El racismo sigue siendo un tema presente y problemático en Estados Unidos. Han pasado 55 años desde que el activista de derechos civiles, el reverendo C.T. Vivian, fuera golpeado delante de las cámaras de televisión por el sheriff de Selma (Alabama) James Clark cuando protestaba contra la discriminación de los afroamericanos en las urnas, pero las prácticas para arrebatar el derecho al voto a esta y otras minorías no han desaparecido, especialmente en el sur de EE.UU., donde las heridas del racismo siguen abiertas.

Cuatrocientos años de esclavitud han dejado una impronta profunda, especialmente en estados sureños como Tennessee, donde no todos los ciudadanos son iguales cuando llega el momento de sufragar, pese a la aprobación meses después del episodio de Selma de la Ley de Derechos de Voto (1965), que eliminaba los obstáculos que impedían que los afroamericanos fueran a las urnas.

Pese a los avances, las argucias para discriminar a los votantes se han sofisticado desde entonces, hasta el punto de llegar en este 2020 a criminalizar, y con ello impedir el sufragio, a aquellos que participen en protestas. Y todo ello en un año marcado por las manifestaciones y disturbios raciales, tras la muerte en mayo a manos de un policía blanco del afroamericano George Floyd en Mineápolis (Minesota).

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El tiempo parece que no ha pasado en el American Baptist College de Nashville (Tennessee), donde estudió C.T. Vivian, fallecido el pasado 17 julio; el mismo día del deceso de otro de los alumnos ilustres del centro, el también líder de derechos civiles John Lewis.

Desde 1924 este seminario forma a los futuros pastores afroamericanos de una fe, la cristiana baptista, vinculada a la lucha por la igualdad de los derechos.

Un pesado legado

La vicepresidenta para el Avance Institucional, Comunicaciones y Marketing de la institución, Phyllis Qualls, recuerda que las desigualdades a la hora de votar son herederas de un pasado en el sur de EE.UU., donde "el algodón era el rey y los esclavos tenían que recoger el algodón para el señor".

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"Los esclavos eran el motor económico de los dueños de plantaciones sureñas, porque esa era la manera en que vivían o morían, y luego se metamorfosearon en aparceros, y todavía en cierta manera eran propiedad de los dueños blancos de plantaciones, así que cuando hubo un cambio sobre todo en los estados del sur, Misisipi, Alabama, Georgia... Tennessee quedó dividido", rememora Qualls, mientras afuera llueve a cántaros.

En materia electoral la discriminación a día de hoy se plasma en las tácticas de supresión de voto, que en Tennessee lleva a cabo desde el poder el Partido Republicano con la mayoría en las dos cámaras de la Asamblea General (parlamento) estatal, así como la oficina del gobernador.

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La exigencia de identificarse con un documento que contenga una fotografía del votante -algo de lo que muchos no disponen en un país donde no hay un carné de identidad nacional- o la prohibición de sufragar a quienes tengan determinados antecedentes penales son ejemplos de los esfuerzos para impedir el voto de las minorías.

"La realidad es que nuestro Legislativo y la gente que Tennessee manda al Congreso son una súper mayoría del tipo republicano trumpista, y esto ha impactado de verdad", reflexiona la directora ejecutiva de la Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU, en inglés) en ese estado, Hedy Weinberg, quien señala que en los últimos diez años las autoridades estatales han impulsado leyes para impedir el acceso a las urnas.

La pandemia y las elecciones

En 2020 los responsables republicanos en Tennessee están aprovechando la pandemia para dificultar que algunos votantes, los más afectados por la covid-19, es decir, afroamericanos e hispanos, depositen su sufragios.

A diferencia de otros estados que han posibilitado que todos los electores puedan recibir su papeleta para votar de manera segura por correo debido a la pandemia, en Tennessee no ha sido así.

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ACLU, junto a otros demandantes, "fuimos a juicio, éramos uno de los cuatro estados que prohibían a todos los votantes aptos emitir su papeleta usando el voto por correo (...) El tribunal ordenó que las personas con enfermedades previas podían votar en ausencia pero que otros todavía no podrían incluso si temían contraer la covid-19", lamenta Weinberg.

El coronavirus, la violencia policial y la desigualdad son algunas de las preocupaciones que enumeran los vecinos de Nashville (Tennessee) consultados por Efe en un centro de votación anticipada para los comicios del próximo 3 de noviembre instalado en la biblioteca de Bellevue, en el noroeste de la ciudad, uno de los que están registrando una mayor afluencia de electores.

Son las 11:00 de la mañana y la inmensa mayoría de los votantes que esperan en la fila son afroamericanos.

Franklin, un conductor de 29 años, tiene muy claro lo que pide a los políticos: "Igualdad de oportunidades porque es muy importante. Si no hay igualdad de oportunidades todo está en un lado, y todo el mundo tiene que ser igual".

¿Registras a votantes? Eres un 'criminal'

La activista Charlane Oliver, presidenta de la ONG Equity Alliance, ha vivido en primera persona lo que es sufrir un intento de las autoridades de coartar el voto, después de que su organización, en coalición con una veintena de grupos, lanzara en 2018 con motivo de las elecciones de medio mandato una iniciativa para registrar a 55.000 votantes afroamericanos.

"Fuimos capaces de exceder nuestro objetivo y registramos a 91.000 formularios de papel en menos de dos meses -destaca-. Y esto causó una reacción muy negativa del estado, demasiado, porque, especialmente, estábamos registrando a gente de color".

En concreto, el secretario del Estado de Tennessee, el republicano Tre Hargett, intentó aprobar una norma para criminalizar a los grupos que registraban electores, con penas de hasta un año de prisión o multas de hasta 10.000 dólares, que tras una demanda por parte de Equity Alliance ante los tribunales tuvo que ser revocada.

Estas tácticas no han quedado ahí, ya que "hace dos meses convocaron una sesión especial en mitad de la pandemia para evitar que los manifestantes, gente joven, protestara ante el Capitolio estatal", advierte Oliver.

Entonces, el gobernador aprobó una ley para convertir en delito acampar en propiedades federales, así que "ahora te pueden poner en prisión y puedes perder tu derecho al voto si estás protestando después de las diez de la noche", resume la activista.

A falta de datos oficiales sobre el número de personas afectadas por estas prácticas de supresión de voto, un estudio de la Universidad del Norte de Illinois indica que en 1996 Tennessee era el décimo estado donde era más fácil sufragar y ahora es el tercero en el que resulta más complicado. (I)