A sus 15 años, Björn Andresen era considerado un adonis por la sociedad, un adolescente sueco “sumamente hermoso” y exitoso, quien al parecer tenía el mundo a su merced; lo llamaron “el joven más bello del mundo”. Sin embargo, todo eso terminó de forma abrupta.

Según relatan varios portales de espectáculos, su vida de ensueño era una cárcel invisible y nada era tan perfecto como parecía. El éxito, la fama, el dinero, la aclamación pública e incluso su belleza, no duraron para siempre. Sus días luego de la gloria cinematográfica fueron de soledad, desolación y confusión.

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Su despegue se dio gracias a “Muerte en Venecia”, una película del maestro italiano Luchino Visconti inspirada en la novela de Thomas Mann, donde interpretó a Tadzio, que al parecer también lo sentenció e incluso cinco décadas después sigue luchando y rebelándose contra aquel papel que en lugar de servir de despegue a su carrera artística se convirtió en un muro que nunca pudo superar, en un fantasma (de él mismo) que lo acosó el resto de su vida, según recoge un artículo compartido por Infobae.

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El problema fue que luego del éxito global que tuvo su personaje, las personas comenzaron a verlo con ojos de lujuria y cosificarlo por lo estéticamente atractivo que resultaba para la vista humana.

El papel se lo dieron en 1971 por su singular belleza. El director necesitaba que el joven que interprete a Tadzio cause fascinación a simple vista y que la cámara lo adore. Björn era el indicado ya que cumplía todos esos requisitos.

“Con sorpresa, Aschenbach notó que el joven era bellísimo. Su gracioso rostro, pálido, circundado de cabellos color miel, la nariz derecha y fina, la boca luminosa, la expresión de seriedad divina y encantadora recordaba a las estatuas griegas de la época áurea. Y esa absoluta perfección fascinaba de tal modo que el observador creía no haber encontrado jamás algo tan logrado ya sea en el arte figurativo o la naturaleza”, de esta manera Thomas Mann describe por primera vez a Tadzio en Muerte en Venecia.

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Tanta era la presión que el joven ejercía sobre sí mismo que cada vez que chocaba con la realidad, terminaba desilusionado y con el ego herido. Björn Andresen pasó el resto de su vida compitiendo contra él mismo, contra su imagen perfecta de adolescencia, él fue su propio enemigo.

Actualmente, Björn, tiene 66 años y vive en Estocolmo con su pareja.

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Quien alguna vez le dio vida al joven más hermoso del mundo, lleno de éxito y fama, hoy tiene problemas económicos e intenta que los dueños de su departamento no lo desalojen por falta de pago. (E)