Por Benjamín Aponte *

Durante mucho tiempo, París fue una metrópoli musical ineludible en Europa y el mundo. Testimonian aquello dos majestuosas óperas, ubicadas a cinco kilómetros de distancia y separadas por 115 años de historia. Pero es en el corazón de la ciudad, en la Isla de la Cité sobre el río Sena, donde se inicia su historia musical en la Edad Media y donde empieza este recorrido con una mirada sonora sobre la llamada Ciudad Luz.

Todo comienza en el punto de partida de todas las carreteras de Francia, el kilómetro cero, que se materializa con una placa metálica situada en el suelo de la explanada de la Catedral de Notre-Dame de la capital francesa. También de allí parte la historia de la música culta europea. Es aquí, cuna de la antigua Lutecia romana, que se desarrolló lo que los musicólogos llamarán la Escuela de Notre-Dame: una nueva manera de componer música.

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Desde la segunda mitad del siglo XII hasta la mitad del siglo XIII, bajo la égida de los maestros Perotin y Leonin, aparecen las primeras polifonías escritas utilizando el proceso llamado organum. Esta versión de música sacra consiste en superponer varias voces con líneas melódicas diferentes.

A pesar del dramático incendio del techo de Notre-Dame de abril de 2019 y el cierre al público de la catedral, es imprescindible detenerse frente a su fachada, contemplar la elegancia de esta gran dama gótica e imaginarse deambulando en su majestuosa nave oyendo cómo resuena el Viderunt Omnes, de Perotin, una de las primerísimas obras polifónicas europeas que ha sobrevivido hasta nuestros días.

El teatro del atentado

Si se toma hacia el norte atravesando el río Sena por el Pont Neuf (puente Neuf) se llega a la calle de Richelieu y luego hasta la plaza Louvois. Aquí fue construido en 1792 un Teatro Nacional para la Montansier, una famosa actriz de la época. No lo confundan con el teatro Montansier de Versailles, inaugurado el 18 de noviembre de 1777 y todavía activo hoy en día. La inauguración del teatro de la calle Richelieu tuvo lugar en 1793. Un año más tarde se convertirá oficialmente en un teatro de ópera, bajo el nombre Teatro de las Artes, al acoger el 14 de abril de 1794 a la tropa de cantantes de la Academia Real de Música.

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Square Louvois (Plaza Louvois). París, Francia. Foto: Benjamín Aponte (cortesía). Foto: El Universo

Sobre este escenario se dieron los estrenos franceses de La flauta mágica, de Mozart, y de La Vestale, de Spontini. Fue al acudir al estreno francés de La creación, de Haydn, que el primer cónsul Napoleón Bonaparte sufrió un atentado en la calle Saint-Nicaise, fruto de un complot monárquico en 1800. Frecuentado por la élite de entonces, el teatro fue cerrado y derribado. La razón: el duque de Berry, considerado el heredero del trono de Francia después de la derrota de Napoleón, fue apuñalado en esa sala el 13 de febrero de 1820. Murió al día siguiente.

Entre los lugares que ya no existen y que uno quisiera visitar se encontraría la famosa villa en la que Rossini vivió su larga jubilación y donde invitó a la inteliguentsia artística parisina. Fue en esta casona, llamada de Passy (en realidad situada en el bosque de Boulogne), donde se dedicaba a sus placeres de gourmet. Se dice que allí dio a probar por primera vez a sus invitados la receta culinaria que inventó: el tournedos Rossini, una pieza de ternera a la plancha decorada con una generosa porción de foie gras.

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La casa de Carmen

Si se continúa hacia el norte por la calle de Richelieu hasta cruzar perpendicularmente la Saint-Marc se llega a la plaza Boieldieu. Aquí se encuentra la Ópera-Comique. Se trata del lugar donde se estrenó la famosa ópera de Georges Bizet Carmen y también numerosas obras de Adolph Adam, Felicien David, Jules Massenet et Daniel-François-Esprit Auber.

Ópera Comique. París, Francia. Foto: Benjamín Aponte (cortesía). Foto: El Universo

La Ópera-Comique se puede visitar, allí descubrirán una sala a escala humana con mucho encanto. El edificio ya no es exactamente aquel donde se estrenó Carmen (el primero se incendió en 1838). El inmueble actual data de 1898 y tomó el lugar del segundo inmueble después de un segundo incendio (en 1887).

Luego se puede tomar el Boulevard des Italiens hacia el oeste hasta la Ópera Garnier. Este majestuoso edificio es sin duda uno de los ejemplos más emblemáticos del estilo arquitectural del segundo imperio, aunque fue inaugurado solo al final del reino de Napoleón III. Alberga todavía la escuela de baile de la Ópera, pero también… una colmena instalada desde hace veinte años en el techo y que produce cada año la llamada miel de París, una de las mieles más puras de Francia. Debido a su pureza es adquirida de manera prioritaria por los servicios de quemados de los hospitales.

Ópera Garnier. París, Francia. Foto: Benjamín Aponte (cortesía). Foto: El Universo

En Garnier se estrenaron la ópera Thais, de Jules Massenet (cuya Meditación para violín se volvió desde entonces una de las piezas más célebres del repertorio clásico) y el ballet Bolero, de Maurice Ravel, pieza mundialmente conocida para el mayor disgusto del compositor que no la encontraba tan buena como otras. Hoy en día, la Ópera Bastille tiene tendencia a centralizar la mayoría de las grandes producciones debido a su mayor capacidad. Se puede visitar la Ópera Garnier solo o en grupo, con visita guiada o no. Las entradas se pueden reservar en la página www.operadeparis.fr, en la ventanilla o en las cajas automáticas en el hall de la Ópera Garnier.

