En el equivalente a 90 canchas de fútbol sobreviven los últimos colibríes estrella de garganta azul (Oreotrochilus cyanolaemus) que quedan en el mundo. Están en la reserva privada Cerro de Arcos de 45 hectáreas (ha), entre las provincias de El Oro y Loja.

El área alberga las formaciones rocosas que son como cuevas, donde anida el ave y sus zonas de alimentación con la planta chuquirahua.

Esta es la última de 16 áreas protegidas privadas establecidas por la Fundación Jocotoco, una ONG que surgió en 1998 con la misión de proteger la flora y fauna que no es parte del sistema estatal de áreas protegidas del Ecuador.

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El modelo es comprar las tierras disponibles con fondos internacionales para conservarlas. Las 16 reservas incluyen páramos, bosques nublados, del Chocó y el seco, más las zonas altas de Galápagos.

En total suman 23 500 ha que están sobre todo en la zona oeste del país, donde hay mayor presión sobre los ecosistemas debido a la densidad poblacional y la tala del bosque prístino.

El colibrí estrella de garganta azul fue descubierto en 2017 y fue recién descrito para la ciencia un año después. Un estudio calculó que había entre 250 y 750 ejemplares en el mundo en la franja de 3300 metros sobre el nivel del mar, pero en realidad la investigación de campo estimó que la población es menor a 150. “Cuando vamos apenas vemos hasta dos individuos, entonces dijimos que teníamos que hacer algo para no perderla”, asegura Moens.

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Así se logró la compra de las primeras 45 ha en agosto pasado. “Fue un reto grande porque lo hicimos en medio de la pandemia. Ya plantamos 1800 plantas de chuquiragua dentro de la reserva con el apoyo de la comunidad lo que es clave, así el colibrí tiene más alimento”.

La chuquirahua, planta que es alimento del colibrí en la reserva Cerro de Arcos. Foto: Cortesía Roger Ahlman de la Fundación Jocotoco

La idea es expandir hasta 250 ha, cinco veces más, pero más importante es proteger a una escala de paisaje. “Como son tierras comunales no podemos comprarlas porque no somos comuneros, pero podemos trabajar con ellos para hacer restauración, proteger los últimos remanentes de flores y trabajar adecuadamente los incendios en sus áreas”, dice Moens.

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La amenaza principal en la zona es la quema del bosque para sembrar papas o pinos.

El primer paso para la compra es conseguir acuerdos con la comunidad y luego se negocia con los dueños de la tierra. “Toma un largo tiempo, al inicio pueden decir que no les interesa vender, pero después cambian de opinión porque con el dinero pueden comprar otro terreno o enviar a sus hijos a la universidad”.

En las 16 reservas hay 50 guardaparques, que son los que vendieron la tierra o sus vecinos. También se hace un manejo sustentable en los alrededores con la aplicación de agricultura no invasiva como la siembra del café de sombra que no implica un monocultivo.

Entre las reservas está la Chakana, de 4087 ha, para proteger las dormideras y los sitios de anidación más importantes del Ecuador y del norte de la Cordillera de los Andes del cóndor andino (Vultur gryphus), ave en peligro crítico de extinción en el país.

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Hasta 40 cóndores se pueden ver en esta reserva, casi un tercio de la población del Ecuador compuesta de 150 individuos, dice Moens.

“El domingo pasado estuve en esta reserva y vi doce. La reciente noticia de que murió Iguiñaro (que tenía rastreador satelital) es un golpe duro para la conservación, pero nos motiva a trabajar más duro para salvar a esta especie”.

Un cóndor en la reserva privada Chakana, ubicada entre las provincias de Pichincha y Napo. Foto: Cortesía Efraín Cepeda de la Fundación Jocotoco

Las visitas a estas reservas alimentan un fondo para financiar la protección. La información para acceder está en el sitio web jocotoco.org.

Hay un plan para salvar al Chocó ecuatoriano

A través de la campaña internacional  “Save the Chocó” se busca  recaudar $5 millones en cinco semanas, del 10 de agosto hasta finales de este mes, para conservar 23 000 hectáreas (ha) del bosque tropical del Chocó ecuatoriano.

La Fundación Jocotoco realiza la acción en colaboración con varios socios estratégicos. El Chocó es una región que alberga una gran biodiversidad como el águila arpía, el mono araña de cabeza marrón, el jaguar y las guacamayas verdes.

El fondo es para comprar tierras que conectarían las reservas de Canandé y Tesoro Escondido de la Fundación Jocotoco con el Parque Nacional Cotacachi-Cayapas, creando un corredor ecológico y una zona protegida de 300 000 ha.

Desde 1938, Ecuador ha perdido más del 98 % de bosques nativos costeros, que han sido talados y, en su mayoría, convertidos en plantaciones de palma. El Chocó se acerca rápidamente a un abismo de extinción si otros 1000 km2 de estos bosques son deforestados, indica un estudio.

Los pronósticos señalan que un tercio de las especies de la región se perderá para siempre con las tasas actuales de deforestación. (I)