En 1937 a 1945 se produjo la Segunda Guerra Sino-Japonesa, esta concordó en parte con la II Guerra Mundial y tuvo un papel importante en el cual el Ejército Imperial Japonés implementó un codicioso programa de investigación enfocada en armas biológicas y químicas, a través de la ejecución a una escala masiva de seres humanos. Debido a esto, se generaron series de unidades centradas en la investigación médica y planificadas por el gran microbiólogo Shirō Ishii. teniente general del Ejército Japonés. En él recaen muchos crímenes, así como terribles experimentos médicos.

El mayor criminal de guerra médico de la historia que nunca fue juzgado

El criminal nació en Shibayama un 1892, en el distrito de Sanbu y decidió enfocar sus estudios en medicina en la Universidad Imperial de Kioto. En 1922 entró al ejército y fue ubicado al hospital del Primer Ejército y la Escuela Médica Militar de Tokio; después de dos años se especializó en el área de microbiología y gracias a sus méritos publicaron una serie de conocidos artículos en muchas revistas científicas.

El inicio de sus historia de ensayos que terminaron en muertes se dio en1928, cuando Ishii vivió dos meses en Europa para recabar información sobre los efectos de las armas biológicas y químicas durante la I Guerra Mundial. Dos meses después ascendió a comandante y fue nombrado profesor de Inmunología de la Facultad de Medicina del Ejército en Tokio, donde fue discípulo Koizumi Chikahiko, un alto cargo militar del Ejército Japonés muy interesado en la guerra química.

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Nunca pasó, ni la justicia se pronunció

Al cabo de unos meses, organizó un departamento de Inmunología dedicado a investigaciones sobre guerra biológica, y tuvo el apoyo de figuras políticas y militares de gran peso en Japón. Y finalmente fue la toma de Manchuria por el Ejército Japonés dio a Ishii la oportunidad de utilizar seres humanos en sus investigaciones que comenzaron en 1932 como parte de un proyecto secreto.

Cuatro años más tqarde, el doctor se trasladó al distrito de Pingfang para crear un gran complejo de investigación que resultó una tortura para sus trabajadores.

El establecimiento conocido como Unidad 731 era de 6 km cuadrados y estaba constituido por más de 150 edificios, construido por 15.000 esclavos civiles chinos, de los que un tercio fallecieron debido a las duras condiciones de trabajo. Su nombre técnico fue “Escuadrón de Prevención Epidémica y Purificación del Agua”. En su momento de mayor actividad trabajaban allí 3 000 empleados, de los que el 10% eran especialistas de la salud.

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El Escuadrón realizó numerosos experimentos con prisioneros, infringiéndoles grandes sufrimientos para evaluar su tolerancia a los niveles de tortura. Se estima que las víctimas fueron entre 3 000 y 6 000 personas, incluyendo niños. Se probaron los efectos de la inyección de orina de caballo y de agua de mar, la privación de alimentos, agua o sueño, la congelación, las radiaciones masivas con rayos X. Además otras torturas que figuraban en la lista, está que las víctimas eran forzadas a comer alimentos infectados o a beber líquidos contaminados, entre otros.

Pese a que era un atropello a los derechos humanos la justicia nunca se pronunció. (I)