Por una hora, los padres se olvidaron de sus angustias y los niños sus dolencias. Sonrientes y animados, los pequeños pacientes corearon: “La cucaracha, la cucaracha, ya no puede caminar, porque le falta, porque no tiene las dos patitas de atrás”, siguiendo los acordes de violín y violonchelo que coparon una de las salas del hospital Roberto Gilbert.

Las palmas también acompañaron la melodía infantil entonada por diez músicos y cantantes argentinos de la asociación ‘Música para el Alma’ e instrumentistas de la Orquesta Sinfónica de Guayaquil.

“Estuvo muy bonito, esto nos devuelve el ánimo y nos motiva a los niños a que sigan luchando”, expresó Cecilia C., madre de Anthony, quien tiene un tumor en la cabeza. Él fue uno de los más entusiastas y, como el 27 de este mes cumplirá 13, los extranjeros lo felicitaron y le cantaron el feliz cumpleaños.

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Música para el Alma nació hace cuatro años, en Buenos Aires, con la flautista María Eugenia Rubio. Luego de ser diagnosticada con cáncer, ella junto con unos amigos llevó su música al hospital para animar a los enfermos. Este movimiento se mantiene en honor a ella y se ha replicado en varios países.

Empezaron con diez personas y luego se fueron sumando. Actualmente son mil músicos inscritos que han dado más de 200 conciertos en Argentina y otros diez países, comentó Francisca Bressanelli, coordinadora.

La agrupación dio un concierto en un hogar de adultos mayores en Quito, el domingo, y un recital a los damnificados del terremoto albergados en el antiguo aeropuerto de Portoviejo, el martes pasado.

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Laura Delogu, cantante de ópera, explicó que decidieron visitar el país luego del terremoto. La idea del proyecto, señaló, es presentar cómo funcionan para que se replique. Ellos enseñan la labor en su página web: www.musicaparaelalma.org.

Los músicos, uno de ellos usando nariz de payaso y apliques coloridos, tocaron, cantaron, hicieron trucos de magia y hasta bailaron para animarlos y robarles una sonrisa.

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Antes, los instrumentistas dieron un recital en la sala de espera de consulta externa, donde los más chicos y sus padres disfrutaron de diez melodías de música clásica.

En la tarde visitaron el hogar Corazón de Jesús y hoy retornan a su país. Los centros de la Junta de Beneficencia ofrecen una vez a la semana estas presentaciones con la Orquesta Sinfónica de Guayaquil. (I)