La Semana Santa es el momento litúrgico más intenso de todo el año para la Iglesia católica.

A la Semana Santa se la llamaba en un principio la Gran Semana. Ahora se la llama Semana Santa o Semana Mayor, y a sus días se les dicen días santos. Esta semana comienza con el Domingo de Ramos y termina con el Domingo de Pascua.

Significado de los días santos

El Domingo de Ramos se celebra la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén, en la que todo el pueblo lo alaba como rey con cantos y palmas. De allí la tradición de llevar ramos a la iglesia en la misa de ese domingo para ser bendecidos

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En Jueves Santo se recuerda la Última Cena de Jesús con sus apóstoles, en la que les lavó los pies. Al terminar la Última Cena, Jesús se fue a orar al huerto de los olivos. Ahí pasó toda la noche y después de mucho tiempo de oración llegaron a aprehenderlo.

El Viernes Santo se recuerda la pasión de Cristo, su prisión, los interrogatorios de Herodes y Pilato, la flagelación, la coronación de espinas y la crucifixión.

Sábado Santo también es conocido como Sábado de Gloria, cuando -según las sagradas escrituras- Jesús muere, desciende al infierno y lleva consigo al cielo a todos los que creyeron. Este día es una fecha distinta al Jueves y Viernes Santos, porque no ocurrieron acontecimientos visibles en la Tierra, explica Aci Prensa. Debido a que Jesús “ha muerto” se debe guardar silencio en ese día.

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Domingo de Resurrección o de Pascua. El más importante de la semana, porque Jesús venció a la muerte y así les abre las puertas del cielo o paraíso a todos los creyentes. Es para los cristianos católicos el acontecimiento más importante: la redención y liberación del pecado de la humanidad por el Hijo de Dios.

Tradiciones restringidas por la pandemia

Entre el 79% y el 80% de ecuatorianos se identifica como católico, según encuestas. Estas cifras eran fácilmente visibles cuando entre el Jueves y Viernes Santo miles de creyentes hacían las visitas a las siete iglesias o participaban de multitudinarias procesiones, como la del Cristo del Consuelo, en el suburbio de Guayaquil.

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En los últimos años incluso se habían establecido circuitos para visitar siete iglesias en Jueves Santo, con lo que no solo se apelaba al tema religioso, sino también al turístico y -en consecuencia- al movimiento comercial.

Hoy, sin embargo, la pandemia del COVID-19 obliga a cumplir con regulaciones de aforo en templos e iglesias y a evitar aglomeraciones. Por eso el llamado de las autoridades a la ciudadanía es que evite salir para así frenar la propagación del SARS-CoV-2.

Además, en este 2021 se prohibió la realización de procesiones, pues -además de la del Cristo del Consuelo, que concentra a unas 500.000 personas- se cumplen otras multitudinarias, como la de Jesús del Gran Poder, en Quito. La misma prohibición se dio en 2020, al inicio de la pandemia.

Tradiciones perdidas a lo largo de los años

Probablemente en el futuro, cuando acabe la pandemia, las procesiones y misas presenciales multitudinarias volverán e incluso con más fuerza. Pero, a lo largo del tiempo, muchas tradiciones se han perdido.

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Hace varias décadas, por estas fechas eran días de duelo. Era pecado reír, cantar, jugar, reñir y hacer travesuras. Los adultos tampoco farreaban, bailaban ni ingerían bebidas alcohólicas. Sin embargo, en estos últimos años, para muchos esta semana significaba fiesta y playa, eso hasta que llegó el COVID-19 y sus restricciones.

El historiador ecuatoriano Germán Arteta en el libro Guayaquil nostálgico relata que uno de los rituales característicos del Viernes Santo era concurrir vestido de negro a los oficios religiosos y estrenar una nueva parada de ropa el Domingo de Resurrección. Igualmente, asistir sin falta al sermón de las Siete Palabras y mantener una actitud de recogimiento durante todo ese día. Indica que incluso las radioemisoras ayudaban a mantener ese ambiente con música sacra.

Arteta recuerda que para estas fechas tampoco faltaban las representaciones sobre la pasión de Cristo, a cargo de compañías nacionales y extranjeras. Además, debido a que la televisión aún no estaba en su apogeo, los programas de radioteatro también tenían su público. Así, emisoras como Ortiz, CRE, El Mundo o América ofrecían dramas de la vida y pasión de Jesús.

Por su parte, cines como Quito, Apolo, Central, Nueve de Octubre, Presidente, Victoria ponían en cartelera cintas sobre Jesucristo y otras religiosas, como Ben-Hur, Espartaco, Los diez mandamientos, Quo Vadis o Barrabás.

El historiador detalla en su libro que incluso hasta los espacios de los periódicos tenían a sus anunciadores asegurados para la Semana Santa, pues apenas terminaba carnaval y comenzaba la Cuaresma, los almacenes de víveres, especialmente, promocionaban el popular bacalao de las islas Galápagos y el importado de Noruega, para preparar la fanesca.

¿Qué relación existe entre los carnavales y la Cuaresma?

Abstinencia y ayuno en el tiempo de Cuaresma

El tema culinario también se modificó con el tiempo. La fanesca era motivo de encuentro familiar, pero no se quedaba allí, ya que además esta comida era compartida con amigos y vecinos, en viandas y ollas. La tradición se mantiene entre muchas familias, pero ahora restaurantes y hoteles también han hecho suyo el plato, por lo que el compartir con las amistades o el vecindario ya no se estila con antaño.

Dato ecológico

Una de las tradiciones que se perdieron para el Domingo de Ramos fue el llevar a las misas ramos elaborados con palma de cera. Se trata de un tema ecológico, ya que en la palma viven el loro orejiamarillo (Ognorhynchus icterotis) y el perico cachetidorado (Leptosittaca branickii), que no solo se alimentan de los frutos de la palma de cera, sino que construyen sus nidos en los agujeros envejecidos que se encuentran en el tallo de esta planta.

Según el Libro rojo de las aves del Ecuador, las especies están enlistadas en las categorías En peligro crítico y En peligro, respectivamente.

Pero, además, la propia palma de cera está en peligro de extinción en el país y no solo por la tradición religiosa, sino debido a la deforestación de los bosques andinos generada por la expansión de la agricultura y la ganadería y la fragmentación de los hábitats. Por ello, se ha instado que en lugar de palma se usen otras plantas para elaborar los tradicionales ramos, como la totora, laurel, maíz, sigse, paja, trigo o cebada. (I)