Con el paso del tiempo y los cambios en la forma de vida de los ecuatorianos, la cercanía de cada 10 de agosto se ha convertido en un pretexto para consultar si ese día es feriado o no. El significado político, cívico e histórico del Primer Grito de la Independencia de 1809 ha pasado a segundo plano frente a la expectativa que provocan los días de descanso.

El de este 10 de agosto es el sexto de los nueve feriados del 2020 y tiene un carácter cívico nacional. Le siguen en la lista de feriados de orden histórico el del 24 de mayo, en conmemoración de la Batalla de Pichincha; y los del 9 de octubre y 3 de noviembre, que corresponden a las fechas de independencia de Guayaquil y Cuenca.

Según el Ministerio de Turismo, el feriado del 10 de agosto del 2019 registró 565 000 turistas que dinamizaron el mercado interno y movieron más de $48 millones. En ese año los cinco destinos más visitados fueron: Quito, Atacames, Guayaquil, Cuenca y Ambato. Mientras que las cinco ciudades desde donde salió la mayor cantidad de viajeros fueron: Quito, Guayaquil, Cuenca, Ibarra y Ambato.

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La proyección de este año es que esas cifras se reduzcan significativamente, debido al confinamiento para enfrentar la pandemia del COVID-19.

En el plano político, el 10 de agosto perdió relevancia porque los mandatos presidenciales ya no se inician en esa fecha. Y, en consecuencia, tampoco se da lectura al Informe a la Nación del jefe de Estado.

Entre 1979 y 1998, por disposición de la Constitución de 1979, los presidentes se posesionaban en esa fecha. El último en hacerlo bajo esa normativa fue Jamil Mahuad en 1998.

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La Asamblea Constituyente de Sangolquí, que modificó la Constitución en 1998, cambió a fecha de posesión al 15 de enero de cada año; así lo hicieron Lucio Gutiérrez en el 2003 y Rafael Correa en el 2007, en su primer mandato.

La Constitución de Montecristi, vigente desde el 2008, modificó la fecha de posesión para el 24 de mayo; sin embargo, Rafael Correa asumió su segundo mandato de forma excepcional el 10 de agosto del 2009. Esto porque las elecciones anticipadas derivadas de la reforma constitucional se desarrollaron recién el 26 de abril del 2009. Como la proclamación de resultados pueden demorar un par de meses, no se alcanzaba a cumplir con la fecha tope.

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El régimen de transición para esa Carta Magna señalaba: "El presidente y vicepresidente de la República iniciarán su periodo a los diez (10) días de la instalación de la Asamblea Nacional, ante la cual prestarán juramento". Sin especificar fecha. Pero sí señala que el mandato del presidente electo en esa ocasión terminaría el 24 de mayo del 2013.

Para su tercer mandato, en el 2013, Correa se posesionó ya un 24 de mayo, al igual que Lenín Moreno en el 2017.

Por el lado de la conmemoración cívica del Primer Grito de la Independencia hay pocas actividades -que se reducen a los actos oficiales, principalmente- y su alcance está limitado por la agenda de Gobierno, mas, no por el interés del ciudadano común.

El teniente coronel Rolf Cabascango, director de Comunicación Social del Ejército, cuenta que hoy se recordará el 10 de agosto de 1809 con una ceremonia de ascensos en la Escuela Superior Militar, donde se resaltará el patriotismo y el civismo.

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Espera que las transmisiones del canal estatal Ecuador TV y de la cuenta de Facebook del Ejército sirvan para llegar a los diferentes públicos del país y difundir “los sentimientos de civismo que los soldados recordamos cada aniversario de esta gran gesta heroica que nos dio la libertad”.

Para el historiador Alfonso Ortiz Crespo, en un mundo en donde el trabajo se ha vuelto casi una obsesión, para muchos tener un día de asueto puede resultar más reconfortante que celebrar la gesta libertadora. “Intervienen muchos factores para que esas fiestas cívicas pierdan su sentido; el trabajo de lunes a lunes, el poco tiempo para disfrutar con la familia, para salir a la playa o al campo”, dice.

El historiador Enrique Ayala Mora subraya que el Primer Grito de la Independencia debe ser valorado “como un acto fundacional y como la fiesta más grande del país”. Sin embargo, reconoce que con el pasar del tiempo esa idea se ha banalizado, en la medida en que coincide con las vacaciones de los estudiantes de la Sierra y Amazonía, así como con el día libre para los funcionarios públicos.

“Hasta cierto punto esto es comprensible, porque el mundo y el ritmo de la gente ha cambiado y no hemos aprendido a celebrar de otra manera. Desde mi punto de vista, no se ha perdido solemnidad, sino que no hemos podido encontrar nuevas formas de celebrarlo. Y ese es el gran desafío de los años futuros”, afirma Ayala Mora. Señala que, por ejemplo, los medios de comunicación deberían aportar con nuevos programas, documentales, entrevistas y otros para mantener viva la memoria histórica.

Ortiz Crespo no cree que una campaña en medios tenga un impacto en este tema, sino una revisión de la propuesta educativa de escuelas, colegios e incluso universidades. “Se podría pasar una película, un debate en la televisión, hacer artículos muy sesudos, de fondo, en las páginas editoriales de los periódicos, pero ¿quién ve eso?, ¿quién lee eso? El hablar una vez al año del 10 de agosto va a caer en tierra seca, no va a producir ningún fruto, si no pensamos en cómo estamos educando a nuestros niños, a nuestros jóvenes. ¿Cómo es posible que lo más importante sea la selección de fútbol?, que ahí gritemos al unísono el Sí se puede, pero que nos olvidemos de cosas mucho más sustanciales”, concluye.

Relato histórico del Primer Grito de Independencia

La madrugada del 10 de agosto de 1809, después de la reunión de los próceres, se produjo el Primer Grito de la Independencia con el que se iniciaron los movimientos independentistas en América y la capital recibió el sello de Quito Luz de América.

Un año después, como consecuencia de esta rebelión, ocurrió la matanza de los próceres por parte del Ejército de Lima. Ahí murieron 300 personas, el 10 % de la población de Quito, porque en aquel tiempo en la capital vivían 3000 habitantes, explicó el guía del Museo Alberto Mena Caamaño.

El 10 de agosto de 1809, Antonio Ante salió con el acta firmada por todos los próceres al Palacio Presidencial que estaba al otro lado de la calle e informó al conde Ruiz de Castilla, presidente de la Real Audiencia de Quito, que ya no era más presidente. Luego se constituyó la Primera Junta de Gobierno Criollo en Sudamérica: Juan Pío Montúfar fue el presidente de la Junta, y el obispo Cuero y Caicedo, vicepresidente. (I)