Tulcán

La ola de compradores ecuatorianos que arribaron durante el último feriado a las ciudades colombianas de Ipiales y Pasto, desde diferentes sectores del Ecuador, prende las alarmas en el sector comercial de Tulcán.

La escalada del dólar frente al peso colombiano, que la semana pasada superó el techo de los 5.000 pesos por $ 1, pone en desventaja a los comerciantes fronterizos de Carchi, que han visto disminuidas sus ventas.

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Las ventajas comparativas entre las dos monedas desmotivan al gremio de comerciantes locales, que acusan al Gobierno nacional y a los asambleístas carchenses de haberlos dejado desamparados y sin alternativas que eviten una posible quiebra de sus negocios.

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Armando Narváez, comerciante de electrodomésticos, proyecta que muchos negocios podrían resistir hasta diciembre de este año, y que en enero del 2023 varios locales comerciales y emprendimientos de alimentos posiblemente cierren sus puertas.

Las diferencias en los precios no tienen relación entre Colombia y Ecuador, dice Narváez, quien considera que la lectura que mantiene la Cámara de Comercio de Tulcán, que agrupa a un reducido grupo de comerciantes, es errada y no está apegada a la verdad.

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Las mismas marcas que se comercializan en Tulcán e Ipiales tienen diferencias abismales, las industrias nacionales no establecen precios de frontera e, inclusive, televisores que son ensamblados en Colombia deben venderlos a precios superiores a los de Ipiales, optando la clientela por adquirirlos en las ciudades fronterizas colombianas.

Durante el feriado, el puente internacional de Rumichaca registró congestión vehicular por centenares de personas que intentaban ingresar a Ipiales. Foto: El Universo

Los comerciantes tulcaneños reconocen que Colombia está absorbiendo la clientela ecuatoriana. Ellos afirman que se corre el riesgo de convertirse en una ciudad fantasma, debido a que uno de los tres importantes renglones de la economía local es el comercio.

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Narváez señala que varios almacenes y emprendimientos de alimentos que decidieron instalar jóvenes están cerrando sus puertas ante la devaluación del peso colombiano, ya que hasta la comida es más barata en Ipiales.

Un cuarto de pollo asado o bróster en un restaurante de la fronteriza ciudad de Ipiales tiene un valor de $ 1,91; un lomo de carne o pollo apanado, $ 3,40; alitas o costillas BBQ, $ 3,61; carne asada, $ 2,20. Es decir, los alimentos preparados son más económicos en Colombia.

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Una costumbre que vuelve a reeditarse en los tulcaneños es almorzar o cenar en Ipiales, por los costos favorables y atención. No obstante, los productos elaborados con harina o trigo tienen un incremento quincenal, ya que esos insumos son adquiridos en dólares desde otros países, como explican los propietarios de cafeterías o panaderías de la vecina urbe fronteriza.

Por otra parte, los mariscos tienen valores superiores a los de Ecuador, así como la comida china. Varios ecuatorianos administran estos negocios en Pasto e Ipiales, que se abastecen de productos nacionales.

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Los pedidos de mercancías colombianas por redes sociales

Varios comerciantes tulcaneños sostienen que la modalidad de hacer compras en la frontera ha cambiado: actualmente los ecuatorianos realizan las transacciones con los locales de Ipiales a través de las redes sociales y por WhatsApp.

Por ejemplo, el interesado deposita el dinero a través de las plataformas de pago internacionales; luego, personal de los almacenes de la frontera colombiana se encarga de pasar las mercaderías por los pasos fronterizos, sin el pago de tasas aduaneras.

En Tulcán, receptan la mercadería y luego se la distribuye hacia las diferentes ciudades donde fueron requeridos los encargos. Con esta nueva forma de operaciones, el viajero evita enlistarse por horas en la E35, que conecta con Rumichaca, para superar la frontera.

Según explican los comerciantes, resulta económico este sistema, al que se han dedicado estudiantes universitarios y otras personas, ante la falta de oportunidades de trabajo.

La actividad comercial es afectada por varios factores

Alexander Chamorro, presidente de la Cámara de Comercio de Tulcán, reconoce que la situación de la actividad comercial es compleja, acentuándose más por efectos del contrabando y la devaluación de la moneda colombiana.

Sin embargo, el directivo es uno de los pocos optimistas. Menciona que, a pesar de esos fenómenos, los precios ecuatorianos son convenientes para el turismo comercial no solo por los valores, sino por la legalidad de los artículos, entrega de facturas, seguridad y servicio técnico.

En la fronteriza ciudad de Ipiales funcionan más de 8.000 locales comerciales agremiados a la Cámara de Comercio. Foto: El Universo

Cree que la oleada de ecuatorianos es producto de la falta de información: muchas personas del interior del país —dice— siguen creyendo que es más favorable comprar en las ciudades fronterizas colombianas.

