Usted va a su médico por una dolencia. Le cuenta sus síntomas. Pero no todos los síntomas. Le cuenta del dolor de cabeza, el sarpullido, las llagas en la boca; pero calla sobre las llagas en la zona de los glúteos (total, no le duelen).

Dos estudios (2018) demostraron que 81% y 61% de pacientes, respectivamente, retenían información importante frente a sus doctores.

¿Le parece razonable este comportamiento?

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La razón es dialógica por naturaleza, sostuvieron Mercier y y Sperber en The Enigma of Reason (2017). Usted usaría su capacidad de razonamiento para interactuar socialmente.

Bajo esta tesis, el razonamiento sería como un partido de ping-pong.

Ideas van y vienen.

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Y para mejorar sus habilidades de pensador usted debería encontrar alguien con quien ping-ponear ideas. Idealmente quien tenga –al menos– su mismo nivel. Quien rete sus ideas.

Usted necesitaría quien lo obligue a pensar en varios argumentos para sostener cada tesis. Pero usted generalmente se rodea de gente que piensa igual. Desde burbujas epistémicas, cámaras de eco, hasta su propia creencia de su propia objetividad.

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Muchos estudios sugieren que grupos de personas que piensan igual –sin importar su inteligencia, escolaridad o nivel cultural– generalmente tienen razonamientos pobres.

Y mientras más objetivo usted cree que es, más confía en sus propias intuiciones y más precisas cree que son sus representaciones de la realidad. Y las cuestiona aún menos.

Pero, ¿qué sucedería si le digo que su razonamiento está sesgado?

¿Qué sucedería si le muestro evidencia que prueba que su razonamiento lo lleva a distorsiones epistémicas y malas decisiones?

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Así, el razonamiento sería argumentativo. Persuasivo.

Bajo esta tesis, la argumentación razonada no buscaría llegar a la verdad sino persuadir (a los demás) de su verdad.

¿Por qué usted querría retener información importante en una consulta médica?

En The Scout Mindset (2021), Julia Galef sostiene que ese es el razonamiento direccionalmente motivado. Donde las razones –motivos– inconscientes afectan sus conclusiones. Sus desiciones. Y funciona por default.

Bajo la conciencia consciente, sostiene Galef, usted defiende sus creencias como soldado. Así mantiene el confort –evitando estrés, arrepentimiento o miedo–; protege su ego; construye su mejor imagen de sí –al verbalizar sólo aquellas ideas que aportan a la imagen deseada–; y cuida su espacio dentro de su grupo social.

Mentirle al doctor es perverso (para usted mismo). Racionalmente hablando, lo mejor sería ser completamente honesto. Pero los estudios de pacientes que retenían información a sus médicos también demostraron que (ellos) temían que el doctor cambie la imagen que tenía del paciente. O temían que el doctor los juzgue mal.

Y usted… le mentiría a su doctor, ¿sólo por mantener su imagen? (O)