Un momento libre las junta a todas en un sofá. Carolina Aguirre Chávez y sus hijas Diana, Carla, María de Los Ángeles, Eva y María Denisse no tienen que estar en casa para este instante familiar, pues todos los días lo hacen entre tinturados y cortes de cabello, manicuras, pedicuras, tratamientos y cientos de colores y aromas, en su empresa Carolina Aguirre Colorimetría Orgánica, donde han pasado muchos Día de la Madre y este domingo no será la excepción.

Pasan entre risas y algo de nostalgia cuando Carolina, de 47 años, recuerda -rodeada de sus hijas- que empezó muy joven en el oficio de la belleza, a los 13 años con personas conocidas y amigos de la familia.

Publicidad

‘Mami, quiero ser doctor para salvarte’: esta es la historia de Jennifer Ramírez, paciente con cáncer que sufre pensando con quién se van a quedar sus hijos y si podrá verlos como profesionales

“Trabajaba los fines de semana que tenía libre, porque estudiaba en el colegio y en belleza” y diez años después, tras algunos otros trabajando en empresas, decidió independizarse e iniciar su carrera empresarial.

“Estaba en una empresa que me mandaba a cubrir la ruta del Coca, en el oriente; y en cierto momento de mi vida dije: necesito más tiempo para mis hijas y para mi pasión que era la peluquería y es donde empiezo a trabajar de manera independiente”, recuerda Aguirre, quien 24 años después es una destacada empresaria del mundo de la belleza con su matriz en Urdesa y su más reciente local en Samborondón, que abrió antes de la pandemia; aunque recuerda que sus inicios fueron en el barrio Centenario, al sur.

Este salto le permitió compartir con sus hijas, llevarlas al colegio, cocinar y estar más involucrada en sus crianzas que alternaba con las niñeras que contrataba y le ayudaban. Para su sorpresa, a medida que fueron creciendo sus hijas se interesaron por su trabajo y fueron mostrando destrezas que pulieron con el tiempo y la práctica; y ahora son parte fundamental de la empresa, tanto que reconoce que sin ellas no hubiese sido posible llegar a donde está ahora.

Ninguna estuvo obligada, aunque al inicio “una me decía que iba a ser odontóloga, otra que iba a ser médico, pero poquito a poquito fueron descubriendo que tenían una destreza escondida y con el tiempo me dijeron: sabes mamá, me gusta tu profesión, me gusta lo que haces y quiero trabajar contigo”.

Publicidad

Carla de 25 años es chef, pero es la administradora de la empresa. “Es la que lleva las finanzas, maneja las importaciones de las empresas a las que le compramos los productos”, comenta Aguirre.

“La mayor, Dianita (27 años), es un diamante en bruto, solita se ha ido puliendo, se ha involucrado mucho y se especializó en el cuidado capilar, es muy perfeccionista”.

‘Al mes y medio de embarazo nos dijeron que venían cuatro bendiciones, lloran los cuatro a la vez, yo me pongo a llorar con ellos’: la caótica felicidad de una madre de cuatrillizos en Ecuador

En cambio, María de Los Ángeles (22 años) es la que la ayudó a descubrir el Instagram y las redes sociales. “Es mi relacionista pública, todo lo que tiene que ver con Marketing lo hace ella”.

A Eva (21 años) le encanta el color, hace diseños de acuerdo al color de piel, al color y la forma de los ojos y al tipo de cabello, es una especialista en colorimetría.

Y María Dennise es la menor (15 años), no trabaja en la empresa pero apoya a su mamá en ideas de cómo perfeccionar el servicio al cliente. “Hace tik tok con las clientas, estudia colegio todavía, dice que va a ser abogada, pero se pinta el cabello solita y le queda perfecto, maquillaje espectacular”.

Así Carolina Aguirre no tiene palabras para explicar la satisfacción, el orgullo y la felicidad de ver como sus hijas admiran su trabajo y a ella y han querido seguir con el negocio “porque lo ven como una pasión que cada una lleva en su corazón por el trabajo que juntas hemos hecho...”.

¿Cómo es trabajar con mamá?

Carla reconoce que es un poco difícil porque las madres siempre tienen la razón. “A veces separamos de un lado la parte de mamá con la parte de la empresa, pero siempre cuando es una toma de decisión, hacemos la sala de juntas que son todas mi hermanas, primero hablamos nosotras, todo lo que hacemos y ella decide lo que se va a hacer”.

Diana, en cambio, asegura que se entiende muy bien con su madre en lo laboral y valora mucho que “deja que yo fluya tranquila”. “Estoy por recibir mi título de artesana, ella no me corta las alas, y cuando me equivoco, que es casi nunca, todo tranquilo, no pasa nada, pero yo me obligo a que todo salga perfecto”.

Para Eva es un poco complicado mezclar el trabajo con la familia, pero le encanta “porque paso más tiempo con ella y aprendo más de su experiencia.”.

‘Donde conseguía las drogas me pedían que les venda a mis gemelas, pero siempre las agarraba fuerte’, dice madre que lleva un año sin consumir

Y es que “es bonito porque no es un trabajo, es mi hogar estar junto a mi mamá y a mis hermanas creciendo”, dice María de Los Ángeles.

Igual para María Dennise: “es bonito pasar con ella, es mi mejor amiga y estoy muy orgullosa de ella, porque a pesar de todo ha luchado y ha salido adelante con todas mis hermanas y ha sido una casa llena de mujeres”, comenta la adolescente, a quien le atrae el mundo de la belleza, pero tiene fijo su sueño de estudiar leyes.

Carolina está muy lejos de retirarse del negocio, aunque asegura que cuando llegue el momento legará tranquila su empresa.

“Estas niñas están ansiosas de aprender más, viajan, traen nuevas experiencias, el negocio queda en buenas manos”, afirma emocionada Aguirre que aconseja a otras madres empresarias a llevar y vivir la vida como se les presenta y no buscar la perfección ni en el trabajo ni en la relación familiar. “Porque somos seres humanos y tenemos momentos en que nos equivocamos y nos exaltamos, pero para eso tenemos siempre a Dios en nuestro corazón, eso me ha servido muchísimo, abrazarnos, conversar y seguir adelante”. (I)