Rommel Briones y su esposa, Viviana, planificaron tener dos hijos. “Nunca pensamos en el sexo... Yo me siento muy agradecido con Dios porque me envió dos niñas, ellas siempre son más cercanas al afecto de familia, de hogar”, reflexiona.

Romina llegó cuando él tenía 29 años y siete años después Ana Paula completó la familia. Rommel disfruta de sus personalidades y gustos distintos.

Con la segunda, que es adolescente, hace deportes: básquet, vóley y natación, y con la primera comparte dos pasiones: Ser socios de Barcelona y los negocios farmacéuticos en los que él se inició a los 18 años, igual su primogénita.

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El COVID-19 ha sido una prueba: él es quien va personalmente al trabajo y Romina desde casa cumple ahora funciones administrativas que combina con las clases virtuales en la universidad.

Sentir el afecto de las hijas es lo más hermoso que Dios le regaló, reitera el padre que con ellas organiza parrilladas y tardes de películas en casa. (I)