Hace dos días, los fanáticos de la selección japonesa se ganaron los elogios por su costumbre nacional de dejar limpio cualquier lugar en el que hayan estado; lo hicieron en el estadio después de la victoria ante Alemania 2-1.

Ayer, la FIFA felicitó también al conjunto deportivo japonés por seguir la misma línea, al dejar impecable el camerino del estadio internacional Khalifa, y compartió una fotografía como prueba, a través de las redes sociales.

La cultura de la limpieza que emplean los japoneses es parte de la tradición budista, que relaciona la suciedad con la enfermedad, la muerte y con todo lo desagradable. Se anima a los ciudadanos a mantener limpios los espacios compartidos, como las estaciones de tren y los baños públicos.

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Los niños lo aprenden desde el jardín de infantes y lo desarrollan durante su vida estudiantil: cada grupo debe dejar siempre limpio su salón de clases. Se ve en cualquier serie de anime estudiantil: de cuando en cuando, a alguien le tocará quedarse después de clases para ayudar.

No es de extrañar que la reina de la corriente minimalista en la actualidad sea la japonesa Marie Kondo, autora de La magia del orden, quien propone darle la vuelta a la casa, oficina o cualquier sitio, sacar todo y hacer una limpieza consciente, dejando solo aquello que inspira emociones positivas y deshaciéndose de todo lo demás.

Su último libro es Kurashi at home, que se traduciría como “la forma ideal de pasar nuestro tiempo” en casa. (E)

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