Tener cuatro ríos y decenas de afluentes cruzando Cuenca es “un privilegio”, coinciden voceros de grupos ecologistas y técnicos de la Empresa Municipal de Agua Potable (Etapa). En este contexto, el próximo 7 de febrero se realizará una consulta popular con la que se pretende eliminar la minería metálica a gran escala en zonas de recarga hídrica para que no sean contaminadas.

La importancia de los ríos en la ciudad es tal que desde su fundación en 1557 se acogió este detalle geográfico para bautizarla como Santa Ana de los ríos de Cuenca. Esa relevancia se mantiene hasta la actualidad porque el Tomebamba, Yanuncay, Machángara y Tarqui no solo son un atractivo natural, sino que sirven para dotar de agua potable a los cerca de 600.000 habitantes.

Cecilia Arízaga es ingeniera de laboratorio de Etapa y su trabajo consiste en tomar muestras de los diferentes cauces para luego analizarlas. De esta manera se determinan sus características físicas, químicas y bacteriológicas.

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Asegura que, por cuestiones de clima, distancia y la ausencia de actividades humanas, las cuencas que nacen en los páramos generan aguas totalmente limpias. Esto deriva en que al llegar a las plantas de potabilización el uso de químicos será mínimo. Por este proceso dice que Cuenca tiene el “privilegio de que el agua llega hacia las llaves sin olor, sin turbiedad y sin bacterias”.

De las aguas que nacen en las 100.000 hectáreas que tiene el Parque Nacional Cajas se dota al 40 % de la población, que se suma a las cuencas de los ríos Machángara y Yanuncay, llegando así al 95 %.

Cecilia Carrasco, administradora de áreas protegidas de Etapa, dice que dentro del Parque hay más de 4.000 lagunas conectadas entre sí y que alimentan al Tomebamba y Yanuncay, siendo el páramo el ecosistema más importante para la recarga hídrica.

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Según el Plan de manejo del Parque Nacional Cajas publicado en 2018, en las zonas aledañas existen las siguientes concesiones mineras metálicas: Goldein Mountain II y IV, localizadas en el límite sur y este, respectivamente; al suroeste está Janeth III, mientras que por el oeste están Canoas, San Luis A2, Migüir y Tablón Chico. Finalmente, hacia el norte están Ariel, León 3, 4 y 5, y Patul 2 y 3. En el documento se detalla que “únicamente se encuentra en fase de explotación el proyecto San Luis A2 ubicado en Río Blanco”.

Carrasco considera que la minería en fuentes de agua es “sumamente riesgosa” para la salud de todas las personas que viven en Cuenca. Esto porque cuando se contamina el agua los metales pesados son altamente persistentes en el ambiente y pueden durar años. En los mapas que ha leído “la mitad del cantón está concesionado a minería, entonces el panorama es grave”.

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Roberto Ochoa, integrante de la Asociación Yachac Aiyapu Pumapungo, refiere que el agua debe protegerse no solo desde una perspectiva técnico-científica sino también espiritual, y por eso se refiere a ella como “la diosa” que genera vida y conocimiento.
Aunque apoya la consulta popular cree que la protección debe ir más allá de la zona hídrica y pensarlo como un paisaje sagrado. Aun así impulsarán el Sí a través de conversatorios y charlas.

En tanto que el concejal rural de Cuenca Daniel García cree que es el momento justo para defender el agua, porque en la ciudad hay temporadas específicas del año donde la ausencia de esta en los ríos es muy sentida. Por ejemplo, en tiempos de sequía Etapa suele anunciar racionamientos y por eso reflexiona en “qué pasaría si se contaminan nuestras fuentes hídricas. Sería terrible que las futuras generaciones no puedan disfrutar del agua como nosotros”.

El presidente de la Cámara de la Minería del Azuay, Patricio Vargas, considera que, aunque la mayoría de cuencanos vote Sí para eliminar la minería metálica en zonas de recarga hídrica, cree que el limitarla solo a la de gran escala deja una puerta abierta a la mediana, pequeña y hasta artesanal en las mismas zonas y al final “no se va a lograr ninguna cosa significativa”. (I)