Francisco Cepeda llegó desde el sector privado de salud al Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS) hace pocos meses. Sin embargo, ya dibuja un claro diagnóstico de lo que está pasando con la entidad y sus seguros de salud y de invalidez, vejez y muerte (IVM). Asegura que en las actuales condiciones, el Biess ya no podrá seguir financiando al Estado, y que es urgente llegar a los acuerdos de pago de la deuda que tiene el Estado con el IESS, de lo contrario un colapso es inminente. Explica que ya hay acuerdos en metodología y se analizan las opciones de pago. También habla de las mafias enquistadas en compras públicas

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¿Cómo encontró al IESS, en octubre, cuando asumió funciones y cuáles han sido las acciones frente a los problemas?

Como usted conoce, el IESS tiene algunos seguros y el de salud y el de invalidez, vejez y muerte (IVM), que es el de pensiones, son los que más me han preocupado desde que llegué, pues estos son deficitarios. La ciudadanía debe conocer que cada seguro tiene su propio fondo que le permite subsistir en el tiempo. Pero en el caso del fondo de salud, el Estado ha ido acumulando una deuda que llega a $ 4.300 millones. Una deuda de 20 años. Actualmente en el fondo existen apenas $ 76 millones que prácticamente es nada.

Para entender bien, ¿cuánto se gasta en salud cada año?

Los gastos son de $ 1.900 millones, pero ahora mismo tenemos un déficit de $ 500 millones. Mientras había el fondo de ahí se desinvertía y se seguía subsistiendo. Ahora en este 2022 vamos a tener que ponernos de acuerdo en cobrar la deuda al Estado.

Salud es un gran problema, pero ¿cómo está el fondo IVM, es decir, el de las pensiones?

Ahora mismo tenemos un déficit de $ 2.000 millones por año; los gastos que tenemos están por encima de los $ 3.500 millones, mientras que los ingresos llegan a $ 1.500 millones. La diferencia la debe financiar el Estado con el 40 % de pensiones, pero también se ha ido acumulando deuda de este seguro. Actualmente tenemos un fondo de $ 5.300 millones que nos permitirá salir adelante hasta el 2024. A partir de ese año, el fondo IVM prácticamente ya no existiría y habría un colapso.

¿Pero qué dice el Gobierno frente a esto?

Este asunto, que es muy preocupante, lo conoce bien el señor presidente y nos ha hecho conocer su voluntad política sobre que debemos encontrar una solución. Sin embargo, no es fácil solucionar un problema que viene desde hace 20 años. El 3 de diciembre ya acordamos, con el Ministerio de Finanzas, una metodología para auditar la deuda de salud y que se pague. Los resultados de estas conversaciones deben verse ya en el primer trimestre del 2022, pues al ser deficitario y al no tener ya recursos para desinvertir, el tema podría estallar. Es un problema a resolver en el cortísimo plazo.

¿Qué opciones de pago se barajan y a cuánto asciende la deuda total del Estado?

La deuda total se va a cerrar en $ 8.175 millones: los $ 4.300 millones de salud, que es el 54 % de la deuda, seguido de $ 2.758 millones del 40 % de pensiones (que es 34 % de la deuda); del Seguro Social Campesino nos deben $ 756 millones; Riesgos del Trabajo, $ 58 millones; y $ 5 millones más del Seguro de Desempleo. Entre las opciones está crear un fondo que sea alimentado con ingresos de diferentes fuentes como por ejemplo una contribución desde la tarifa del OCP o puede provenir de telecomunicaciones.

Pese a que el Estado es este gran deudor del IESS, ustedes le dieron la mano al Gobierno con una inversión en bonos este mismo año hace pocas semanas, ¿cómo fue esta operación y qué planes de inversión tienen a futuro?

