Cecilia Salazar espera unos minutos en el área de boleterías de la terminal terrestre de Guayaquil para subir al andén donde tomará el bus que la llevará a Riobamba. Son las 15:30 del miércoles pasado. Ella lleva su mascarilla, que le cubre casi todo el rostro -para evitar un contagio de COVID-19- a diferencia de un adulto mayor que avanza a paso lento con su tapaboca, que literalmente solo cubre su boca, pues su nariz está expuesta a gotículas que otros emiten al hablar a su alrededor. Un ambiente por el que transitan cientos de usuarios de los que se desconoce su estado de salud.

“Espero que todos usen mascarilla en el bus”, dice Cecilia, de 50 años. Ella cuenta que llevará puesto ese elemento de bioseguridad durante todo el trayecto y que tiene mentol para, de alguna manera, mejorar la respiración en el interior de esa prenda.

La mujer acude a la provincia de Chimborazo por una urgencia que se presenta a vísperas del inicio de un feriado de cinco días que arranca con el fin de semana del 30 de octubre. Esa cantidad de días y la potencial desobediencia ciudadana preocupa a especialistas de la salud.

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“Lo más probable es que aumenten los contagios. Obviamente esto qué va a significar. La mayoría de personas que están vacunadas si se contagian van a tener una enfermedad leve, que no van a requerir una hospitalización y eso es importante por tomar en cuenta. Sin embargo, hay que tener conciencia de que aún no termina la pandemia, tenemos que seguir cuidándonos sobre todo por aquellas personas más susceptibles de enfermedades graves, aquellas personas de la tercera edad, con cáncer, diabetes, problemas renales”, advierte Paúl Cárdenas, investigador del Instituto de Microbiología de la Universidad San Francisco de Quito (USFQ).

Comerciantes de Quevedo tienen grandes expectativas de ingresos económicos con la visita de familias a sus difuntos en cementerio local. Foto: Katty Loor. Foto: El Universo

Variante delta detectada en 75 % de casos analizados

Hay un factor adicional por el que las autoridades sanitarias y los especialistas no bajan la guardia, más aún en este feriado: la presencia en todo el país de la variante delta del SARS-CoV-2 y sus subvariantes, cuya capacidad de transmisión es más alta que los otros tipos.

“Tiene algunas mutaciones que están relacionadas con que la ventana de contagio de las personas infectadas es más larga, es decir, las personas son contagiosas por mucho más tiempo. Además, este virus se replica muy bien en las vías respiratorias altas, o sea, en la nariz. A pesar de que una persona empieza a desarrollar síntomas abajo, como neumonía, etc., sigue teniendo alta carga viral en las vías respiratorias altas. Y parece que este virus se pega mejor al receptor de los humanos”, explica Cárdenas, quien detalla que dicha variante ha sido identificada en el 75 % de los casos analizados en las últimas semanas.

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El aumento de casos confirmados después de un feriado con respecto a la tendencia previa al periodo de asueto es una realidad. En los cuatro días previos al descanso por la conmemoración de la independencia de Guayaquil, que comprendió del 8 al 10 de octubre pasados, el país experimentó un aumento de contagios de hasta 250 casos en un día. Mientras que después del feriado, el Ministerio de Salud Pública (MSP) registró incrementos diarios de hasta 631 casos, como en el 12 de octubre, aunque podría considerarse que es un tiempo muy corto.

Sin embargo, el 19 de octubre, los contagios confirmados más recientes ascendieron a 356; el 20 de octubre, 569; el 21 de octubre, 386. En cambio, el 24 y 25 de octubre, los casos nuevos se situaron en 26 y 27 registros, en ese mismo orden; pero un día después la cifra subió a 200. En ese último día, las autoridades del MSP contabilizaban 515.859 casos confirmados de COVID-19 desde el año pasado.

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Las playas son los principales destinos aprovechados para visitar durante los feriados. Foto: David Cruz

En estas últimas semanas enfermaron María y sus dos hijos, quienes estaban vacunados y, por lo que creen, los síntomas fueron leves.

“Tenemos aún la duda de dónde nos contagiamos, si fue en la playa (sin tener contacto directo con nadie) o cuando compramos unos muebles en un lugar cerca de Santa Elena, donde las personas nos ayudaron a embarcar las cosas en el carro y hubo como más contacto, pero siempre usamos la mascarilla”, cuenta la madre de familia.

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La vacunación, estrategia aliada de la reactivación, pero aún hay riesgos

La vacunación ha sido clave para reducir el impacto de la pandemia en la salud de la población, comentan los especialistas consultados, quienes recomiendan varias medidas preventivas a los ciudadanos que tienen previsto viajar.

En primer lugar, los turistas deben tomar en cuenta los niveles de vacunación de los cantones o provincias que prevén visitar, pues hay varias localidades donde esa inmunización no llega al 50 % de la población que tiene que recibir las dos dosis, como Morona Santiago que presenta el 42 %, a diferencia de Guayas, Tungurahua o Pichincha, según los registros del MSP hasta la mañana de este 29 de octubre.

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Cobertura de vacunación (dos dosis) en población de 5 o más años. Crédito: Ministerio de Salud Pública.

Aquí puede acceder a la ficha más reciente de los casos confirmados de COVID-19.

No obstante, independientemente del sitio que se visite se debe usar la mascarilla (que tape la boca y nariz) y el constante lavado de manos. Alberto Campodónico, médico clínico e intensivista de la clínica Kennedy, refiere el riesgo de viajar en transportes masivos y la importancia de usar ese aditamento durante el viaje en taxis o en los buses que tomará el viajero para evitar el contacto con el aire viciado.

“Si se viaja a la Sierra y se tienen que mantener las ventanas cerradas, el aire que está dentro del bus no tiene un recambio adecuado, no hay una circulación y así se pasa por dos, tres, cuatro, cinco ocho horas. Imagínese si no hay un distanciamiento físico adecuado”, señala el galeno, docente de la Universidad Católica de Santiago de Guayaquil (UCSG), quien recomienda a las cooperativas de transporte público que realicen paradas cada cierto número de horas.

Operaciones de la terminal terrestre de Quito. Cortesía: Epmmop.

Charlie Santander, colaborador de la compañía Zaracay, en Guayaquil, destaca el proceso de desinfección de las unidades y descansos programados durante los viajes.

“Se hace sanitización durante 20, 25 minutos, mientras los pasajeros comen algo”, asegura el oficinista.

Ya en los destinos del turista o en la ciudad del ciudadano que prefirió quedarse, se sugiere, en lo posible, evitar actividades en lugares cerrados y de alta concurrencia.

“En los sitios cerrados, poco ventilados, hay un mayor riesgo de tener aerosoles (pequeñas partículas sólidas o líquidas de tamaño inferior a 100 micras que pueden flotar en el aire por cierto tiempo y que podrían contener el virus), por lo tanto, la percepción de riesgo hay que seguirla manteniendo si es que se va a ir a un sitio con mucha gente”, explica el doctor Washington Alemán, director de la unidad de prevención de enfermedades infecciosas del Municipio de Guayaquil.

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“Las visitas deben usar mascarilla”

El galeno pide a la ciudadanía que no relaje los cuidados ante la percepción errónea que se podría tener de una aparente normalidad frente a la pandemia. Esos cuidados también atañen a aquellas actividades con amistades muy cercanas, que quizás no se protegen como se espera y que el uso de una mascarilla en esas reuniones domésticas podría significar una oportunidad de vida ante un riesgo de muerte, añade el doctor Campodónico. (I)