones nada tiene que ver con el hambre. Se trata de una compulsión irresistible por comer, luego la persona puede sentirse arrepentida o avergonzada.

Los expertos han catalogado los síntomas e incluyen “comer cantidades inusualmente grandes de comida en un tiempo determinado, por ejemplo, durante un período de dos horas”.

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“Sentir que la conducta alimenticia está fuera de control. Comer incluso cuando estás lleno o no tienes hambre, hacerlo con rapidez durante los episodios de atracones y hasta que estás demasiado lleno”.

También se suele “comer solo o a escondidas con frecuencia. Sentirte deprimido, enojado, avergonzado, culpable o molesto por tus hábitos alimentarios. Hacer dietas con frecuencia, posiblemente sin bajar de peso”.

Después de un atracón, “no sueles vomitar, usar laxantes ni hacer ejercicios físicos en exceso para compensar las calorías adicionales que comiste”.

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(I)

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