Lo que se dio en el Biess fue una novación por el vencimiento de bonos por $ 500 millones. Como usted dice, le dimos la mano al Gobierno, fue una última operación para salir este año con un rendimiento del 7,98 %. Pero esto debe parar, no hay forma de que se le pueda seguir apoyando al Gobierno. Sería una locura para el Biess fondear al Gobierno, cuando debe ser al revés: el Ministerio debe apoyarnos con el pago de la deuda. El Gobierno está consciente de que debe hacer un plan de pagos. Adicionalmente, hay que pensar en las soluciones estructurales. No podemos estar esperando que el Gobierno aporte para un seguro de IVM que está mal estructurado. Entiendo que el presidente está muy preocupado por este tema y ha pensado en la creación de una comisión de notables que analice este caso y haga una propuesta de solución.

¿Hacia dónde deberían ir estas reformas o soluciones?

Es importante entender porque hay poco tiempo para hacer reformas estructurales al fondo IVM. Se debe analizar el cálculo de pensión que se hace con base en los cinco mejores años. En temas actuariales la tasa de reposición es alta, es decir, el jubilado recibe lo que aportó o incluso más de lo que aportó. Se deben revisar los años de aporte. Sin embargo, este tipo de cambios deben ser realizados a través de la ley, el IESS no está facultado para hacerlo por sí solo.

‘Hay mafias y ya hemos cortado algunos tentáculos’

El problema en el fondo de salud genera la falta de atención y de medicinas o son otros de burocracia, ¿por ejemplo?

Tenemos que reconocer que hemos enfrentado un problema de desabastecimiento de medicinas, nadie lo niega. Ha habido inestabilidad administrativa, entre enero y octubre tres presidentes y cambios de gerentes de hospitales. Existen problemas burocráticos, la ley de compras públicas no fluye y hay problemas financieros. Pero además, en anteriores administraciones se construyeron hospitales, no hago juicio de valor si se construyeron bien o si el precio fue el correcto, pero lo inaudito es que no se les dote de insumos. El resultado ha sido que están trabajando al 50 % de capacidad instalada y se siguen haciendo derivaciones a los privados. Vivimos un mix perverso: no tenemos insumos pero pagamos nómina de los hospitales y derivamos a prestadores privados que están siendo prósperos con los ingresos que deberían quedarse en el IESS. Hemos cambiado al director de salud y buscamos mejorar la productividad de hospitales.

¿Cuándo vendrán los cambios o seguimos en el diagnóstico?

Cuando recibí los hospitales estaban en 30 % de abastecimiento de medicinas y a la fecha tenemos un 70 % de abastecimiento, y esperamos cerrar en 75 % u 78 % este año. Se hizo una compra a la Organización Panamericana de la Salud para pacientes de VIH que tiene horizonte de quince meses de medicación. Hemos comprado medicamento para distrofia muscular. Todavía tenemos problemas puntuales en medicamentos oncológicos en el Andrade Marín, pero se espera resolverlos. Se espera que la baja de derivaciones sea de un 25 % hacia el segundo trimestre del año. Estamos hablando de ahorro de unos $ 150 millones que deberíamos poner en nuestros hospitales que puedan seguir produciendo. Se debe pensar también en tener una estabilidad en los hospitales de los gerentes y que estén bien seleccionados, hay que mejorar el tema de compras públicas. Hay que reestructurar el IESS, habrá una reducción en el sector de apoyo especialmente.

El anterior presidente del IESS, Jorge Madera, dijo que había tenido que enfrentar a mafias. ¿Usted también encontró que hay mafias que manejan ciertos sectores del IESS?

La respuesta es sí. Hay mafias y ya hemos cortado algunos tentáculos de ellas. Estamos trabajando para que la ley de compras púbicas se haga de manera diferente. Todos los días encontramos casos: hay denuncias de que estaban durmiendo en la Procuraduría del IESS y las hemos impulsado a la Fiscalía. He visto que se compran productos a diferentes precios. Aquí se han creado unos “minirreinos”. Estas mafias están en compras públicas (...), así de claro. El desabastecimiento que recibí fue hecho a propósito, porque es más rentable comprar a través de compras ínfimas o a través de subastas y no a través de compras descentralizadas. Nosotros vamos a transparentar esto.