La elección de autoridades del Consejo de Participación Ciudadana y Control Social (CPCCS) mostró la integración de una nueva mayoría que obligó a deponer aspiraciones presidenciales internas de aquellos que iban quedándose en la minoría.

Minutos antes de las 13:00 de ayer, el Consejo eligió a sus nuevas autoridades, en reemplazo del expresidente, José Tuárez, y la exvicepresidenta, Rosa Chalá, que junto a los exvocales Walter Gómez y Victoria Desintonio fueron censurados y destituidos por la Asamblea Nacional por incumplimiento de funciones.

De los consejeros que no fueron parte del control político legislativo, una apurada Sofía Almeida lanzó el nombre de su colega Christian Cruz a ocupar el despacho presidencial del CPCCS; la moción tuvo el respaldo de David Rosero, quien había sido uno de los opcionados a ocupar ese cargo.

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Con los votos de Rosero, Almeida, Francisco Bravo, Ibeth Estupiñán y María Fernanda Rivadeneira, y el propio Cruz, este fue electo presidente.

Para la vicepresidencia, Bravo mocionó a Almeida y Rosero también apoyó. Al mismo tiempo, Rivadeneira planteó que Estupiñán por su experiencia de “doce años como funcionaria del Consejo” ocupe ese puesto, pero ninguno la respaldó.

Así, Almeida se impuso con su voto y el de otros cinco consejeros a la vicepresidencia.

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Solo el vocal Juan Javier Dávalos se abstuvo en las dos votaciones.

Estupiñán, antes de votar por Almeida, le sugirió que su rol no sea de opinión. “No podemos debernos a los hombres. Es importante que elevemos la voz y hagamos unidad”, indicó.

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Internamente, se conocía que Rivadeneira pretendía llegar a ocupar una de las dos dignidades. Pero no le cedieron ninguna.

Nueva mayoría

El malestar se observó minutos antes del pleno, convocado a las 12:00. Rosero, Cruz, Almeida y Bravo llegaron juntos y puntuales.

Dávalos llegó diez minutos después; Estupiñán, quince minutos tarde; y, Rivadeneira, 20 minutos más tarde.

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Con los resultados, Estupiñán rescató la necesidad de trabajar de “manera unida”, y aclaró que ella no creará “malestar”, al contrario “apoyará”.

Cruz, en cambio, insistió en su mensaje de que “el país necesita trabajo y sabiduría”. Él es ingeniero y practica artes marciales. Con 43 años de edad, ha sido consultor y capacitador.

Almeida, de 32 años, se ha desempeñado en la Contraloría General como auditora.

Ellos liderarán el trabajo de esta entidad que atraviesa un recorte presupuestario para desarrollar sus actividades, y hasta para pagar salarios de funcionarios de alto nivel.

Pero el consejero Francisco Bravo va más allá y cree que el organismo está en “cuidados intensivos”.

Presupuesto del organismo

La semana pasada, cuando Tuárez aún presidía el CPCCS se informó que el dinero se controlaba en pago de pasajes de avión y viáticos.

Ronny Dután, que era el coordinador financiero (e), recomendaba a los consejeros, entre ellos Almeida, que si iban a solicitar pasajes de avión a sus provincias sustentaran mejor sus “informes”, porque luego Contraloría “va a buscar la quinta pata al gato”.

Les advirtió que solo el presidente y la vicepresidenta podrán utilizar vehículos del Consejo; los demás vocales no tendrán ese beneficio, pues ya no tienen el “rango de ministros de Estado”. “Solo el presidente podrá asignar vehículo. Los demás consejeros no tienen derecho a un vehículo”, dijo. (I)