En tanto, los comerciantes independientes aseguran que el último feriado no fue bueno para este sector, pese a que las ferias que realiza el Municipio de Tulcán están reactivando de cierta manera el comercio, pero consideran que se requieren más acciones.

Chamorro sustenta que los ecuatorianos mantienen la creencia de que en Colombia los precios son más baratos, pero —según él— desconocen que las condiciones han cambiado, debido a que ya no hay salvaguardas o aranceles que afecten a la producción, medida que bajó los precios en Ecuador.

Refiere además que la Cámara de Comercio de Tulcán ha logrado acuerdos y convenios privados con importadores y fabricantes del país que han permitido acceder a artículos importados a menores precios y con mejores condiciones de compra, los cuales son trasladados al cliente.

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Ante un probable cierre de locales, Chamorro asegura que estadísticamente esto sucede cada fin de año. Argumenta que un 90 % de nuevos empresarios o emprendedores en menos de cinco años cierra sus locales, mientras que un 10 % continúa, porque son sustentables y tradicionales.

Justifica su aseveración indicando que permanecen los negocios que han logrado innovarse y buscan alternativas para modernizarse, no aquellos que, de forma empírica, con desconocimiento y sin asesoramiento, no logran consolidarse.

Enfatiza que hoy podría verse esa realidad, más aún cuando factores distintos, como la pandemia, depreciación de la moneda colombiana, contrabando, situación económica, entre otros, avizoran esa probabilidad.

Los comerciantes locales insisten en que la Cámara de Comercio está politizada, es muy cercana a los Gobiernos de turno y no crece en el número de socios porque está dirigida hacia pocos actores comerciales.

Para Chamorro, en Tulcán existen las condiciones para generar nuevos negocios, pero siempre y cuando cuenten con la asistencia profesional, capacitación y estudios que permitan un manejo adecuado de ellos.

Eduardo Rojas, cambista de monedas del parque Isidro Ayora, comenta que, pese a la masiva compra de pesos colombianos, los connacionales prefieren utilizar tarjetas de crédito y de débito en territorio colombiano.

Comenta que la economía colombiana pasa por un mal momento ante la severa devaluación y la falta de políticas económicas claras por parte del nuevo mandatario colombiano, Gustavo Petro, de filiación izquierdista.

Actualmente, los vecinos colombianos vienen a Tulcán a abastecerse de dólares: llevan entre $ 10.000 y $ 15.000, por lo que se mueve mucho la moneda norteamericana en esta parte de la frontera, ante el nerviosismo económico que hay en Colombia.

Para los trabajadores de la moneda, a pesar de que el valor del dólar cautiva a los compradores nacionales, sus ingresos no son favorables, ya que el cambio fluctúa continuamente y hace que pierdan varios puntos, incluso en pocas horas.

Esta semana, el peso colombiano descendió drásticamente en su valor: mientras que hasta el lunes alcanzaba un techo superior a los 5.000 por $ 1, este viernes (11 de noviembre) bajó a 4.792 por $ 1.

El ligero descenso de esta semana de la moneda estadounidense frente a la colombiana y los cambios bruscos en la cotización, especialmente en la calle, donde la moneda norteamericana depende de la oferta y la demanda, generan zozobra.

No obstante, Rojas confirma que mucha gente arribó a la frontera el pasado fin de semana, inclusive de Loja, Azuay, Guayas, Orellana y otras provincias alejadas. Él predice que, a pesar de los altos y bajos en la tasación de las dos monedas, por el alto movimiento registrado en el feriado, prevé una gran avalancha de compradores, como en el 2015 y 2016, para las últimas semanas de este año.

Nuevos destinos en los feriados y fines de semana

Frente a los problemas de inseguridad en la Costa, en el feriado la gente prefirió trasladarse a comprar en Ipiales o Pasto, que son los nuevos destinos para los tours de compras, sostiene Luis Rosero, cambista de monedas.

Uno de los rubros de la economía que se han activado por estos días es el taxismo. Vladimir Castillo, socio de la cooperativa Atahualpa, reconoce que la gente del interior del país llega a Tulcán para dirigirse a Ipiales por compras o turismo.

Cuenta que viajar en taxi hacia Rumichaca resulta ventajoso, seguro y rápido, ya que existe un carril exclusivo para estos vehículos, que no deben enfrentar los trancones.

Vladimir agrega que la gente local, para evitarse problemas por la exigencia del SOAT o el pico y placa, prefiere movilizarse en transporte público; en cambio, quienes vienen de otras ciudades dejan guardados sus autos en los parqueaderos de la capital carchense.

Desde hace tres semanas hay una gran demanda. El pasajero debe cancelar $ 1 por viajar entre Tulcán y Rumichaca, y $ 1 adicional para retornar; una carrera exprés tiene un costo de $ 4.

Las agencias de viajes de la zona norte aseguran que, desde enero de este año, la gente prefiere utilizar los servicios en Colombia, donde un tour tiene un costo de $ 250, el cual incluye tiquetes en avión, traslados, hotel tres estrellas y alimentación. (I)