Autoridades y políticos del Partido Republicano van de a poco reconociendo que el demócrata Joe Biden es el presidente electo de Estados Unidos tras las elecciones del 3 de noviembre. Sin embargo, hay una gran polémica en el país porque el presidente Donald Trump todavía no lo ha hecho y sigue promoviendo -sin pruebas- de que ha perdido con fraude.

Esta negativa a cooperar para establecer una transición ha forzado a Biden a buscar acciones inusuales para prepararse para enfrentar las crecientes amenazas a la salud pública y la seguridad nacional que heredará en apenas nueve semanas. Un asunto importante en el país con más contagiados y más fallecidos a causa del coronavirus.

Biden, quien no tiene acceso a las sesiones informativas de inteligencia que suelen recibir los presidentes electos, tuvo una reunión virtual el martes con una serie de expertos de inteligencia, defensa y diplomacia. Ninguno de los expertos forma parte del gobierno en este momento, lo que planteó dudas sobre si el demócrata está recibiendo la información más actualizada sobre los peligros que afronta el país.

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Mientras, la peor pandemia en un siglo golpea a Estados Unidos con fuerzas renovadas, el actual gobierno ha impedido que Biden colabore con su equipo de respuesta. En lugar de eso, los representantes de Biden tienen previsto reunirse directamente esta semana con compañías farmacéuticas para determinar la mejor forma de distribuir al menos dos vacunas prometedoras a cientos de millones de estadounidenses, el mayor desafío logístico que afronta un nuevo presidente en generaciones.

La vicepresidenta electa Kamala Harris tuvo una reunión más formal el martes como miembro del Comité de Inteligencia del Senado, aunque aún tiene información relativamente limitada sobre las amenazas que encontrará Biden.

Los responsables de la Asociación Estadounidense de Hospitales, y los colegios de médicos y enfermeras de Estados Unidos emitieron un comunicado conjunto el martes instando al gobierno de Trump a “compartir toda la información crítica relacionada con el COVID-19” con Biden.

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Peligro de iniciar pronto el paso de mando

Ante la situación, Biden empezó a subir el tono contra Trump por lo que considera una irresponsabilidad frente a situación de salud que vive Estados Unidos.

Biden ya ha dicho que al país le espera un "invierno muy oscuro" e indicó que el hecho de demorar la coordinación y transición aumenta los riesgos y "podría morir más gente" si no se toma acciones en conjunto para gestionar las acciones contra la pandemia.

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Biden también comentó que él no rechazaría el ponerse la vacuna, pero que aún más importante que tener ya la vacuna es armar un plan para distribuirla entre la población. Razón por la que espera que Trump sea más sabio a medida que se acerque enero, mes en que se hará el cambio de mando.

"(El Gobierno de Trump) dice que tiene un programa que no solo aborda cómo conseguir vacunas, sino cómo distribuirlas. Si tenemos que esperar al 20 de enero para conseguir ese plan, eso supone un retraso de un mes, o mes y medio", afirmó Biden.

En varios estados, frente al aumento de casos, han impuesto más restricciones, lo que a su vez afecta el movimiento de la economía, pese a que no se piensa en un cierre total.

"Todos estuvimos de acuerdo en que queremos volver a encarrilar la economía y hacer que nuestros trabajadores vuelvan al trabajo al tener el virus bajo control", ha dicho Biden.

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El Pentágono y el Departamento de Salud y Recursos Humanos, aún bajo dirección del gobierno de Trump, trabajan con los estados en un plan de distribución de vacunas. Pero el equipo de transición de Biden y los demócratas en el Congreso también tienen ideas. Los sistemas de salud y gobiernos estatales, que tratarán más de cerca la tarea de llevar las inyecciones hasta los brazos de los estadounidenses, podrían encontrarse con expectativas contradictorias de los dos bandos.

Ajustarse a un cambio polémico

Los planes muestran cómo se está ajustando Biden a una transición marcada por una tensión histórica. No parece que Trump vaya a facilitar próximamente un traspaso pacífico de poder, de modo que Biden y su equipo están buscando opciones para prepararse como mejor puedan para los desafíos que afrontarán.

Evitando criticar a Trump, Biden reconoció el martes al inicio de su reunión con expertos de seguridad nacional que no recibe “los reportes que normalmente ya estarían llegando”. Entre los 12 participantes, que aparecieron por videoconferencia, estaban el exsubdirector de la CIA, David Cohen, el general retirado Stanley McChrystal, y Avril Haines, que fue ayudante del asesor de seguridad nacional en el gobierno de Obama.

Biden dijo estar preparado para encontrar “un país dividido y un mundo en caos”. “Por eso les necesito a todos ustedes”, añadió.

Dos semanas después de las elecciones, Trump seguía bloqueando el acceso de Biden a los reportes de seguridad nacional y pandemia del gobierno, afirmando falsamente que Biden no es el presidente electo legítimo debido a un fraude electoral inexistente.

Un estudio publicado el martes por el Centro de Transición Presidencial del grupo no partidista Alianza por el Servicio Público advirtió que una transición abreviada podría afectar a la capacidad de Biden para cubrir los más de 1.200 puestos del gobierno que requieren confirmación en el Senado, incluidas posiciones de alto y medio rango que son cruciales en la lucha contra la pandemia.

En una entrevista reciente con el Centro de Transición Presidencial, el exsubdirector de la CIA, Michael Morell, dijo que era imperativo que Biden fuera informado de las acciones encubiertas de la agencia durante el mandato de Trump, “porque el día de la investidura, estas acciones encubiertas serán del nuevo presidente”. (I)