Es en el principio de igualdad entre hombres y mujeres en el que se asientan y construyen las democracias. Pero, aunque existan leyes y normativas, como en el caso de Ecuador, que promueven este precepto, hay obstáculos que impiden que haya una igualdad real fuera del papel.

Esta brecha se evidencia más en los campos políticos, educativos y laborales.

Si bien Ecuador es uno de los países con más alto porcentaje (39%) de mujeres que conforman la Asamblea Nacional, el 11% más que la media de América Latina, la participación se reduce drásticamente en autoridades seccionales.

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Así lo reconoce Bibiana Aído, representante de ONU Mujeres en Ecuador. Sostiene que para las elecciones del próximo 24 de marzo en ninguna de las dignidades las candidaturas de mujeres llegan al 50%.

“Un ejemplo es que solo hay un 17% de mujeres candidatas para prefectas”, dice.

Según Aído, esta realidad obedece a estereotipos que se mantienen en sociedades como la ecuatoriana: “Hay gente que piensa que la política es netamente masculina, es por eso que los hombres siguen liderando y toman decisiones. No solo se trata de tener leyes, sino de cambiar mentalidades”.

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La funcionaria internacional cree que esto se da porque no se facilitan las condiciones para incrementar la participación femenina e incluso, asegura, hay obstáculos como la violencia política, la falta de recursos para las campañas electorales, discriminación dentro de los partidos, el tratamiento de los medios de comunicación para con las mujeres.

“Cuando una mujer llega a la política cambia la mujer, pero cuando muchas mujeres entran en la política lo que cambia en la política”. Bibiana Aído, representante de ONU Mujeres en Ecuador

El ingreso promedio mensual de las mujeres es de $293 en cambio el de los hombres es $357, según el INEC. Foto: Archivo

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En el sector público la participación de la mujer tampoco supera el 50%, según la presidenta de la Asamblea Nacional, Elizabeth Cabezas. “En ministerios hay un 33%; en los tribunales de justicia un 47% y en los GAD municipales y provinciales hay un 30%”, dice. Aunque sostiene que estas cifras son un “avance significativo” en comparación con años anteriores.

“Todavía a las mujeres nos ven con resquemor y además sujeto de prueba; (dicen) vamos a ver como le va, y si le va bien es más bien una novedad”. Elizabeth Cabezas, presidenta de la Asamblea Nacional

Nubia Villacís fue la primera presidenta del Consejo Nacional Electoral, una de las funciones más importantes del Estado. Considera que las mujeres viven un “peregrinaje” para ocupar espacios de poder. Afirma que a ella no le fue fácil.

Sobre todo para ganar la confianza de los compañeros del cuerpo colegiado. Yo fui elegida por unanimidad de mis compañeros, pero no fue fácil. Tuve que generar confianza entre mis compañeros varones, pero primaron la trayectoria y conocimientos”, dice.

La exfuncionaria coincide en que la brecha de género en el ámbito electoral es bastante grande en elecciones locales. Una de las razones, señala, es porque la mayoría de representantes legales de los partidos son hombres: “Ellos inciden en las elecciones internas para poder elegir a quienes estarán en la papeleta”.

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A esto, según Villacís, se suma que las listas pluripersonales (concejales y vocales rurales), en su mayoría, son encabezadas por hombres.

Plantea, como una de las posibles soluciones, una demanda de inconstitucionalidad al artículo 65 de la Carta Magna. Dice que se debe eliminar la palabra ‘pluripersonal’, ya que esta “encasilla la participación política de las mujeres, restringe nuestros derechos”.

“A un hombre nunca le preguntan si es capaz, dan por hecho que pueden ocupar cualquier puesto de representación máxima. En cambio para (desginar a) una mujer lo piensan mil veces”.  Nubia Villacís, expresidenta del Consejo Nacional Electoral

La educación también sería una vía para establecer una paridad de género real en la política, sostiene Rosalía Arteaga, quien fue la primera y única mujer, hasta el momento, en ejercer la presidencia del Ecuador. Llegó al poder en 1997 por sucesión presidencial, pero su gobierno duró tres días ya que el Congreso de esa época designó a un presidente interino.

