Si es mejor escribir montuvio con b o v; si campesino es sinónimo de montuvio; ¿cómo se lo identifica hoy en la urbe?, ¿qué significa ser montuvio?, ¿es un etnia?, ¿cómo llegó a Guayaquil?, ¿por qué al hablar de montuvio muchos imaginan al hombre de vestimenta folclórica, con machete, sombrero y botas?, estas fueron parte de las inquietudes que se plantearon en el panel Lo montuvio en la ciudad.

En esta cita gratuita, que se realizó la noche del jueves 14 en el lobby del Museo Antropológico y de Arte Contemporáneo (MAAC), los asistentes pudieron dialogar con los historiadores e investigadores Ángel Emilio Hidalgo y Wilman Ordóñez Iturralde, quienes trataron aspectos políticos, históricos, sociales y artísticos de la cultura montuvia ecuatoriana.

Con este panel también se estrenó el programa Cuando el río suena, un espacio de diálogo sobre cultura popular que se hará ahí de forma bimestral.

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Amorfinos, poemas y una representación del baile Alza que te han visto, que hizo una pareja del grupo Retrovador, fueron parte de las expresiones artísticas tradicionales de la cultura montuvia que sobresalieron.

Que muchas veces “se ha intentado campenizar” al montuvio y que aquello no es lo correcto, aseguró Hidalgo.

“Ser montuvio implica ser parte de una cultura, es decir, de una formación sociocultural de personas que tienen un modo de vida, que es el modo de vida del campesino del Litoral ecuatoriano que tiene sus propias especificidades. No es lo mismo hablar de un campesino de Argentina que de uno de acá del Litoral”, expuso Hidalgo.

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En el panel, el historiador recordó que a la ciudad, a Guayaquil, llegaron los primeros montuvios en la segunda mitad del siglo 18 con el primer boom cacaotero y que siempre han sido fuerza de trabajo.

Actualmente, agregó, hay diversas formas de asumirse como montuvio.

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La moderadora del panel, Clara Medina, gestora cultural en el MAAC, preguntó: ¿dónde está lo montuvio en la ciudad?

Ordóñez, quien también es folclorista, mencionó que la oralidad permite conocer en parte al montuvio en la ciudad. “Cómo encontramos a un montuvio en la ciudad, cuando nos habla, desde sus términos: aguaite, aplánteme, apego, a la vira vuelta, achique achique”.

Ordóñez mencionó que la oralidad montuvia viene de Andalucía y de otras localidades del sur de España, donde ya no se utiliza. Y que también hay una parte africana e indígena, como en el caso del amorfino.

En la cita, que duró cerca de dos horas, se invitó a voltear la mirada a las fiestas populares, al barrio, a las esquinas donde se reúne la gente, a la vida en los sectores populares de Guayaquil... También se dijo que hace falta que el pueblo montuvio se empodere de su cultura. (F)

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Lo montuvio en nuestro país tiene que ver con nuestra cultura campesina del Litoral ecuatoriano, por eso es importante distinguir entre un montuvio y un campesino (...). Solo en el Litoral ecuatoriano hay montuvios”.

Ángel E. Hidalgo, historiador

 

 

Hay que quitar ese fetiche de que lo montuvio tiene que ver solamente con elementos anteriores de sus propias maneras de vestir. Un sombrero en el campo tiene un uso que no tiene en la ciudad, un machete...”.

Wilman Ordóñez, investigador