Cómo explicarle a un ser inocente y sensible, como un niño, que su mascota ya no volverá a ronronear, jugar, ladrar o acurrucarse junto a ellos. Cómo evitar que sientan dolor, cómo enseñarles a afrontar lo sucedido y ayudarles a comprender el ciclo de la vida. Son preguntas difíciles con respuestas complicadas, porque decir adiós nunca es sencillo.

Cómo darle la noticia de un fallecimiento a un niño y confortarlo

Si de niños se trata, los adultos no se sienten preparados para tocar temas traumáticos o dolorosos, como la muerte. ¿Qué se dice?, ¿cómo se dice? ¿cuándo se dice?

En el momento en que la mascota querida de un menor muere, el niño inconscientemente atraviesa por un proceso llamado duelo donde se experimenta una respuesta emocional ante una pérdida, ya sea una persona cercana, un familiar o una mascota. Al ser su primera experiencia ligada con un deceso, el menor probablemente no comprenda el concepto de morir, más aún a edades muy tempranas. Según Melissa Dumas, psicóloga ecuatoriana experta en niños, aunque el momento sea complicado, lo mejor será actuar sin rodeos.

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El duelo se manifestará en diferentes etapas, dependiendo de la edad, nivel de comprensión, las características personológicas. Por ello es indispensable identificar el lazo que compartía el niño y el animal antes de abordar estas temáticas y darle significado a lo sucedido.

En estos casos los padres o cuidadores de los niños tienen un rol importante ante la posible pérdida (en caso de que el animal tenga una edad avanzada o esté enfermo) o la irreparable pérdida, explica la especialista. Es necesario que no haya ornamentos para la situación, ni que el adulto opte por inventar historias ajenas a la realidad. “Los padres o cuidadores del menor deberán desmenuzar el concepto de muerte y lo que conlleva no volver a ver a ese ser”, explica Dumas.

Déjese guiar por el niño para dar respuestas a las inquietudes que le surgen; los niños son más sencillos y espontáneos para asimilar situaciones que se les explica en palabras sencillas.

Sin embargo, advierte que no hay que ser frívolos ante la situación. El interlocutor no puede perder la empatía con el niño, teniendo en consideración la edad del menor y el contexto en que se desenvuelve; no para ocultar la realidad, sino para facilitar su comprensión, pero bajo ninguna circunstancia omitir lo sucedido.

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Desde su experiencia, la psicóloga recomienda a los progenitores que ayuden a los hijos a identificar las emociones por las que están atravesando. “Los niños se van a sentir tristes, confundidos, enojados o perplejos; que lo digan”. Esto, asegura, los ayudará no solo a exteriorizar sus emociones, sino además a validarlas.

Los niños deben exteriorizar y validar sus emociones durante los momentos tristes y traumáticos. Imagen: pexels.

Los rituales de despedida, como un entierro o unas palabras por su paso por el mundo, ayudarán a validar las emociones del infante y reforzarán el significado de la mascota en la familia. Por lo que, si el contexto religioso y social lo permite, hacer un ritual sería una forma ideal de afrontar la pérdida.

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Recordar es parte del proceso de duelo y de sanación. Esto puede ser tan simple como animarlo a compartir recuerdos o mencionar el nombre de la persona que murió para que el niño sepa que no está prohibido hablar de esa persona y recordarla. También es importante no cambiar las fotos de la casa o habitaciones durante un tiempo.

Niños y mascota. Imagen: pexels

Los padres sobreprotectores, en un intento por evitar dolor a los niños, podrían causar un daño irreversible si, en lugar de permitir que el menor demuestre sus emociones, tratan de suplantar la pérdida con una nueva adquisición: una nueva mascota. “El proceso de duelo debe ser vivido; no es recomendable intentar evitar el dolor o remplazarlo con otro animal como distractor emocional”, asegura Dumas.

En el caso de la eutanasia para el animal, es necesario que la decisión sea conversada con el menor y además se explique que, ante las circunstancias, la inyección aliviará el sufrimiento del animal. Según indica un artículo publicado en The New York Times, al igual que los adultos, los niños tienden a aceptar más fácilmente la muerte de su mascota cuando era esperada.

Finalmente, la psicóloga con experiencia en niños insiste en que el duelo en los menores debe contar con una red de apoyo, ya sea familiar o escolar, además de una intervención terapéutica obligatoria, para así lograr un bienestar emocional y llevar de forma saludable este proceso tan importante. (I)

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