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El gran conservatorio

Después de una visita a la Ópera Garnier, si se toma la calle Scribe y luego la calle Mogador hacia el norte se llega a la explanada de la Iglesia de la Trinidad, antigua tribuna del organista y compositor Olivier Messiaen. Luego se pueden dirigir hacia el noroeste, se atraviesa la rotonda Europa y en el número 14 de la calle de Madrid se encuentra el Conservatorio Regional de París, institución que corona la red de conservatorios municipales. Este lugar fue durante mucho tiempo la sede del Conservatorio Superior de París, que actualmente se encuentra en el distrito 19. En estos conservatorios se dan regularmente conciertos con los estudiantes o sus profesores y también conferencias públicas sobre temáticas musicales. La mayoría son gratuitos o a precios muy asequibles.

Conservatorio Regional de París. París, Francia. Foto: Benjamín Aponte (cortesía). Foto: El Universo

De regreso a la rotonda de Europa, se toma hacia el noroeste por la calle de Constantinopla, la avenida de Villiers hasta llegar al bulevar Malesherbes en el cruce con la calle Cardinet. Aquí se encuentra la Escuela Normal de Música Alfred Cortot de París. Fundada por Alfred Cortot y Auguste Mangeot en 1919, esta escuela superior privada acoge a estudiantes de todos los rincones del mundo para recibir una enseñanza de primer nivel.

École Normale Alfred Cortot. París, Francia. Foto: Benjamín Aponte (cortesía). Foto: El Universo

La sala Cortot, adyacente a la escuela, vio el estreno en 1950 de la Sinfonía para un hombre solo, de Pierre Schaeffer, importante representante de la corriente de música concreta (electroacústica).

Salle Cortot. París, Francia. Foto: Benjamín Aponte (cortesía). Foto: El Universo

Tomamos nuevamente la avenida de Villiers para llegar a la calle Jouffroy d’Abbans, y de nuevo a la izquierda en la avenida Wagram hasta la plaza de Ternes. En el número 252 de la calle del Faubourg Saint-Honoré se encuentra la Salle Pleyel (Sala Pleyel). Lejana heredera de los salones de los fabricantes de piano Pleyel del siglo XIX. En esta sala inaugurada en 1927 se estrenó el 14 de enero de 1932 el Concierto en Sol para piano de Maurice Ravel bajo la dirección del compositor y con la solista Maguerite Long. Renovada en 2006, esta gran sala de concierto se puede perfectamente comparar con la flamante Philharmonie de París (que se encuentra cerca del Museo de la Ciudad de la Música).

Salle Pleyel. París, Francia. Foto: Benjamín Aponte (cortesía). Foto: El Universo

Otra sala más modesta en tamaño, pero con una acústica excepcional es la Salle Gaveau, cuyo nombre también viene de una familia francesa de fabricantes de piano. Se encuentra en los números 45-47 de la calle de la Boétie, cerca del metro Miromesnil, y sus conciertos son esencialmente dedicados al canto, al piano y a la música de cámara.

Salle Gaveau. París, Francia. Foto: Benjamín Aponte (cortesía). Foto: El Universo

Regresemos a la Plaza de Ternes para seguir por la avenida Wagram hasta la plaza Charles de Gaulle para llegar a los famosos Campos Elíseos. Tomemos la avenida Georges V hacia el sur para encontrar el número 15 de la avenida Montaigne. Allí descubrirán el Teatro de los Campos Elíseos que ha sido un lugar muy importante en la historia de la música occidental: el estreno muy controvertido en 1913 del ballet La consagración de la primavera, de Igor Stravinsky. Fue un escándalo artístico por dos razones: la primera fue la sorprendente novedad de empezar un ballet con un solo de fagot; la segunda fue la coreografía innovadora de Nijinski que incluía movimientos bruscos muy alejados de la grácil elegancia del ballet clásico.

Théâtre des Champs-Élysées. París, Francia. Foto: Benjamín Aponte (cortesía). Foto: El Universo

Hoy en día la mayoría de los encargos musicales contemporáneos se representan en la Maison de la Radio que cuenta con dos grandes salas de concierto.

La ‘Seine Musical’

Para acabar este paseo parisino les recomiendo tomar el metro en la estación Alma-Marceau en la línea 9 hasta la estación Pont de Sèvres. Al salir sigan las señales indicando la “Seine Musical”. Es un juego de palabras en francés porque Seine (que se traduce Sena y es el nombre del río que atraviesa la ciudad) y Scène (escenario) son homófonas. Inaugurada en 2017, la Seine Musical es un centro cultural que agrupa varios edificios que en su conjunto tienen la forma de un barco en uno de los extremos de la isla Seguin, en Boulogne-Billancourt, a las afueras de París. Acoge tres grupos en residencia: L’Insula Orquesta, la Academia Musical Philippe Jaroussky y la Maîtrise Hauts-de-Seine. Un cambio radical si se conoce que esta isla albergaba las fábricas de automóviles Renault.

La Siene Musical. París, Francia. Foto: Benjamín Aponte (cortesía). Foto: El Universo

Al dedicarse a la educación y a la promoción de jóvenes músicos, la Seine Musical reconecta pasado y futuro parisinos sobre el mismo río. De la Isla de la Cité y su escuela polifónica de Notre-Dame terminamos este recorrido río abajo en la isla Seguin, donde Jean-Paul Sartre predicaba el inconformismo y el amor en mayo del 1968. Ahora ahí se retoma la milenaria transmisión del amor por la música en la ciudad encantada. (I)

* Profesor de música francés residente en París.