Arteaga señala que las nuevas generaciones deben empoderarse de sus derechos. “Enseñarles que en las tareas del hogar no todo el trabajo es de las chicas. La educación es la única forma de transformar a la sociedad”, indica.

Según Arteaga, el machismo en la política ecuatoriana siempre ha existido, pero reconoce que actualmente hay facilidades para que las mujeres ejerzan cargos importantes: “En 1997 no me dejaron estar en el poder solo por ser mujer”.

Aunque dice que en sus primeros pasos políticos no sintió discriminación de género.

“Yo fui cabeza de lista para concejal en mi ciudad (Cuenca) sin que exista la ley de cuotas. Pero cuando Sixto Durán-Ballén(+) (expresidente) me propuso ser ministra de Educación, me dijo que tenía miedo porque era mujer y no iba a poder con la UNE (Unión Nacional de Educadores)”, recuerda.

“Hay una cultura patriarcal que ha limitado a las mujeres en su participación. Además, las mujeres deben participar en política porque quieran hacerlo, sin imposiciones”. Rosalía Arteaga, expresidenta del Ecuador

Las mujeres han realizado marchas en Ecuador para pedir que se frene la violencia de género. Foto: Archivo

En lo educativo actualmente hay mujeres que son referentes. Cecilia Paredes es la primera rectora de la Escuela Superior Politécnica del Litoral (Espol), una de las universidades más grandes del país.

Paredes sostiene que en lo académico las mujeres también tienen complicaciones de género: “Sí hay ciertos comportamientos que se podrían considerar machistas, pero yo nunca me fijo en eso. Hay palabras que utilizan los profesores como ‘mijita’, que a veces son por cariño, pero otras no”.

Señala que la Espol era una institución dominada por hombres y por eso ciertos temas no se hablaban o analizaban. “Recién cuando una mujer dirigió el instituto de química se construyeron baños para mujeres en el Consejo Politécnico, solo había para varones”, dice.

“Mi papá me aconsejó cuando estaba terminando ingeniería mecánica que tenía que estudiar una maestría porque debía tener el doble de títulos para que me consideren igual que un hombre”. Cecilia Paredes, rectora de la Espol

Afirma que ahora se quiere lograr la paridad de género en la docencia ya que en la cantidad de profesores hay un porcentaje a favor de los hombres y esto, según ella, también se debería al rol de género.

A los 28 años te gradúas del doctorado, luego viene la etapa de investigar y publicar, pero también es el tiempo de ser mamá si así lo quieres, y que no es un problema, y debes parar en tu carrera. Lo académico no se ajusta a esto, el hombre tiene ventaja”, sostiene Paredes.

En lo laboral, las cifras de equidad de género tampoco son positivas. Según ONU Mujeres Ecuador, apenas el 6% de los directorios de las empresas privadas está conformado por féminas.

Para Caterina Costa, presidenta, por primera vez en la historia, de la Cámara de Industrias de Guayaquil, esta realidad está cambiando ya que las empresas están apostando por mujeres para puestos gerenciales.

La diversidad con la que aporta la mujer genera beneficios en la competitividad en las empresas. Tenemos lideresas no solo en la empresa privada, sino en el voluntariado, en la Policía tenemos a la coronel Tannya Varela”, indica.

Aunque considera que existen leyes que están perjudicando a la contratación de mujeres. Critica la figura del despido ineficaz de la mujer embarazada ya que, según ella, la normativa se creó para casos de excepción.

“No creo que en este país haya gente que despida a una mujer por el hecho de estar embarazada, yo no creo que sea algo que en estadística justifique una legislación”, dice.

“Sí hay alguna resistencia, pero en estos espacios (industrias) no es la generalidad. Cada vez vemos más empresas que buscan la diversidad porque la equidad en sí es un objetivo para el desarrollo”. Caterina Costa, presidenta de la Cámara de Industrias de Guayaquil

(I)