Sede del festival de música más famoso de Latinoamérica, Viña del Mar es una ciudad llena de historia, arquitectura colonial, jardines, playas extensas, una vida nocturna movida, y una oferta gastronómica variada. Además, Viña del Mar, perteneciente a la región de Valparaíso, es la segunda ciudad más poblada de la costa chilena detrás de Antofagasta, y queda a aproximadamente hora y media de Santiago de Chile por vía terrestre.

Viña del Mar, ciudad de poco más de 300 mil habitantes según datos del 2017, es llamada así por los clásicos viñedos de la zona, en su mayoría propiedad de José Francisco Vergara, político chileno y fundador de la ciudad.

Además del festival, Viña es conocida por su historia colonial y su importancia para la clase política chilena: lo que ahora es una ciudad solía ser una serie de haciendas, fundos y plantaciones pertenecientes a familias criollas de la capital chilena, la aristocracia santiagueña, que pasaban los veranos en Viña del Mar tanto para supervisar las actividades agricultoras en sus propiedades como para vacacionar.

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Viña también es sede de la casa de verano de los presidentes chilenos, el palacio presidencial de Cerro Castillo. El palacio es la segunda sede del gobierno chileno, y es tradicionalmente donde el presidente electo duerme el 10 de marzo antes de ser investido el 11 de marzo, fecha en la cual cada nuevo presidente chileno asume el cargo político.

Dos puntos de interés arquitectónico y cultural son el Palacio Rioja, antiguamente la quinta San Francisco, edificación construida en 1907 y que ahora es un museo; el segundo es la famosa quinta Vergara, antiguo hogar del fundador de Viña del Mar, José Francisco Vergara. El anfiteatro de la quinta es la sede anual del reconocido festival musical.

Otra atracción es el jardín botánico nacional; no por nada se conoce a Viña del Mar con el apodo de ‘ciudad jardín’. El jardín botánico consta de 395 hectáreas de plantas endémicas, exóticas, y de distintas regiones climáticas de Chile. Cuenta también con áreas para actividades recreativas y de ocio, como canopy, asados, y conciertos al aire libre organizados por la fundación que maneja el jardín. Otro destino floral en la ciudad es el reloj de flores, un reloj jardinizado gigante construido como parte del esfuerzo de embellecer la ciudad por la ocasión del mundial de fútbol en 1962.

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Además de los jardines, Viña del Mar cuenta con varias opciones para disfrutar del océano Pacífico. La playa Reñaca es un destino popular para turistas y locales, pues cuenta con una variedad de restaurantes, cafeterías, bares y actividades acuáticas para practicar. Un poco más al norte de Reñaca se encuentra Cochoa, un pequeño pueblo con un ambiente más familiar. Ahí se puede realizar avistamiento de lobos marinos desde el mirador Cochoa.

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Para los turistas que quieran conectar más con la naturaleza y el ecosistema seco chileno, también existe la posibilidad de visitar las dunas de Concón, a poca distancia al norte de Reñaca. En el campo dunar de punta Concón se pueden realizar paseos con vista al mar, y el deporte sandboard, que consiste de usar una tabla estilo patineta para deslizarse cuesta abajo por las dunas.

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La oferta cultural de Viña del Mar tampoco se queda atrás: el museo más reconocido de la ciudad es el Museo de Arqueología e Historia Francisco Fonck, conocido simplemente como Museo Fonck. El museo ofrece una variedad de objetos de los pueblos originarios de chile: los Atacameños, Diaguitas, Mapuches, Rapanui, y de vasijas peruanas precolombinas. El museo también tiene la peculiaridad de ser uno de los pocos lugares en el mundo en alojar una estatua moái, las estatuas monolíticas humanoides presentes en la Isla de Pascua, fuera de la isla.

En cuanto a gastronomía, Viña del Mar es reconocida por sus platillos en base a mariscos. Uno de ellos es el Mariscal, platillo predilecto de muchos turistas que visitan Chile, que es una sopa sazonada con ajo, cebolla, perejil, ají amarillo y vino blanco y que contiene almejas, mejillones, camarones y choritos. Se la considera una cura tradicional para la resaca, como el encebollado ecuatoriano.

Otros platillos típicos es el caldillo de congrio, plato a base de congrio dorado, pescado que habita las aguas del pacífico sudamericano. El caldillo de congrio fue inmortalizado en la poesía de Pablo Neruda en su ‘Oda al caldillo de congrio’. Las típicas empanadas también se pueden disfrutar con rellenos de mariscos, además de los tradicionales rellenos de pino (carne), queso y champiñones.

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El clima en Viña tiene un promedio anual de 14 grados centígrados, por lo cual es recomendable ir con ropa apropiada para estas temperaturas. El mes de febrero es ideal para actividades adaptadas al clima caluroso, pues la temperatura máxima no supera los 21 grados y rara vez baja de 12 grados centígrados.

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No hay opciones para viajar directamente a Viña del Mar por vía aérea, ni de forma internacional ni desde dentro de Chile. La única opción para viajeros saliendo de Ecuador es tomar un vuelo hacia Santiago de Chile y luego tomar un transporte hacia Viña del Mar. Una vez que se llega a Santiago, los transportes terrestres operados por la compañía Turbus hacia Viña del Mar varían en precios desde los 6200 a 7200 pesos chilenos, o sea, de 8 a 9 dólares.

Actualmente, los vuelos a Santiago desde Guayaquil, de ida y vuelta y con escalas, varían de un rango de precios desde $450 a $800 en el sitio web Kayak, que muestra información de vuelos disponibles operados por las aerolíneas Avianca, Latam, Copa y Jetsmart. (I)