Lo primero que se viene a la mente de un quiteño al hablar de La Magdalena es el restaurante Los Motes, que lleva como complemento justamente el nombre de este tradicional barrio del sur de Quito. Hace 73 años, en 1949, Luz María Ortega se quedó huérfana y al cuidado de su abuela. Las dos mujeres, en ese entonces, decidieron salir a vender mote cocinado en los mercados del sector, especialmente en el mercado de La Magdalena.

Con el pasar del tiempo, Luz María se dio cuenta de que podía mejorar el producto, así que, en un canasto tapado con una manta, ofrecía mote con alverja y picadillo (una mezcla de hierbas que le da sabor al mote). Con ese canasto empezó a recorrer las calles de Quito y vendía a los obreros que construían varios edificios. La ciudad empezaba su expansión.

Una mañana, un policía metropolitano la abordó y le dijo que no podía vender de esa manera, que tenía que contar con un local. Después de esa experiencia, Luz María acomodó un humilde puesto de venta en el corredor de la entrada a su casa, de adobe y teja, frente al parque de La Magdalena.

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QUITO.- Plato típico denominado Mote de la Magdalena. Foto: Alfredo Cárdenas.

Esa fue la mejor decisión que pudo tomar, pues rápidamente la gente pasaba la voz y recomendaba los motes de aquel local. Con el paso del tiempo, la visionaria mujer decidió agregar otros elementos a su plato, como la fritada, chicharrón y maduro frito. En ese momento, sus hijos se dividieron las responsabilidades, pues el negocio empezó a crecer y los clientes hacían fila para comprar su producto.

Luz María Ortega llegó a tener nueve hijos. Actualmente tiene 92 años y ha delegado las funciones a sus herederos. Sin embargo, para llegar a contar con los cinco locales, ubicados en los centros comerciales Condado, El Recreo, Portal Shopping, en la Plataforma Gubernamental Norte y en su sede, a unos 20 metros de su local inicial, tuvieron que pasar por varias transformaciones.

Pablo Vargas es apoderado especial de la marca y yerno de Luz María. Señaló que, cuando se pusieron de moda las picanterías (locales que ofrecían distintos platos típicos), su suegra decidió ofrecer una diversidad de platillos, ya no solo el mote. Es así como nació Picantería Lucita.

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En 1999 crearon un logotipo diferente y el local cambió a Los Motes de La Magdalena. Los clientes llegaban en mayor número. Finalmente, en 2007, la marca tuvo un nuevo cambio en cuanto al logotipo y su frase.

Federico Páez de Luluncoto, el barrio del centro de Quito que vive en medio de inseguridad y mal estado de las vías

Ese local que se inició en un canasto ahora da trabajo a 65 personas, de manera directa, y guarda la tradición de un negocio familiar. (I)