A mediados del 2022, Katya Echazarreta se convirtió en la primera mujer mexicana en viajar al espacio, como parte del Programa de Astronautas Ciudadanos de Space for Humanity, de la misión Blue Origin NS-21, lanzada el 4 de junio.

Desde ese momento la fama de esta ingeniera electrónica para sistemas espaciales se disparó al mismo lugar de sus sueños desde que era una niña:las estrellas, donde ver el mundo sin fronteras le ha dado la perspectiva de que todo es posible. Que los sueños se cumplen hasta para el más común de los mortales, siempre y cuando uno emprenda cada día en ellos. Que no es fácil, lo sabe esta comunicadora científica de 27 años. Pero las mayores recompensas de la vida no llegan cuando se evita el camino difícil.

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Katya Echazarreta nació en Guadalajara en 1995 y a los 7 años se radicó en Estados Unidos, donde el idioma fue su primera barrera a romper para volar hacia la órbita de sus aspiraciones. Trabajó en la NASA, primero como pasante durante su carrera universitaria y luego en el equipo de apoyo terrestre de Europa Clipper. Ha contribuido en un total de cinco misiones.

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Sus fanáticos vienen siguiendo sus logros desde 2019, cuando comenzó a subir contenido relacionado con la ingeniería a Instagram y luego se expandió a YouTube y TikTok. En la última plataforma cuenta con casi dos millones de seguidores, muchos de los cuales pudieron ver el clip donde compartió que llevó las cenizas de su abuelo al espacio exterior.

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Muchos niños sueñan con ser astronautas, pero a veces son sueños que van cambiando a otros oficios con el tiempo. ¿Cómo sostuvo ese sueño por tantos años, hasta hacerlo realidad?

Tomé la decisión a los 7 años, esto es lo que quería hacer. Desde niña lo tomaba muy en serio, veía todo como mi entrenamiento. Me decía “si quiero ser astronauta, entonces necesito una maestría. Si necesito una maestría, tengo que estudiar alguna ingeniería, ciencia o carrera tecnológica. Si quiero entrar a la universidad, tengo que graduarme de la preparatoria. Para llegar a la preparatoria, tengo que pasar por la secundaria y, para eso, graduarme de la primaria. Y necesito que me vaya muy bien”. Veía todo de esa manera.

Pero no muchos niños piensan así, de hecho hasta adolescentes no suelen tomarse la educación de esta manera, a largo plazo... ¿Qué o quién le ayudó en su camino?

Siempre me ha encantado aprender. Recuerdo que a veces me enojaba porque no me estaban enseñando lo que quería en la primaria, porque no es muy común que te enseñen del espacio. Me desesperaba, pero me di cuenta de que si quería aprender algo, podía buscarlo y pues afortunadamente mi familia tenía computadora y empezaba a buscar cosas para aprender de astronomía, de ciencia, de tecnología y a veces no lo entendía muy bien, porque era una niña.

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Pero a mí lo que más me fascinaba era exactamente eso, cuando no entendía algo. Muchas personas ven las cosas que no entienden y dicen “es muy difícil para mí, no soy muy buena, mejor me voy a ir por acá, que lo entiendo mejor”. A mí me aburría eso, entender las cosas muy rápido, porque no lo veía como un desafío, como estudiar y aprender lo que era muy difícil para mí, que en este caso era el tema espacial y la electricidad.

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Con frecuencia no vemos en los medios, como películas o series de televisión, a mujeres que sueñan con ir al espacio, mucho menos latinas...

Desde niña me di cuenta de que no iba a encontrar la inspiración en una persona que se pareciera a mí. Me ayudó mucho mi mamá, cuando le hacía muchas preguntas, “por qué todas las mamás de mis compañeras están en la casa, por qué todas se dedican a cocinar”. Para ella fue muy importante que sus hijas sean independientes, más que nada por la vida que ella estaba viviendo, muy típica de muchas mujeres en Latinoamérica.

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Ella quería que nosotras siempre tuviéramos opciones, porque la realidad de muchas mujeres es que no fue su decisión quedarse en casa, la sociedad las llevó a eso... Estoy creciendo en un ambiente diferente, porque estoy leyendo y aprendiendo como si fuera comida, como si fueran dulces lo que para mí es lo más importante y lo que más me apasiona y al mismo tiempo tengo a mi mamá que me está diciendo “no les hagas caso si prendes la tele y ves puros hombres, tú tienes que ser la primera”.

¿Podría recordarnos cómo fue ese proceso de selección que le llevó a ir al espacio?

En el 2019 ya soy ingeniera de la NASA y trabajando en unas misiones muy importantes como el orbitador Europa Clipper, y había trabajado en el robot Perseverance que actualmente está en Marte. Cuando me llega una aplicación de una organización completamente nueva que se llama Space regional y Espacio para la humanidad. Esta organización quiere lograr el primer grupo de astronautas que van para una misión de ir al espacio y tener esta experiencia que se le llama el ‘efecto perspectiva’ (experiencia de observar en primera persona la realidad de la Tierra desde el espacio) y regresar al planeta para ayudar a la humanidad a crear cambios.

