El asalto a una pareja de peatones en la ciudadela Las Orquídeas y el estruche de una mueblería en la ciudadela Guayacanes marcan la acción delincuencial reciente en estos barrios del norte de Guayaquil, donde moradores también se quejan de los robos de accesorios de carros, especialmente de cerebros de vehículos.

El martes 3, la Policía Nacional ejecutó dos operativos y logró la detención de tres adultos y el aislamiento de dos adolescentes supuestamente vinculados con esos dos casos.

Juana Rosado, habitante de Samanes 2, señaló que fue perjudicada con el robo del cerebro de su carro el 29 de diciembre de 2019. Y comentó que en torno a su caso ha habido al menos cuatro sucesos más, y con esa versión concordó su vecina Kyra Marotto, quien indicó que los antisociales actúan aprovechando la escasa transitabilidad de peatones o la madrugada.

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José Sánchez, guardia barrial de las manzanas 211 y 212 de Samanes 2, señaló que supo de dos episodios, uno del robo de la memoria de un carro y otro de la sustracción de batería y memoria en otro vehículo.

En Las Orquídeas, habitantes señalaron que ha habido robo de esos y otros accesorios de los automotores estacionados afuera de la iglesia.

Y no son aislados los casos de asaltos. La noche del martes 3, agentes de la Policía Nacional ubicaron al carro liviano en el que iban un hombre, una mujer y dos adolescentes, que supuestamente participaron en ataques a transeúntes, a los que intimidaron con cuchillos.

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En Samanes 2, hace dos semanas, sujetos sorprendieron a un joven que visitaba a su novia, al que le arrebataron pertenencias incluidas las llaves del carro que conducía y del cual no se bajaba cuando fue atacado. El guardia barrial de esa calle, un policía retirado, comentó que el incidente fue en la noche.

El capitán Santiago Gaibor, jefe del circuito Guayacanes, dijo que han reforzado el patrullaje en su área de responsabilidad, la cual incluye las ciudadela Guayacanes y Huancavilca y el parque Samanes.

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Mencionó que como “Policía preventiva” ejecutan rondas con las balizas encendidas.

“Un morador dijo que las tengamos apagadas para que podamos sorprender al delincuente, puede ser, pero le dije: ‘Si a usted lo asaltan queda con el trauma’. Preferible que el delincuente nos vea y se vaya’”, expuso. (I)