Aunque durante los tres últimos gobiernos, las ofertas de campaña han tenido que ver con la mayor generación de plazas de empleo, o bajar el subempleo o disminuir el desempleo, en la práctica no se percibe un crecimiento firme del empleo en el país. En el Registro de Empleo de la Seguridad Social (Reess), publicado por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC) y el Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS), se puede verificar que el crecimiento de las afiliaciones en la Seguridad Social ha sido muy modesto.

Según el reporte que contiene datos desde enero del 2009 hasta marzo de este año sobre el número de afiliados al IESS, en la última década (de marzo del 2012 a marzo del 2022) solo se generaron 374.068 nuevas afiliaciones. Aunque las afiliaciones por sí solas no son equivalentes a la generación de plazas de empleo (pueden haber algunas que son afiliaciones voluntarias), este es un indicador que permite conocer parte del comportamiento de las plazas de empleo adecuado (al menos salario básico y al menos 40 horas laborales a la semana).

Así el informe indica que mientras en marzo del 2012 existían 2′781.057 afiliados, el 2022 existen 3′155.125. Si la diferencia (374.068) se divide para 10 años, se puede observar que el incremento anual fue de apenas 37.406 afiliaciones por año. Pero además, en el informe, que incluye datos sobre la edad de los afiliados y el sexo de los mismos, se pueden ver otros comportamientos reveladores.

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El empleo que más se deteriora en el periodo de análisis es el de los jóvenes entre 15 y 24 años. En 2012 existían 385.723 afiliados en ese rango de edad, pero a marzo 2022 solo llegan a 260.017. Se trata de una caída de 125.706 afiliaciones.

En cuanto al empleo de hombres y mujeres se puede ver que en esta década las afiliaciones de mujeres fueron mayores que la de hombres. Mientras hubo 254.866 nuevas afiliaciones de mujeres, hubo 119.202 de varones.

Las cifras sobre las afiliaciones en general revelan dos temas clave: que solo se crearon 37.400 plazas por año y un doloroso deterioro del empleo de jóvenes, dice el presidente del Colegio de Economistas de Pichincha, Santiago García. El experto asegura que las cifras demuestran que la economía actual no genera suficientes plazas de trabajo. Su posición personal es que lamentablemente el Ecuador navega en lados extremos, y la solución no es que el Estado sea el todo y que construya empleos, proteja derechos y como consecuencia genere una enorme burocracia. Pero tampoco darle carta blanca al libre mercado. Para García, esta también es una muestra que ni el modelo estatista ni el de libre mercado han logrado repuntar el empleo.

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Explica que “lo que debe haber son modelos más consensuados, modelos donde unos y otros asumamos responsabilidades y se reconozca que sí necesitamos Estado y mercado y de igual manera vincularnos a la economía global”.

Para García, la generación de más empleos pasa por aplicar una política pública que promueva el fortalecimiento del aparato productivo, especialmente de las pequeñas unidades como son los emprendimiento y pequeñas y medianas empresas. Se debería trabajar en un modelo de cadenas productivas y sobre todo facilitar el acceso al crédito. Para García, iniciativas como las de créditos del 1 % a 30 años no son una verdadera solución, pues más bien pueden considerarse ayudas sociales, antes que crédito productivo.

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García considera que sí se debe procurar ir hacia un punto medio de flexibilización laboral, una distribución de jornada tomando en cuenta sábado y domingo también; debe haber una proporcionalidad en los costos de despido, ya no se debería tener en los nuevos contratos la jubilación patronal, pues esta se constituye en una doble jubilación. Hay que avanzar, asegura.

Entre tanto, Alberto Acosta Burneo, editor de Análisis Semanal, considera que desde el fin de la bonanza, es decir, desde septiembre del 2014 hasta la fecha, el empleo adecuado se deterioró. Recuerda que en 2019 ya hubo una caída, pero luego vino la pandemia y se han reducido unas 500.000 plazas de empleo adecuado. Actualmente, el empleo adecuado ha vuelto a crecer y se coloca en el 35 %, pero no se compara y más bien está muy por debajo de los niveles que existían antes de septiembre del 2014 cuando se llegó al 50 % del empleo.

Lamenta que no se hayan podido mantener los niveles de cuando había bonanza, básicamente porque fue una bonanza mal manejada en la cual se infló de manera insostenible la economía. Este mal manejo se dio al mantener una política procíclica, en la cual se subió el ritmo del gasto público e incluso se le endeudó al país, a pesar de tener recursos petroleros altos. Cuando cayó el precio del petróleo se desinfló todo, la inversión pública cayó y la economía sufrió un colapso. Lo sano es llevar adelante una política contracíclica en la cual cuando hay un buen crecimiento se guarda dinero para la época de depresión, para que así el golpe no sea tan fuerte.

Acosta Burneo considera que hay un factor preocupante sobre el tema del empleo y es que aunque las ventas son mayores, y han sobrepasado las cifras prepandemia, las cifras del empleo no tienen el mismo comportamiento. Explica que en las empresas no se ven incentivadas a contratar. Por un lado con la pandemia hubo muchos despidos y en consecuencia, grandes costos de indemnizaciones. Así, muchas empresas se achicaron y han aprendido a manejarse con el mínimo de personal.

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Tampoco ayuda, dice, la política del Gobierno, a la que califica de populismo laboral. Recuerda que el régimen, lejos de aplicar una política liberal o de mercado en el tema laboral, aprobó un incremento del salario básico a $ 425 sin un estudio técnico y es más se espera que esta política siga durante los cuatro años, pues la oferta de campaña fue subir $ 100 en este periodo de Gobierno. En este sentido, dice que no es suficiente que las ventas se hayan recuperado como para que se generen más empleos, lo que se necesita urgentemente es nueva inversión. (I)