En el tema económico, el año de pandemia se lo puede bautizar como el año de la deuda, tanto por su crecimiento como por la importancia que representó en el movimiento de la economía. Es que la deuda pública del Ecuador creció 10% del Producto Interno Bruto (PIB). Con la crisis sanitaria vino también la paralización de la actividad económica y con ella la caída de ingresos tributarios y petroleros. Para compensar hubo que recurrir a una mayor deuda.

Mientras a enero de 2020, la deuda estaba en $ 58.553 millones, que representaba 53,39% del PIB ($ 109.000 millones); en enero del 2021, la deuda llega a los $ 63.885 millones, es decir el 63,37% del PIB ($ 100.000 millones).

De acuerdo con los datos del ministro de Economía y Finanzas, Mauricio Pozo -explicados hace pocos días ante la Comisión de Desarrollo Económico de la Asamblea- los ingresos corrientes (relacionados con los impuestos) pasaron de $ 23.000 millones esperados a $ 18.000 millones efectivos, los ingresos capital (relacionados con petróleo) pasaron de $ 2.700 millones esperados a apenas $ 565 millones en el año. Así, el financiamiento era la salida. Mientras en un principio se esperaba requerir $ 8.851 millones, una cifra de por sí muy importante, se terminó requiriendo $ 11.149 millones.

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Con semejante impacto “tuvimos que recurrir a la ayuda internacional, de lo contrario la crisis hubiese sido inmanejable”, a más del problema sanitario se habría tenido un problema más fuerte en lo económico, comentó Pozo.

Jaime Carrera, secretario ejecutivo del Observatorio de la Política Fiscal (OPF), aclara que el crecimiento de la deuda al 63,3% del PIB se debe a dos factores: el primero, el incremento del déficit (hueco entre ingresos y egresos). El segundo es el cambio en el cálculo del PIB, que al contraerse en 2020 y ser comparado con el volumen de la deuda, da un resultado mayor.

­­­­­­­De acuerdo con Carrera, en la pandemia lo que ha fluido de manera permanente son los recursos de los multilaterales: Fondo Monetario Internacional (FMI), Banco Mundial (BM) y Banco Interamericano de Desarrollo (BID) en diversas magnitudes. Para el experto una característica especial en este periodo de crisis ha sido que los multilaterales habían puesto mucho énfasis en que los recursos privilegien créditos y ciertas ayudas sociales.

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Carrera considera, de otro lado, que lamentablemente lo que no ha funcionado, tanto por la pandemia como por falta de gestión del Gobierno, han sido las ayudas a las pequeñas, medianas y demás empresas a las que se les ha hecho llegar recursos limitados. Recordó que se creó el fondo Reactívate, pero los dineros llegaron muy escasamente, sobre todo por los fuertes requisitos que se exigían para la entrega.

Según el ministro Pozo, si bien ahora el saldo de deuda es mayor, es importante mirar que su estructura es mejor. Con menores tasas de interés y mayores plazos. Esto se debe a que un gran volumen de la deuda vino desde los multilaterales.

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Al mirar la estructura de la deuda a enero se puede ver que la deuda externa asciende a $ 45.199 millones, mientras la deuda interna (bonos colocados IESS, a otras entidades financieras públicas, Banco Central, GAD, cuentas por pagar) llega a $ 18.685 millones.

En cuanto a la deuda interna, se puede ver un alza muy importante, sobre todo porque para enero el Gobierno ya acumula deudas por pagar, del año anterior y de este, por $ 1.900 millones, refiere Carrera.

Para este 2021, el flujo de financiamiento ha sido bajo. A la fecha solo han ingresado $ 180 millones, por lo que ya se reflejan ciertos problemas de liquidez, dice Carrera. Para abril se esperaba la llegada de unos $ 450 millones del FMI; sin embargo, la falta de aprobación de la Ley de Defensa de la Dolarización ya hace examinar al Gobierno otras opciones de financiamiento, que aún no son certeras.

18 tipos de bonos por $ 1.045 millones llegaron a sectores vulnerables en pandemia

Unas 18 clases de bonos ha entregado el Gobierno en el año de pandemia con el fin de cubrir las necesidades de sectores vulnerables. Estos 18 bonos son parte de los que ya se entregan normalmente y otros creados justamente por la emergencia sanitaria. El monto de ayudas entregadas en 2020 fue de $ 1.045,4 millones, según informó el ministro de Economía, Mauricio Pozo.

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Equipo del MIES acompaña a una adulta mayor a cobrar el Bono de Protección Familiar en el cantón Bucay. Se realiza la entrega de $ 120 en la tercera fase. Foto tomada de Twitter del MIES

El ministro destacó de este año de pandemia el diseño de políticas de protección social se han dirigido recursos a los sectores más vulnerables. Este año, a más de los bonos como el Joaquín Gallegos Lara, el de Desarrollo Humano con componente variable, Mis mejores años, se crearon bonos como el de Emergencia Sanitaria, el de Protección Familiar, bono femicidio, apoyo nutricional, impulso al emprendimiento, entre otros.

Para este año, el Gobierno ha anunciado la entrega de más bonos (para desempleados $ 500 y para empleados públicos en primera línea de combate contra el COVID-19), pero aún no logra cumplir la oferta. Pozo comentó que se trata de un problema legal que es necesario resolver.

De acuerdo con Jaime Carrera, la entrega de estas ayudas, patrocinada por los organismos multilaterales, sí son positivas, pues la pandemia ha arrojado a la pobreza a millones de ecuatorianos, que logran recuperar la liquidez, y que lo reinvierten en la economía. Consideró que el tema de la entrega de $ 200 a servidores de primera línea tiene un problema legal que es el hecho de que no pueden recibir bonificaciones ni compensaciones.

Sobre el tema, el ministro de Trabajo, Andrés Isch, había explicado que el bono de primera línea se consideraría una remuneración extraordinaria y el de las personas desempleadas, sería un gasto de inversión. (I)