La actual crisis política, social y económica que vive el país tuvo su disparador en el tema del precio de venta al público de los combustibles. En medio de movilizaciones indígenas y la ruptura del diálogo entre el Gobierno y la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie), varias voces piden un debate técnico sobre el tema.

Entre las propuestas más técnicas se habla de una posible focalización del subsidio (solo a los sectores determinados), mientras otros aseguran que lo que se debe hacer es repotenciar verdaderamente la capacidad refinadora del país y consumir los combustibles aquí producidos pagando solo el costo, sin subsidio.

Para el presidente del Colegio de Economistas de Pichincha, Santiago García Álvarez, este es el momento de abordar el tema de los combustibles con frontalidad, pues el tema del precio de los combustibles no solo pasa por un punto que es el precio, sino que debe ser visto de manera integral. Esto tiene que ver con el tema presupuestario, con el transporte de las personas y de mercancías, con el medio ambiente.

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De acuerdo con los datos del Colegio de Economistas de Pichincha, los subsidios en 2022 llegarán a $ 3.035 millones, sin contar con los $ 226 millones extras que el propio Gobierno ha aceptado subsidiar, frente a los reclamos de la Conaie. Esta cantidad es mucho más grande que lo que se paga en educación, o lo que se transfiere a los Gobiernos autónomos descentralizados (GAD). Insiste en que no se puede resolver el tema solo enfocándose en un tema tan puntual y formal como es el precio. Además que se debe pensar en una solución a largo plazo, y no a cortísimo plazo como es bajar una cierta cantidad de centavos dicho precio.

En este sentido, la propuesta del Colegio de Economistas de Pichincha es que el país debe ir hacia la focalización del subsidio tanto de gasolinas regulares como del diésel, lo que bajaría la presión fiscal.

Ellos han avanzado en su análisis en una suerte de identificación de los sectores que serían los beneficiarios de precios como los que propone la Conaie:

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Diésel a $ 1,50

  • Vehículos urbanos, interparroquiales e intercantonales de transporte de pasajeros.
  • Camionetas de una sola cabina y furgones pequeños (hasta 4.100 c. c.) registrados para la comercialización de productos agrícolas.
  • Transporte empleado por unidades registradas de la economía popular y solidaria.
  • Combustible empleado para maquinaria agrícola de sectores campesinos.
  • Combustible para pequeños pescadores.

Gasolina a $ 2,10

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  • Vehículos urbanos, interparroquiales e intercantonales de transporte de pasajeros.
  • Camionetas de una sola cabina y furgones pequeños (hasta 4.100 c. c.) registrados para la comercialización de productos agrícolas.
  • Transporte empleado por unidades registradas de la economía popular y solidaria.
  • Combustible empleado para maquinaria agrícola.
  • Combustible para pequeños pescadores.

Para García, estos subsidios focalizados se podrían aplicar a través de una tarjeta magnética o utilizando la tecnología. Esta idea no es nueva. Sin embargo, durante muchos años no se la ha podido implementar por varios motivos. Entre ellos, la renuencia que han tenido tanto el sector del transporte, como el de los distribuidores de gasolina. Por un lado, los transportistas han dicho que no quieren recibir ninguna transferencia de Estado para comprar el combustible, sino comprarlo a un precio subsidiado directamente de las gasolineras. Entre tanto, los distribuidores de gasolina han dicho que no pueden tener dos precios para un mismo producto. Sobre este tema, García dice que pese a la renuencia, es hora de que los diferentes actores den soluciones y estén dispuestos a colaborar. “Este no es el mismo Ecuador de hace tres meses”, añade.

Entre tanto, Oswaldo Erazo, director ejecutivo de la Cámara de Distribuidores de Derivados de Petróleo (Camddepe), explica que bajar el precio de los combustibles de manera generalizada no es ninguna solución. Esto ayuda a las personas que tienen autos, es decir, personas que de algún modo tienen un mejor nivel de vida que los indígenas.

Para Erazo, tanto la postura de la Conaie que pide una rebaja de 40 centavos como la del Gobierno de bajar 10 centavos son antitécnicas. “Los subsidios deben ser focalizados y temporales. En Ecuador los subsidios se manejan de manera general e indefinida”, critica Erazo. Concuerda el dirigente gremial en que si se va a focalizar el subsidio a combustibles, se debe primero identificar a los beneficiarios y luego entregarles una tarjeta magnética con el subsidio mensual, que deberá ser recargable. Con esta tarjeta se podrían acercar los transportistas para abastecerse a las diversas estaciones.

Erazo insiste en que no se puede, desde las estaciones, entregar precios distintos a unos u otros consumidores, en un mismo producto. Uno de los problemas es que se pueden generar temas de corrupción. Recuerda que en un momento se quiso dar paso a una focalización a los taxistas, pero el planteamiento, en ese momento, era que el Gobierno les iba a entregar contra factura el subsidio a las gasolineras. Esto no les parece apropiado, sobre todo porque si el Estado se demora en la entrega del subsidio ellos se quedan sin liquidez y afecta su operación.

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Camilo Jarrín, presidente de la Cámara de Transporte Pesado de Pichincha, lamenta la situación que vive el país y asegura que con esta paralización no hay un solo ganador y más bien el país ha perdido. Para Jarrín, una salida técnica podría ser repotenciar la refinería de Esmeraldas, para que se pueda tener un combustible de alta calidad, como lo ha ofrecido el Gobierno. La idea de Jarrín es que los transportistas pudieran comprar el combustible al costo de producción y así no le costaría más al fisco, ni sería un precio tan alto para su sector. Asegura que están plenamente conscientes de que el precio de los combustibles a nivel internacional está por los cielos. “Sabemos que el diésel está a $ 4 en Perú y a $ 2,80 en Colombia y nosotros sabemos cómo costear estos precios”, sostiene. Además hizo un llamado a reflexionar sobre la situación mundial y entender que hubo pandemia y hubo guerra, “es como que no se dan cuenta o se hacen”. No está de acuerdo con una focalización, pues asegura que podrían darse episodios de corrupción. “Lamentablemente acá en el país somos muy despiertos para andar en temas chuecos”, afirma. Finalmente hizo un llamado al diálogo con propuestas: hay que sociabilizar las alternativas pero no quemando carros ni lanzando piedras, secuestrando gente o matando compatriotas.

Del sector indígena, en cambio, Gary Espinoza, representante de la Fenocin, en entrevista televisiva, ratificó que haber bajado 10 centavos el precio de la gasolina resultaba una suerte de burla. Pero al ser consultado sobre que esos dineros que están pidiendo que se destine al subsidio podrían ir más bien a educación o a otros temas sociales, aclara que de estos temas los deben convencer. Sin embargo, opina que, a su parecer, Petroecuador ya tenía listo un paquete para incrementar el precio de la gasolina. Hablaba del proyecto de vender gasolina de mejor calidad a un precio mayor que el de la gasolina regular (extra o ecopaís), pero menor al de la súper. (I)