A casi un año y medio de la firma de paz entre las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia y el gobierno de Juan Manuel Santos el tema de las disidencias, que ya se había advertido como una amenaza para el proceso durante los diálogos en Cuba, muestra el poder que han ganado estos grupos, su expansión y nexos con el narcotráfico, criminalidad, reclutamiento forzoso y agresivo, en medio de una polémica por la lenta reacción del régimen para controlar estos grupos.

El reciente asesinato de tres integrantes de un equipo periodístico del diario ecuatoriano El Comercio y el secuestro de una pareja en la zona fronteriza entre Ecuador y Colombia, donde operan disidentes de tipo más criminal como el Frente Oliver Sinisterra (FOS), liderado por alias Guacho, en el departamento de Nariño, se suman a una cadena de hechos.

Un seguimiento realizado por la Fundación Ideas para la Paz registró que en los últimos 21 meses se dieron 147 acciones de las disidencias con una tendencia creciente desde mediados de 2016 y que tuvo picos de actividad armada importantes en abril y octubre de 2017 y febrero de 2018. Según el estudio, el 5% de esas acciones ocurrieron en Ecuador.

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Guaviare, Nariño, Cauca, Meta y Caquetá, con el 83% de las acciones ejecutadas durante el periodo estudiado, son los departamentos más afectados.

En Nariño operan varios grupos de disidencias, además del FOS está el ELN o Resistencia Campesina, entre otros, que se disputan rutas o corredores para la operación del narcotráfico, en algunos casos han logrado el control social y político de las comunidades.

“La costa pacífica nariñense es una zona de guerra civil, allá hay doce grupos disputándose once municipios metro a metro”, dice a canalrcn.com Ariel Ávila, director de la Fundación Paz y Reconciliación.

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El grupo más activo es la disidencia del Frente 1, seguido del Frente 7 y el FOS.

De un solo grupo (Frente 1), en junio de 2016, hoy se registran entre 16 y 18 estructuras. Las cifras oficiales de cuántos disidentes son se contradicen, pero se estima que son unos 1.200 integrantes presentes en 13 departamentos.

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La extorsión, el control sobre el narcotráfico y la oposición al programa de sustitución de cultivos ilícitos son algunas acciones de las disidencias, que han tenido impacto en Ecuador en las provincias de Esmeraldas y Carchi, en donde se han registrado varios atentados. Zonas fronterizas de Venezuela y Brasil también son afectadas.

Incertidumbre sobre la implementación del proceso de paz, falta de garantías de seguridad, dudas sobre la reincorporación a la sociedad han influido en el surgimiento de las disidencias, pero la evolución de los grupos apunta también a factores como formar nuevas facciones armadas y en otros el narcotráfico, refiere la FIP.

Entre activistas hay preocupación por el aumento de reclutamiento forzoso de niños y jóvenes, lo que había sido denunciado por la Defensoría del Pueblo. Se advierten los riesgos que corren quienes habitan a lo largo de los ríos Mira, Mataje, Rosario, Mejicano y Patía, y en barrios de Tumaco.

El gobierno de Santos ha sido criticado por la demora en las acciones.

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“La estrategia militar llegó tarde”, dice a canalrcn.com Ariel Ávila, director de la Fundación Paz y Reconciliación. Las FARC operaban en 242 municipios, hoy hay problemas graves de seguridad en 76, es un grupo relativamente pequeño, pero se puede ampliar, agrega.

“El Gobierno Nacional ha fallado al no evitar el crecimiento de estos reductos armados, se requieren operativos más contundentes”, dice también el analista Jaime Fajardo. (I)

El hecho de que se haya pasado de un solo grupo en dos departamentos a casi 18 estructuras en diferentes zonas de 13 departamentos demuestra que estos grupos se han venido expandiendo y fortaleciendo, y que es necesario revisar la respuesta institucional para seguir avanzando con mayor contundencia en su efectiva desarticulación.Fundación Ideas para la Paz