Alejandro Arreaza, economista para la región andina de Barclays -banca de inversión-, considera que el riesgo país de Ecuador que este 6 de febrero llegó a 1.415 puntos se debe a que el triunfo del ‘No’ debilita al Gobierno. Explica que lo sucedido también ha echado abajo los precios de los bonos de deuda. Para él, es paradójico que Ecuador esté en esta situación considerando que tiene una buena posición macroeconómica, y otras ventajas económicas, que debería aprovechar. El analista dice que al país no le conviene más inestabilidad política, que se llegue a un acuerdo mínimo y que el presidente Guillermo Lasso termine su periodo.

¿Cómo ve Barclays lo ocurrido en el Ecuador tras los comicios electorales, desfavorables al Gobierno, creen que para el Gobierno será difícil terminar su mandato?

Ciertamente, al final, el referéndum sobre la consulta que propuso el presidente Guillermo Lasso terminó convirtiéndose en un plebiscito a su gestión. El triunfo del No debilita al Gobierno y al presidente que estaban en una situación bastante comprometida, tanto por su baja popularidad, riesgo de protestas y el nulo apoyo de la Asamblea. De esta manera, surge una gran preocupación en el mercado sobre la capacidad de completar su periodo presidencial y, si esto ocurre, qué pueda pasar con el tema del manejo económico.

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¿Qué ha pasado con el riesgo país y con los bonos de deuda ecuatoriana de lo que usted conoce?

Es importante tener en cuenta que la subida fuerte del riesgo país (1.415 puntos) refleja ese nerviosismo del mercado, que en el caso de Ecuador, cuando existen este tipo de eventos, suele sobrereaccionar. Y luego para que baje, toma tiempo. En cuanto a los bonos, han tenido una caída muy fuerte: 15 puntos en promedio. El tema de la caída del bono significa que este se abarata para quien quiera comprarlo. Por ejemplo, un bono 2030 estaba en 70 % de su valor, pero ahora ha caído a 56 % de su valor. El problema se da cuando el Gobierno quiere acceder a deuda a través de mercados, ahorita el porcentaje a pagar por esa deuda sería de más del 17 %. Esto aleja aún más al Ecuador de la posibilidad de financiamiento.

¿La posibilidad de destitución del presidente Lasso y los llamados a muerte cruzada empeoran el panorama o podrían ser una salida a la crisis?

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Yo pensaría que empeora la situación pues se acelera la crisis. El mejor escenario para Ecuador es que haya calma, acuerdo político mínimo y que al menos pueda completar el periodo presidencial. Además, no está claro que el Gobierno tenga incentivos para llamar a una muerte cruzada, no tendría mucho que ganar en un escenario como ese. Para el correísmo sería beneficioso ir a una elección pues tienen tal vez la primera opción, el resto de los partidos no tanto. Entonces, creo que no tanto por la propia fortaleza, sino porque un escenario de más inestabilidad no le convendría a muchos, hay una posibilidad de que el Gobierno se mantenga un tiempo más.

¿En el ámbito más macreconómico, cómo le ven al país?

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Los riesgos están contenidos desde el punto de vista de las cuentas fiscales. La posición macroeconómica del país es mucho más sólida que en muchos años. En lo económico se han creado colchones que permiten minimizar el impacto de la inestabilidad política. Independientemente de lo que pase, en las condiciones actuales: con un déficit bajo, reservas de más de $ 9.000 millones, superávit en cuenta corriente..., los riesgos que deben manejarse, aún sin acceso a mercado, son relativamente bajos.

¿Cree que el Ecuador vuelva a caer en default de la deuda?

Esa es una de las preocupaciones de mercado. A corto plazo no, porque los pagos que tiene que hacer por servicio de deuda en los próximos dos o tres años son $ 500 millones por año, lo que es manejable. Pero hacia el 2025 la situación será más demandante, allí se hace necesario que pueda acceder a mercados para emitir deuda nueva y de esta manera cumplir con las obligaciones con los multilaterales e inversionistas privados.

¿Qué podría usted aconsejar al país en estos momentos?

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El país necesita una tregua política, por el bien de todos, de los diferentes sectores, sería lo mejor. Entrar en un ciclo de inestabilidad permanente al final es algo de lo que no va a ganar nadie. Es paradójico que actualmente el país tiene unas condiciones macroeconómicas beneficiosas: se han mejorado balances fiscales y externos, hay un contexto de precio del petróleo elevado... Ahora para que el país pueda tomar ventaja necesita estabilidad mínima y de consenso. De lo contrario, es difícil que fluyan recursos e inversiones, para que el resto de la población se pueda beneficiar de los logros macroeconómicos.

¿Considerando que sectores políticos ya se han pronunciado contrarios a acuerdos y diálogos, podría ser que el próximo Gobierno que llegue sea el que se beneficie de los buenos logros macroeconómicos de este Gobierno?

Habría que ver si ese nuevo Gobierno está disputo a mantener las políticas que han permitido las mejoras. Pero si va a retroceder en esas políticas, no va a haber mejora. (I)