Más de veinte veces, el líder del correísmo y expresidente, Rafael Correa, denostó a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) por escuchar y otorgar medidas a favor de los derechos humanos de varios líderes sociales, indígenas, políticos y hasta periodistas que fueron procesados judicialmente, durante los diez años de su mandato.

Rafael Correa propuso reformas al Sistema Interamericano, luego dijo que era un sistema en decadencia y que debía cambiar a Latinoamericano y, finalmente, señaló que es más fácil reemplazarlo que corregirlo.

Lamento las declaraciones que en su momento, como gobierno, hicimos respecto de la CIDH y lo digo sin temor... Aspiro a ser una versión mejorada...”. Paola Pabón, prefecta de Pichincha, el 27 de diciembre de 2019

Comparó a la CIDH con una empresa de recolección de basura, la acusó de “inconsistente” y “doble moral” y de intentar perseguir a los gobiernos de izquierda, aseguró que la Comisión no tiene ninguna atribución para dictar medidas cautelares y, finalmente, aseguró que era “innecesaria”, haciendo una comparación con el sistema europeo, donde solo hay Corte.

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Ahora, sin poder político –sin la Presidencia, ni mayoría en la Asamblea–, el correísmo rearma filas e ideas para defender el trabajo de la CIDH, acude a la Comisión para pedir protección y hasta aplaude las medidas cautelares otorgadas a favor de sus militantes, quienes se dicen “perseguidos políticos”.

Quizás podemos aceptar que fue un error (comparar a la CIDH con Vachagnon), quizás podemos aceptar que... nofue lo más oportuno”. Marcela Aguiñaga, asambleísta correísta, el 11 diciembre de 2019

La última acción de la CIDH en este sentido fue la solicitud de medidas cautelares a favor del exvicepresidente Jorge Glas, el 31 de diciembre, para proteger su derecho a la vida e integridad, por el “grave riesgo” que atraviesa en la cárcel de Latacunga, donde cumple una condena de seis años de prisión por asociación ilícita, en la trama de Odebrecht.

El correísmo aprovecha las gestiones realizadas por el gobierno de Lenín Moreno para reconstituir las relaciones con ese organismo internacional.

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Así fue en el caso de la prefecta de Pichincha correísta, Paola Pabón. El actual gobierno dio paso a una investigación de las protestas de octubre y la hermana de la prefecta, Priscila Pabón, acudió a los comisionados y consiguió que la CIDH visitara la Cárcel de Latacunga para conocer su situación.

Medidas de protección de la CIDH para Jorge Glas. Cada vez se quedan más solos a nivel internacional. Es imposible ocultar atropellos”. Rafael Correa, expresidente, el 2 de enero de 2020

Después, la CIDH dio medidas cautelares para Pabón y dos correístas más: Christian González y Virgilio Hernández.

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Pero el reconocimiento de los correístas a la CIDH como organismo protector de derechos luego de dejar el poder ya no es nuevo.

En julio del 2018, Correa anunció que pediría la protección de la Comisión porque existe una situación de “extrema gravedad, urgencia y peligro de sufrir daños irreparables a sus derechos a las garantías judiciales, a la libertad personal y a la libertad de circulación, protegidos en la Convención Americana”. (I)