Desde que llegó a casa, su perro demostró un fuerte temperamento, pero todo el escándalo y los mordiscos eran graciosos viniendo de una criaturita de 20 centímetros de altura. Ahora ha cumplido años, y aunque no ha crecido mucho, lo que antes era una travesura se ve diferente, ¿por qué el perrito pasa enojado, se enfurece si ve otros perros, quiere montarse en las visitas, destruye las cosas si lo dejan solo un momento, y parece que detesta a los niños?

Algunas personas se sienten traicionadas cuando, al tratar de contenerlo, su pequeño terror las muerde. Otras lo justifican. Está nervioso. Está enfermo. No hay que provocarlo. No hay que dejarlo solo ni tocar sus cosas. Los agresivos son los otros perros. E instruyen a sus amigos y visitas a no mirarlo, hablarle ni acercarse.

El metódico trabajo de los humanos creando diversas razas de perros de acuerdo con sus intereses y gustos ha dado origen a que en una misma especie haya la diferencia de tamaño entre un yorkshire terrier y un mastín italiano. Y la dramática variación de talla y forma de los perros sí afecta la psicología canina, informa el estudio de la Universidad de Sídney liderado por el doctor Paul D. McGreevy, y publicado en la revista científica PLos One.

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La selección genética artificial ha creado perros pequeñitos con rasgos y conductas de cachorros que persisten con la edad. Foto: Shutterstock

Los problemas del comportamiento de los perros domésticos están ligados a ciertas características de la altura, peso y la forma de su cabeza, este último uno de los aspectos en los que más ha intervenido el ser humano. Específicamente, importa si la cabeza del perro es más braquiocefálica (mucho más ancha que larga, con hocico corto, como el bulldog inglés) o más dolicocefálica (mucho más larga que ancha, con un hocico largo, como el greyhound).

En los humanos, la forma del cráneo no hace diferencia en la personalidad o la conducta. En los perros, sí. Los estudios de imágenes muestran que la selección artificial ha afectado la forma de los cráneos y la organización de los cerebros de las diferentes razas.

Por ejemplo, los perros criados para cazar y perseguir suelen tener cabezas finas y hocicos largos. Los perros criados para ser falderos, en cambio, tienen caras anchas y hocicos planos. Parecen cachorritos y actúan como tales, incluso al avanzar en edad, lo cual tiene sus ventajas y desventajas.

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El estudio liderado por McGreevy revela que hay una treintena de comportamientos no deseables en un animal de compañía, y que la mayoría de ellos se relacionan con la altura del perro. Otros factores son el peso, la relación entre ancho y largo del cráneo, y las combinaciones de todo eso.

Los investigadores lo describen así: la altura promedio en los perros muestra una significativa disminución en comportamientos como querer montarse en las personas o en los objetos, irritarse ante cualquier toque, orinarse o defecar si se los deja solos, temerle a otros perros, no soportar la separación, agredir a las personas con las que vive, rogar por comida y ‘marcar’ la casa. Un peso promedio en un perro muestra una disminución en lo que nosotros llamamos hiperactividad.

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¿Reconoce estas tendencias en su perrito? Usted puede considerarlo inteligente y regañarlo, creyendo que ‘sabe’ que no tiene que hacer ciertas cosas, pero es probable que el instinto sea más fuerte que él, ha sido diseñado (de forma artificial) con esas desventajas, originalmente pensadas para hacerlo gracioso como un bebé, solo que con el tiempo las vemos por lo que son, problemas de conducta. Y estos problemas aumentan a medida que la altura del perro se reduce.

Asimismo, los perros con una buena relación entre ancho y largo del cráneo tienden a conductas positivas, como el acicalamiento social (que les permite interactuar con otros perros), y una menor tendencia a perseguir.

Eso no niega el hecho de que los perros pequeños existen, nosotros los creamos, y necesitan un hogar. Antes de traer a uno de ellos a vivir con usted, considere los factores y también el estilo de vida que le dará, si dispone de un lugar donde el can no tendrá que interactuar tan a menudo con otros perros o con muchas personas, si podrá darle mucha atención y tolerar sus excentricidades, o si usted tiene una familia grande con varios niños, animales y frecuentes visitas, y necesita que sea un espacio seguro para todos. Estas cosas importan.

Cuando los perros pequeños atacan, ¿qué hacer?

“No cometa el error de pensar que solo los perros grandes pueden causar heridas terribles”, dice el abogado Fernando D. Vargas, cuyo estudio jurídico se especializa en lesiones personales.

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En su experiencia, no solo los cánidos de gran tamaño y mandíbula pueden causar mucho daño cuando no están bien entrenados ni cuidados. Perros mucho más pequeños son capaces de aterrorizar a sus comunidades, como el caso de una jauría de chihuahuas callejeros en las calles de Phoenix, Arizona (reportes de 2014). Formaban grupos de 8 a 15 y suponían suficiente amenaza como para no dejar salir solos a los niños.

“La verdad es que un perro de cualquier tamaño tiene el potencial de ser agresivo y dejar heridas”, dice Vargas. Las siguientes seis razas de perros son consideradas especialmente proclives al mal comportamiento. “Si se encuentra con alguna de ellas, tenga cuidado, evite provocarlos, siga de largo”, dice el abogado, que no en vano se especializa en casos de ataques de perros.

  1. Los dachshunds son más propensos a enojarse con perros y personas, con tanta frecuencia como un perro de gran tamaño. Su nombre significa perro tejón, y fue criado para cavar en las madrigueras de los tejones, perseguirlos y matarlos, aunque esos animales no son nada indefensos.
  2. Los chihuahuas pueden ser impresionantes cuando hacen un enemigo. Son apenas seis libras, pero una actitud de varias decenas. Son muy apegados a sus dueños y los protegen agresivamente del más amistoso de los acercamientos. No permita que su chihuahua ladre, gruña o se lance a los demás, aunque sea pequeño y le parezca inofensivo, se hará adulto y luego no podrá cambiar esos rasgos ni enseñarle a socializar.
  3. El cocker spaniel tiene una expresión dulce, pero algunos desarrollan un síndrome conocido como ‘ira genética’ que los hace explotar sin razón, y luego volver a su estado de placidez, como si no hubiese pasado nada.
  4. A los pequineses no les gustan los extraños ni los niños. Tienen un temperamento impulsivo, fueron criados para ser perros de la corte imperial china, y por siglos fueron tratados como realeza, pues solo los nobles podían tener uno.
  5. A los beagles se los crio para seguir olores y cazar, es su más fuerte instinto. También están llenos de energía y se emocionan fácilmente. No los deje sueltos, podrían agarrar la pista de algo y no responder al llamado, y escaparse.
  6. El jack russell también fue criado con el propósito de cazar zorros y ratas, y ahora, al tratar de adaptarse a ser un animal casero, su extrema energía requiere mucho ejercicio y estímulo mental para evitar que se estrese. Un jack russell aburrido o poco habituado a socializar puede volverse agresivo. (F)

Fuente: McGreevy PD, Georgevsky D, Carrasco J, Valenzuela M, Duffy DL, Serpell JA (2013) ‘Dog Behavior Co-Varies with Height, Bodyweight and Skull Shape’. PLoS ONE 8(12): e80529. https://doi.org/10.1371/journal.pone.0080529