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¿Qué cree que ellos vieron en usted para que la escojan?

De las personas seleccionadas, yo sabía que tenían la educación necesaria, porque ese es un requerimiento básico, como la experiencia laboral y entrenamiento para ir al espacio. Aquí la diferencia era yo... Creo que logré compartir mi amor por todo lo que hago.

Como mencionaba, la idea de este viaje era traer nuevas perspectivas con el propósito de que eso ayuda a la humanidad. ¿Cuáles fueron sus perspectivas, cambió algo en usted después de este viaje?

Después de esta experiencia ya no le tengo miedo a nadie. He podido platicar con las personas más importantes de este país (México) y de Estados Unidos y no me siento menos que ellos, más bien veo a estas personas y al resto de los humanos absolutamente iguales. Y esa es una perspectiva muy común para las personas que viajan al espacio, porque se dan cuenta de que las barreras no existen.

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También me doy cuenta de todo lo que se ha logrado en la historia de la humanidad, toda la tecnología tan increíble que hemos creado personas comunes y corrientes.

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En su caso, ¿qué está haciendo para inspirar a otras mujeres sobre todo latinoamericanas para que se incorporen al campo STEM (ciencia, tecnología, ingeniería, matemáticas)?

Para mí lo más importante para inspirar a las personas, especialmente mujeres y a latinos, es continuar con mi carrera, que me vean como ejemplo, que me vean como modelo a seguir. Una cosa es decirles a los demás que estudien ingenierías y es otra cosa que me vean a mí ingeniera, desarrollando tecnología y creando estos programas espaciales.

Lo más importante para mí en estos momentos son varios proyectos que tengo en México, creando oportunidades para los jóvenes en México y en Latinoamérica.

¿Cuáles son esos proyectos?

Estamos trabajando en una reforma constitucional que va a crear la base legislativa necesaria en México para el sector espacial. En México no se puede lanzar un cohete legalmente, sea del parte de gobierno o una empresa privada, los permisos necesarios no existen. Esta reforma es nuestra prioridad para abrir las puertas al sector espacial. Ya he platicado con diputados, senadores y gobernadores que no necesariamente son del mismo partido. Ellos entienden que va más allá de los partidos, esto es por el bien de México. Y ahora lo único que nos falta es el apoyo del presidente.

El segundo proyecto es la fundación que la vamos a anunciar oficialmente en mayo, el evento (de lanzamiento) será en la ciudad de México. Lo que queremos lograr con esta fundación es apoyar a los jóvenes que tal vez no necesariamente tienen acceso a educación de robótica, de ciencia, de tecnología, especialmente los jóvenes que no viven en una ciudad, sino en un pueblo o ranchos. Queremos que las oportunidades estén para todos, no nada más para los que puedan pagar.

También queremos eventualmente llegar a los estudiantes de universidad, que por ejemplo están construyendo un robot y han sido aceptados para concursar internacionalmente, pero no tienen el dinero para los vuelos.

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¿Cuáles son las barreras aún por vencer en este campo?

Una barrera muy importante por vencer especialmente en México es que muchas personas no entienden la importancia de la tecnología. Escucho mucho las palabras “por qué vamos a gastar tanto dinero en un proyecto espacial, cuando hay muchas personas que no tienen para comer”. Lo que muchas personas no logran entender es que gracias a la tecnología, y a la ciencia, tenemos todo lo que tenemos.

¿Qué le diría a las personas que se cuestionan qué se gana con un programa espacial, por ejemplo? Es parte de la reforma que justamente está impulsando.

Cuando me llegan comentarios así me da risa, porque me lo publican con un celular, y ese celular lo tienen gracias a la industria espacial. No piensan en el origen de su tecnología. Si tenemos una computadora, es porque las diseñaron y desarrollaron para que las personas pudieran ir a la Luna. Si tienes unos tenis para hacer ejercicio es porque el material lo diseñaron para los trajes de astronautas para las estaciones espaciales. Existen tantas cosas que nos ayudan absolutamente todos los días gracias a lo que hemos desarrollado para que las personas puedan ir al espacio.

Actualmente estamos trabajando en tecnología para la agricultura, que viene de los problemas de crecer comida en el espacio y gracias esa tecnología estamos diseñando y desarrollando métodos para poder desarrollar la agricultura aquí en el planeta Tierra. Entonces todo lo que vamos a poder lograr con esta tecnología para llegar a Marte va a ser el cambio que ni siquiera nos imaginamos para el futuro de los próximos 50, 100 años.

Katya Echazarreta junto con su madre Linda Martin, su mayor apoyo. Foto: Cortesía Katya Echazarreta

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¿Qué le diría a otras niñas que también quieren ser astronautas y que piensan que es imposible o difícil?

Sí, para todas las personas, especialmente las niñas que quieren ser astronautas, es difícil. Pero aquí lo importante es que tenemos que aprender a que nos guste lo difícil, a que nos guste resolver problemas, a encontrar amor por desarrollar, aprender, resolver y crear. Cuando encuentras eso es cuando vas a poder lograr tantas cosas increíbles, como llegar al espacio. (I)